Las debilidades de nuestro sistema de salud siguen allí: falta de médicos especialistas, mora quirúrgica y carencia de equipo e insumos, así como la eterna escasez de medicamentos. Son los males de nunca acabar en hospitales de la Caja de Seguro Social (CSS) y el Ministerio de Salud (Minsa).
La última polémica se reportó en la CSS luego que el director de la entidad, Enrique Lau, informara que la entidad entabló procesos administrativos a 138 médicos especialistas que incumplieron sus contratos.
Los “contratos” a los que se refería Lau tienen que ver con aquellos que firman los médicos seleccionados por concurso para una plaza de residencia, que les permite formarse como especialistas. En este caso, el director informó que los especialistas, formados entre 2010 y 2021, en lugar de brindar el servicio al Estado, migraron al sector privado.
¿Qué dice la norma? El Decreto Ejecutivo 321 del 24 de julio del 2018, que reglamenta los concursos de residencias médicas de las instituciones del Estado, señala en su artículo 59 que todo ganador de una plaza debe suscribir un contrato con la entidad, comprometiéndose a prestar sus servicios como especialista en la región, hospital o centro de salud designado en dicho contrato, por un término no menor al doble del tiempo de duración de la residencia.
Lo anterior significa, por ejemplo, que si a un médico le toma cuatro años lograr su especialidad, deberá brindar su servicio ocho años al centro hospitalario que se le asigne. En este caso, los especialistas incumplieron con el acuerdo y ahora la CSS les está exigiendo la devolución del dinero, lo cual asciende a $10.6 millones, a razón de $77 mil por médico.
Uno que conoce muy bien el tema es Enrique Mendoza, exdecano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá, quien señaló que el país forma a sus médicos especialistas desde la primera mitad del siglo XX. De hecho, fue el propio Mendoza quien, entre 1994 y 2003, impulsó, junto a entidades de salud, los programas de residencia y formación de médicos internos a nivel universitario.
Por ejemplo, explicó que como parte de su entrenamiento, los médicos especialistas en formación afianzan sus conocimientos en países como México, Brasil, España, Colombia y Estados Unidos. Ellos viajan entre seis meses y un año a estas regiones, con el fin de afianzar sus conocimientos.
En palabras de Mendoza, el problema de la mala distribución de especialistas es global, ya que no es un tema exclusivo de Panamá y los profesionales de la salud prefieren las áreas urbanas.
También recordó que cuando un médico ingresa a un programa de residencia, debe pasar por una serie de exámenes y que, de acuerdo con la Ley 43 de 30 de abril de 2003, que regula el internado y la residencia, estos ya son funcionarios pero son los únicos a los que luego se les exige un contrato para nombrarlos como especialistas, lo cual en su opinión no es correcto.
En base a sus años de experiencia en el área de la ciencia, el exdecano de la Facultad de Medicina recomienda “elevar” el nivel de los servicios de salud en las áreas de difícil acceso, brindar a los médicos especialistas mayores atractivos económicos para que asistan a estas zonas y crear más facilidades.
“Estas son recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. El problema no es el número [de especialistas]; el problema es la distribución”, subrayó Mendoza.
Las cifras
Lo último planteado por el exdecano tiene cierta lógica, si se analizan las cifras de la distribución del personal de salud en el país.
En 2020, según cifras de la Contraloría General de la República, Panamá tenía 6 mil 932 médicos y 6 mil 913 enfermeras para las 800 instalaciones del Minsa, la Caja de Seguro Social y otras dependencias sanitarias. Es decir, 13 mil 845 médicos y enfermeras para una población estimada de 4.1 millones de habitantes, lo que representa una densidad de 33.7 profesionales por cada 10 mil habitantes.
La densidad del país cumple con los estándares de la Organización Panamericana de la Salud, que la sitúa en 25 profesionales por cada 10 mil habitantes como rango mínimo. No obstante, la distribución no es equitativa y la carencia es notable en las provincias de Darién y Bocas del Toro, así como en las comarcas Ngäbe Buglé y Guna Yala. En esas áreas no se llega a 20 profesionales por cada 10 mil habitantes.
A juicio de Domingo Moreno, coordinador de la Comisión Médica Negociadora Nacional, este es un problema de vieja data y mencionó que una de las aristas es que también en estos temas está “la política metida”.
“Hay algunos especialistas que tienen padrinos políticos y consiguen trasladarse a los hospitales de la ciudad de Panamá o a las áreas urbanas, y dejan sin personal a las provincias rurales”, manifestó.
No obstante, Moreno coincidió con el exdecano al señalar que, en otros casos, los especialistas no cuentan con el equipo adecuado en las zonas apartadas y terminan refiriendo a pacientes a los hospitales de la provincia de Panamá.
“Si bien hay un contrato firmado que los médicos deben cumplir, también necesitamos que el Estado planifique mejor la distribución del personal y dotarles del equipo e insumos”, aportó.
Mientras que el director de la CSS dijo a este medio ayer miércoles que los 138 especialistas fueron seleccionados en un concurso y cada uno firmó un contrato con la institución en el que está obligado a trabajar donde la entidad los necesite, pero no lo cumplieron.
“Ahora deberán devolver a la entidad todo lo que se les dio”, subrayó el director de la CSS.
Actualmente, en Panamá existen cinco instalaciones hospitalarias formadoras de la CSS: el Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo Arias Madrid (Panamá), el Hospital de Especialidades Pediátricas Omar Torrijos Herrera (Panamá), el Hospital Dr. Rafael Hernández L. (Chiriquí), el Hospital Dr. Manuel A. Guerrero (Colón) y el Hospital Dr. Rafael Estévez (Coclé). En el caso del Minsa, están el Hospital Santo Tomás y el Hospital del Niño José Renán Esquivel, ambos en Panamá.
Esta formación es parte del programa único de médicos especialistas entre la CSS, el Minsa y la Universidad de Panamá.