Un estudio pionero realizado por científicos del Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud (Icges) reveló una alta prevalencia de infecciones asintomáticas o sin síntomas por Plasmodium vivax, el parásito causante de la malaria o paludismo, en tres regiones endémicas y 100% indígenas de la comarca Guna Yala.
El estudio, publicado en la revista científica Plos One en julio pasado, abarcó tres comunidades de la comarca: Ukupa, Aidirgandi e Irgandi, donde el personal técnico de control de vectores recolectó 551 muestras para análisis. Los resultados mostraron una prevalencia media de infecciones asintomáticas, siendo Ukupa la de mayor prevalencia (13.4%), seguida de Aidirgandi (11.1%) e Irgandi (3.3%).
En Irgandi se muestreó el 60% de la población; en Ukupa, el 66%; y en Aidirgandi, el 85%, porcentajes altos y representativos.
El diagnóstico microscópico detectó 13 casos asintomáticos de Plasmodium vivax, que fueron notificados de inmediato al Ministerio de Salud (Minsa). El diagnóstico molecular tardó más, ya que inicialmente se utilizó PCR en tiempo final (nPCR) y, para reforzar el estudio, se aplicó PCR en tiempo real (RT-MqPCR), que es mucho más sensible que el nPCR. Los últimos resultados también fueron notificados a las autoridades del Minsa.
La malaria generalmente causa fiebre, vómitos y dolor de cabeza; sin embargo, las infecciones asintomáticas representan un desafío significativo para la salud pública, ya que los afectados pueden no buscar atención médica debido a la ausencia de síntomas. Los científicos del Instituto Gorgas, liderados por el entomólogo Lorenzo Cáceres, subrayan que este problema requiere una acción urgente del Programa Nacional contra la Malaria.
Cáceres comentó que en Panamá se ha sospechado durante mucho tiempo que el estado inmunológico de personas con síntomas leves o subclínicos, junto con los individuos asintomáticos, podría contribuir al mantenimiento de la enfermedad en áreas de transmisión activa. Hasta ahora, estas infecciones asintomáticas no habían sido documentadas científicamente en este contexto.
Los resultados de este estudio proporcionan información crucial para las autoridades sanitarias en el desarrollo de nuevas políticas nacionales contra la malaria. Además, permitirán a los administradores del programa ajustar y diseñar estrategias de control más efectivas, integrando las infecciones asintomáticas como un componente clave en el esfuerzo por erradicar la enfermedad en el país, detalló el investigador del Instituto Gorgas.
Retroceso
En Panamá, el número de casos de malaria ha disminuido en las últimas décadas, como se observa en muchos países de la región, alcanzando un promedio anual de 647 casos entre 2008 y 2018. Sin embargo, durante los últimos años ha habido un resurgimiento sustancial de la malaria, registrándose un promedio anual de 3,818 casos entre 2019 y 2022, señala el estudio.
El número total de casos de malaria en 2022 fue de 7,112, similar a los niveles observados hace 65 años, al inicio de la campaña de erradicación de la malaria en 1957.
Hasta la fecha, no ha habido informes técnicos que evalúen los principales factores responsables del aumento de la incidencia de malaria, ni recomendaciones sobre estrategias para enfrentar la epidemia y reducir el número de casos. Para abordar esto, es necesario comprender la dinámica de transmisión de la malaria en sitios endémicos, principalmente dentro de focos con transmisión constante, y el potencial para causar brotes epidémicos en diferentes regiones endémicas y no endémicas de Panamá.
Es fundamental investigar la importancia clínica y de salud pública de los pacientes asintomáticos como fuentes de infección para el mantenimiento de la malaria. La falta de datos sobre el reservorio asintomático del parásito puede subestimar la carga, socavar los esfuerzos para la eliminación del parásito y comprometer las oportunidades de interrupción de la transmisión y los esfuerzos para lograr la erradicación de la malaria.
Por lo tanto, los científicos plantearon la hipótesis de que las infecciones asintomáticas representan una fuente importante de gametocitos infecciosos (célula germinal) para los mosquitos vectores que mantienen la transmisión de la malaria en las regiones endémicas de Panamá.
Según Cáceres, existen varios factores que afectan la respuesta a la malaria. Estos incluyen la falta de una cobertura efectiva para la detección temprana de casos sospechosos, su diagnóstico y tratamiento oportuno. Además, se ha producido un cambio en el insecticida utilizado; el anterior, con un 80% de bioeficacia al quinto mes y con una cobertura de rociado del 80%, según la Organización Mundial de la Salud, ha sido reemplazado por un insecticida no evaluado. La falta de supervisión y evaluación efectiva del trabajo técnico en el campo, así como la carencia de insumos, estructuras y recursos económicos, impide mantener una respuesta adecuada ante las condiciones actuales de transmisión, precisó.
Cáceres enfatiza que es crucial identificar las fallas en el control y fortalecer las estrategias que han demostrado ser efectivas para lograr controlar esta epidemia de malaria.
Los datos del Minsa indican que para la semana epidemiológica No.30, se han confirmado 35 nuevos casos de malaria, siendo la comarca Guna Yala con mayor cantidad de afectados con 16 casos, seguido de Panamá ete con 9 casos; Darién con 5; comarca Ngäbe Buglé con 3 y Veraguas con 2 casos.
El año pasado se registró en el país un total de 1,633 casos de malaria.