La promesa de aumentar la inversión pública total en materia de ciencia, tecnología e innovación hasta el 1% del producto interno bruto (PIB), plasmada en el Plan de Acción Uniendo Fuerzas durante esta administración gubernamental, se quedó en el tintero.
Datos de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt) indican que Panamá invierte alrededor de 0.13% del PIB en esta materia, lo que se reduce a 0.08% al restar la inversión que en el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales hace Estados Unidos.
El escenario de entidades científicas como la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt) y el Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud (Icges) no cambia al transcurrir los años, puesto que el presupuesto de ambas entidades para este 2024 suma un total de $97 millones 470 mil 500, de los cuales $65 millones 261 mil 425 corresponden a la Senacyt y $32 millones 209 mil 75 al Gorgas.
Lo establecido en la Ley 418 del 29 de diciembre de 2023, que dicta el presupuesto del Estado para la vigencia fiscal de 2024, permite establecer que el presupuesto de Senacyt es menor que el presupuesto de la Asamblea Nacional, que es de $150 millones, es decir, $84 millones 738 mil 575 menos. Mientras que el presupuesto del Icges es $117 millones 790 mil 925 menos que el presupuesto que tiene la Asamblea Nacional para este año.
La Senacyt tiene bajo su paraguas los centros de investigación e innovación con la modalidad de asociación de interés público (AIP), con los que debe distribuir el presupuesto. Entre estos centros se encuentra el Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología (Indicasat), Infoplazas, el Centro Nacional de Metrología de Panamá (Cenamep), Coiba, Investigación Científica Aplicada en Tecnología de Información y Comunicaciones (Indicatic), el Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales (Cieps), entre otros tres más en formación.
El bajo presupuesto que tiene anualmente el área de ciencia, tecnología e innovación originó hace ocho años la primera Marcha por la Ciencia, para resaltar su importancia y la necesidad de un mayor presupuesto. Ayer domingo 14 de abril , la comunidad científica unió su voz para hacerse escuchar, señalando que la ciencia es clave en la toma de decisiones de un país.
La Marcha por la Ciencia es una iniciativa global que busca resaltar la importancia de la ciencia en nuestro diario vivir, que surgió debido a varias circunstancias de orden político y social.
El secretario nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, Eduardo Ortega Barría, manifestó que Panamá es uno de los países de la región de América Latina y el Caribe que menos invierte en investigación y desarrollo.
De hecho, Ortega Barría en el 2022, en una entrevista con La Prensa, advirtió que era poco probable que la meta de la inversión del 1% del PIB se lograra cumplir en esta administración, aunque la ciencia ha demostrado claramente su valor en la crisis de salud pública, social y económica que generó la pandemia.
Sostuvo que se requiere una colaboración entre los diferentes sectores del país (público, privado y académico) para incrementar la inversión, así como mejorar la capacidad de ejecución de los sectores, incrementar la demanda de investigación, innovación tecnológica por el sector productivo y la sociedad, y mejorar la gestión de los fondos de investigación para que sea ágil y efectiva.
Propuestas para fortalecer
Científicos del movimiento Ciencia en Panamá están conscientes de que hay varios factores que impiden el desarrollo científico en el país.
Ivonne Torres Atencio, presidenta de Ciencia en Panamá, subrayó entre esos factores el bajo presupuesto y resaltó la importancia de la ciencia como motor para el desarrollo del país.
Acotó que es importante sensibilizar a la sociedad en relación con la importancia de la evidencia científica en la solución de los graves problemas que aquejan al país.
Ciencia en Panamá tiene previsto presentar una propuesta de compromiso a ser asumida por parte de la próxima administración pública para fortalecer el ecosistema científico y la generación de conocimiento al servicio del desarrollo del país.
Se busca garantizar también un mayor presupuesto y la continuidad de la implementación de la Política de Igualdad de Género en Ciencia, Tecnología e Innovación 2040 (aprobada en 2023), para reducir las brechas de género a todos los niveles.
La ciencia está en búsqueda de un mayor presupuesto y oportunidades, mientras que la Asamblea Nacional destinó $100.5 millones de los ahorros de la deuda pública que permanecían en sus arcas, para cubrir los salarios de su personal transitorio y de servicios especiales, con la aprobación del Ejecutivo. Este traslado de fondos habría sido ejecutado sin el conocimiento de ciertos diputados que formaron parte o estuvieron vinculados a esa comisión legislativa entre 2019 y 2023.
Además, se habrían omitido deliberadamente las discusiones obligatorias para respaldar el exorbitante monto en la Comisión de Presupuesto.
En ese sentido, la científica de Indicasat y miembro de la junta directiva de Ciencia en Panamá, Gabriela Britton, en su cuenta indicó que este monto de $100.5 millones equivale al presupuesto del 2024 del Hospital del Niño Dr. José Renán Esquivel, 1.4 veces más que el del Instituto Oncológico Nacional, casi dos veces el de Senacyt y 17 veces más que el de Indicasat.
La @asambleapa utilizó al menos $100.5M de ahorros obtenidos por MEF en sus préstamos con organismos internacionales y otros fondos destinados al pago de intereses de la deuda pública, para pagar al personal transitorio que está en las planillas 002 y 172.
— Memoria y Salud: PARI (@memoriaysalud) April 8, 2024
En tanto, el Instituto para la Formación y Aprovechamiento de Recursos Humanos, entidad que está en medio de un escándalo por otorgar auxilios económicos no reembolsables de forma discrecional y desenfrenada maneja en pleno año electoral un presupuesto de $545.8 millones, de los cuales $421 millones 201 mil 882 son en becas de asistencia y auxilio económicos.