Está frente al Océano Pacífico, aunque muchos de sus residentes nacieron al otro extremo del país en islas sobre el Mar Caribe. Una diferencia que no les importó al momento de levantar sus viviendas. En cambio ese rejuego entre la brisa y el agua les hacía sentirse muy cerca de su natal Guna Yala.
El sitio: Koskuna en Veracruz, provincia de Panamá Oeste, que hasta este viernes 17 de abril era casi desconocida para los panameños. Ahora cobró notoriedad nacional cuando el Ministerio de Salud anunció allí un cerco sanitario porque de los 101 casos de Covid-19 detectados hasta ese momento en el corregimiento de Veracruz, 96 correspondían a esta comunidad.
En Koskuna, cuyo significado es “Sitio Sagrado”, el 99% de sus residentes es de la etnia guna. Se trata de una comunidad con unas 240 viviendas, y aunque sus habitantes no recuerdan la fecha exacta de su fundación calculan que tiene unos 40 años, es decir fue creada en 1980.
Marcial Arias, uno de los dirigentes comunitarios de Koskuna aún está sorprendido por el cerco sanitario. Al día de hoy tiene “dudas” de las estadísticas del Ministerio de Salud, que ubican al lugar con tanto casos. Para tener una idea de la gravedad de lo que ocurre allí, al día 27 de marzo todo el distrito de San Miguelito donde habita casi medio millón de personas tenía la misma cantidad de casos de Covid-19 que ahora mismo tiene Koskuna donde solo hay 3 mil pobladores.
Arias utiliza la red social Facebook para transmitir un programa que llama “El búnker de Fanny”, en honor a su difunta esposa, y a través del cual en estos últimos tres días se ha referido al tema. Desde esa plataforma también coordina con los moradores de la comunidad el día que las autoridades centrales y locales les llevarán alimentos y medicamentos debido a que no pueden salir a comprarlos.
No obstante, considera que las autoridades sanitarias los están usando como “conejillos de laboratorio”, para experimentar luego con otras comunidades las mismas medidas de control sanitario. “Si en Koskuna logran detener la propagación del virus seguramente aplicarán los cercos en otros barrios. Nosotros estamos siendo estudiados”, presume.
El líder guna reconoce que en la comunidad hay “miedo y terror”, pero a la vez resalta que deben cooperar con las autoridades de Salud. A sus 62 años está en el grupo de edad donde más muertes se registran por coronavirus (62), pero este fin de semana decidió acompañar al Gobierno en un recorrido por el lugar porque nadie quería hacerlo. “Yo le dije a mi pueblo que si muero por coronavirus, quiero que recuerden que lo hice por ustedes”, acotó.
Lo que lamenta tras este cerco sanitario, en el que nadie entra y nadie sale del lugar, es que se podría estigmatizar la figura del guna. En palabras de Arias temen que se llegue a pensar que el guna es sinónimo de coronavirus.
Pero ¿qué llevo a esta pequeña comunidad a ser foco de contagio? La respuesta la tiene el director de la Región Metropolitana de Salud, Israel Cedeño, quien sigue de cerca el caso y forma parte del equipo que busca controlar la propagación del virus en la zona.
“Allí hay aproximadamente 240 casas, pero el tema es que en cada vivienda hay tres o cuatro familias, es decir viven en hacinamiento. Eso es un medio riquísimo para cualquier enfermedad infecto-contagiosa y en especial el coronavirus”, manifestó el epidemiólogo.
De acuerdo con las investigaciones de las autoridades, desde el miércoles de la semana pasada se comenzó a reportar el brote de casos en Koskuna, por lo que comenzaron a enviar a hoteles a algunos de los pacientes con algún tipo de vulnerabilidad. Además llevan a cabo toma masiva de muestras para detectar el mayor número de contagios.
Para Cedeño si hay 20 personas viviendo en un cuarto obviamente el contagio era inevitable y tomaron la decisión de hacer el cerco porque “lamentablemente” no seguían indicaciones. Precisamente, argumentó que sino tomaban esa medida la población de Koskuna podría propagar el virus de forma exponencial, ya que los gunas tienden a migrar con mucha frecuencia.
De hecho, el Ministerio de Salud ya investiga un brote de casos en Guna Nega, corregimiento de Ancón, donde también hay hacinamiento de personas en las viviendas. Como se recordará esta comunidad también de la etnia guna está a pocos metros del relleno sanitario de Cerro Patacón, lo que complicaría mucho más el escenario.
A esto hay que agregar que tanto en Koskuna como en Guna Nega el acceso al servicio de agua no es el más óptimo, en medio de una pandemia donde lo que se pondera es el lavado de manos y otras medidas sanitarias que ameritan de la utilización de ese recurso líquido.
Para garantizar la cuarentena en Koskuna se colocaron vallas metálicas en la entrada de la comunidad y hay unos 65 agentes de los estamentos de Seguridad, quienes supervisan y vigilan férreamente lo que acontece.
De este panorama dio cuenta Miguel Alfaro, otro residente de la comunidad, quien lamentó que dos de sus líderes y fundadores de Koskuna hayan perdido la vida por el agresivo Covid-19 durante esta última semana. De ellos solo les queda algunos recuerdos.
Por ejemplo, describe que fueron estos abuelos quienes les heredaron que “todos deben comer por igual”, y que las familias deben permanecer unidas y ayudarse siempre. Por tal razón es que como parte de su cultura varias familias conviven en una sola vivienda.
En la casa de Miguel habitan 17 personas distribuidas en cinco cuartos. Aunque también conoce de hogares en esa comunidad donde hay 20 personas y hasta 30 en una sola vivienda, una especie de gesto de solidaridad que en tiempos de coronavirus los traiciona y de alguna manera contribuye a la propagación del virus entre ellos.
“Es nuestra forma de ser y de ayudar a la familia”, señala el guna sobre el estilo de vida de las personas en Koskuna, el ahora popular caserío de Veracruz que vive acorralado por el agresivo y mortal coronavirus.