Mucho se habla de lo que ocurre en el archipiélago de Guna Yala, donde varias islas están siendo afectadas por el aumento del nivel del mar en medio de una crisis climática que azota al mundo.
No obstante, en el otro extremo del país, específicamente en el distrito de Kusapín, comarca Ngäbe Buglé, sus pobladores observan cómo, en los últimos 12 años, las olas muestran un mayor tamaño y, en algunos casos, han tenido que abandonar sus viviendas en la costa y adentrarse a tierra firme.
Y sus temores tienen base. Este distrito, de unas 33 mil personas, fue identificado por el Ministerio de Ambiente como una de las zonas del país más vulnerables al cambio climático y con una capacidad adaptativa “muy reducida”, factor que incrementa aún más su nivel de exposición y riesgo frente a fenómenos atmosféricos como el aumento del nivel de las aguas marinas, de las lluvias o de los huracanes.
Autoridades locales de la zona indígena, como Antonio Smith, alcalde de Kusapín, subrayan que el aumento del nivel del mar ya obligó a algunas personas a salir de sus casas que están a orillas de la playa.
Smith explicó que el cambio climático está golpeando el 89% de la costa de Kusapín. “Las comunidades han tenido que buscar refugio un poco más hacia tierra firme, ya que la marea alta ha dañado varios kilómetros de playa del lugar”, expresó el alcalde y calculó que en el distrito podría haber unas 11 mil personas afectadas.
El proyecto
Frente a este escenario, el Ministerio de Ambiente —con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación y el financiamiento de la Unión Europea— lanzó un proyecto para la reducción del riesgo climático y resiliencia en los asentamientos humanos en este distrito, donde las brechas sociales y económicas son cada vez más profundas y los impactos del calentamiento global son evidentes.
En términos concretos, este programa, cuyo tiempo de duración será de dos años, implica varias etapas. La primera tiene que ver con la creación de un equipo técnico interinstitucional y con comunicar a la población sobre lo que se busca con este proyecto en el distrito.
También contempla un estudio de vulnerabilidad climática y la elaboración de mapas de riesgo, así como la construcción de la visión de desarrollo del municipio, zonificación de usos preferentes y puesta en marcha de proyectos de desarrollo que incluyan medidas de adaptación al cambio climático.
De acuerdo con los gestores de este programa, los beneficiados serían emprendedores turísticos, agricultores locales, artesanos locales, pescadores artesanales, líderes comunitarios, el congreso general Ngäbe Buglé y la comunidad.
Hidalgo Taylor, planificador del Municipio de Kusapín, manifestó que ante la erosión de la playa, daños a los cultivos y otros impactos del calentamiento global, es necesario realizar los estudios que propone el programa, que inicia el próximo 5 de octubre.
“El Municipio está viendo el tema del ordenamiento territorial y planificación del desarrollo, pero no se puede planificar sin saber qué zonas se pueden desarrollar y cuáles no”, aportó.
A juicio de Taylor, se trata de una experiencia “nueva”, pero están dispuestos a asumir el reto, porque de lo contrario seguirán viendo las pérdidas de sus costas o no sabrán cómo hacer frente a los efectos del cambio climático. “La reducción de riesgo es necesaria en nuestra comunidad”, concluyó.
El ministro de Ambiente, Milciades Concepción, destacó que esta iniciativa se dirige a atender las condiciones de vulnerabilidad y marginación que afrontan las comunidades de Kusapín.
En tanto, Isabela Matusz, embajadora de la Unión Europea en Panamá, destacó los dos enfoques que guarda este proyecto: el humano y el que busca generar soluciones en un territorio con alto valor social y cultural, que en este momento está expuesto a los impactos y riesgos del cambio climático.
Informes del Ministerio de Ambiente indican que la comarca Ngäbe-Buglé, además de corregimientos en Bocas del Toro y en la zona norte de Veraguas, muestra una capacidad adaptativa muy reducida al cambio climático.
También el área de Guna Yala, corregimiento de Darién, y la comarca Emberá presentan una alta vulnerabilidad, así como el área sur de Veraguas y Los Santos, por sus indicadores socioeconómicos y capacidad adaptativa reducida.