La pérdida del aprendizaje en el laberinto del paro

La pérdida del aprendizaje en el laberinto del paro
La afluencia de ayer de estudiantes, docentes y administrativos en los centros educativos fue baja, informó el Meduca.


El llamado del Ministerio de Educación (Meduca) de que ayer 7 de noviembre se reiniciaban las clases fue ineficaz, ya que la afluencia de estudiantes, docentes y administrativos en los centros educativos del país fue baja.

En la ciudad de Panamá, la mayoría de los docentes se concentró en la iglesia del Carmen, a las 10:00 a.m., para continuar sus jornadas de protestas para exigir la derogación de la Ley 406 del 20 de octubre de 2023 referente al contrato del Estado con la empresa canadiense First Quantum Minerals.

Los educadores en la protesta gritaban consignas, ondeaban banderas de Panamá y llevaban pancartas con mensajes como “Queridos alumnos y padres de familia siento mucho no estar en el aula, tuve que salir a protestar por tus derechos. Ojalá comprendas. No tengo otro camino que la protesta. No te dejo de enseñar, te enseño a luchar”.

Ante esta situación, Aldo Bazán, presidente de la Asociación de Padres de Familia de Escuelas Oficiales, manifestó a La Prensa que están preocupados por el sistema educativo del país, puesto que en la lucha llega un momento en el que hay que medir las afectaciones que genera una acción.

Subrayó que comprenden la situación coyuntural que se vive en el país en rechazo al contrato minero, pero es oportuno de que el Meduca y los gremios docentes pongan en la balanza la educación de los alumnos.

Bazán recordó que en el calendario escolar se estableció que los exámenes trimestrales deberían comenzar el próximo 20 de noviembre. “Este paro indefinido afecta las fechas de los exámenes finales, así como las prácticas profesionales de los estudiantes”, dijo.

“Hay que buscar una mediación para culminar el año escolar de manera que no se vean afectados los estudiantes, ya sea que se derogue la Ley 406 o la Corte Suprema de Justicia se pronuncie”, expresó el presidente de la Asociación de Padres de Familia de Escuelas Oficiales.

La ministra de Educación, Maruja Gorday Villalobos, sostuvo que no es necesario el acuerdo de finalización de huelga, ya que fue el Meduca que suspendió las clases por la situación que atraviesa el país.

Además, remarcó que solo faltan 29 días hábiles para culminar el año escolar. El tercer y último trimestre se inició el 18 de septiembre al 22 de diciembre. El calendario escolar señala que el período de balance y graduaciones de los estudiantes será del 26 al 29 de diciembre de 2023, según Gaceta Oficial.

Por su parte, Yair Velásquez, de Jóvenes Unidos por la Educación, manifestó que la situación educativa en Panamá es preocupante, ya que las interrupciones de clase, independientemente de la causa, han resultado en pérdidas significativas en conocimientos y de competencias fundamentales, que no serán fáciles de recuperar. Sin embargo es necesario recalcar que no son la raíz del problema, expresó.

“Cada interrupción de clases afecta la retención escolar y las oportunidades de aprendizaje de los niños. Para mejorar, es imprescindible implementar propuestas que gozan de amplio respaldo como el Compromiso Nacional por la Educación (2017)”, añadió.

Jóvenes Unidos por la Educación manifestó que respetan que el derecho a protestar pacíficamente, pero podemos buscar soluciones más eficaces para todos, como se han planteado como protestar en turno contrario a la jornada escolar o, de requerirse, dar clases a distancia-, por lo que reiteramos a las autoridades la necesidad de garantizar el acceso a la educación para todos los niños y jóvenes en un contexto de crisis educativa persistente, donde ya debiéramos estar preparados debido a lo aprendido durante pandemia.

La organización cree firmemente que los panameños podemos lograr consensos y metas conjuntas, a fin de ofrecer una educación de calidad, equitativa e inclusiva para todos los niños y jóvenes.

La pérdida del aprendizaje en el laberinto del paro
De los cuatro millones de habitantes de Panamá, alrededor de 900,000 son estudiantes. La gran mayoría de ellos, el 87%, asisten a escuelas oficiales. Archivo

Los estudiantes, los más afectados

La situación que se vive en el país pasa factura a la educación, puesto los niños y jóvenes panameños que dependen del sistema oficial educativo pasaron casi 18 meses fuera del aula, debido a la pandemia de covid-19.

De los cuatro millones de habitantes de Panamá, alrededor de 900,000 son estudiantes. La gran mayoría de ellos, el 87%, asisten a escuelas oficiales.

La pandemia dejó en evidencia muchas de las desigualdades inherentes en el sistema educativo existente.

De hecho, Panamá antes de la pandemia estaba por debajo del promedio de América Latina y el Caribe en el área curricular de lectura, matemática y ciencias naturales.

Así lo demostró el Estudio Regional Comparativo y Explicativo, ERCE 2019, presentado en noviembre de 2021 por la Organización de las Naciones Unidas para la Cultura, las Ciencias y la Educación (Unesco, por sus siglas en inglés), en el que Panamá obtuvo un puntaje total de 659.12, lo que ubica el desempeño escolar por debajo del promedio regional, que ronda los 700 puntos.

La puntuación de Panamá desmejoró en comparación con el estudio de TERCE 2013, donde logró 670.25 puntos, como resultado de un retroceso en todos los aspectos evaluados.

En ERCE 2019 participaron 10 mil 978 estudiantes panameños de tercer y sexto grado de escuelas oficiales y particulares del país.

Especialistas en educación consultados indican que a pesar de las diversas iniciativas implementadas para la recuperación de los aprendizajes después de dos años de clases a distancia, la realidad es que la educación panameña venía de un declive en la calidad de los aprendizajes de los estudiantes. Mientras que las pruebas estandarizadas nacionales e internacionales, por lo que urge una estrategia continua de implementación de alternativas, especialmente, el caso de los niños más vulnerables.

Esta interrupción de clases, sumada a la ocurrida en julio del año pasado, no contribuye a que los estudiantes puedan tener al menos un año lectivo normal y sin interrupciones lo que no les permite apropiarse de los conocimientos, habilidades actitudes y destrezas que requieren. Eso los pone en una posición de vulnerabilidad educativa: son más propensos a salir del sistema; a no volver a clases después de finalizada cualquier interrupción; o a volver con tantas lagunas que su permanencia en la escuela está seriamente comprometida, plantean los especialistas.

Además, señalan que la precariedad educativa afecta especialmente a uno de cada tres niños panameños que es pobre multidimensional. Es imprescindible que los educadores retornen a clase a fin de ofrecer la oportunidad a sus estudiantes de recuperar los aprendizajes que nunca lograron obtener, debido a los meses que se permaneció en clases a distancia.



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