Este año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) subrayó la “urgencia” de transformar la salud mental y los cuidados conexos. Panamá no escapa de esa realidad.
Estadísticas de este organismo dan cuenta que casi mil millones de personas –entre ellas, un 14% de los adolescentes de todo el mundo– estaban afectadas por un trastorno mental. Los suicidios representaban más de una de cada 100 muertes y el 58% de ellos ocurría antes de los 50 años de edad.
En el caso de Panamá, reportes del Ministerio de Salud precisan que cada tres días ocurre un suicido. Se trata de un escenario que es seguido muy de cerca por organizaciones médicas nacionales como la Sociedad Panameña de Psiquiatría.
Giselle Guevara, presidenta de la Sociedad Panameña de Psiquiatría, señala que la salud mental en Panamá está “comprometida”, porque establecer números o estadísticas es bastante difícil; no obstante, subraya que en la práctica diaria llegan pacientes con trastornos de ansiedad y muchos procesos de duelo debido a la pandemia causada por la covid-19.
“Las personas en el país han experimentado muchas pérdidas y no solo de seres queridos. También están las pérdidas económicas y las relacionadas con afectaciones a su salud”, explicó.
En la víspera del Día Mundial de la Salud Mental, que se conmemora el próximo 10 de octubre, Guevara indica que una de las condiciones más frecuentes que atiende es la depresión, la cual dijo que es una enfermedad y no un estado de ánimo transitorio, como a veces se quiere plantear.
De hecho, consideró que es muy oportuno el lema “hacer de la salud mental y el bienestar para todos una prioridad mundial”, con el que se busca promover este año la salud mental en el mundo.
“La salud mental no es cuestión de temporadas, es algo constante. Aunque creo que con la pandemia, las personas estuvieron mas conscientes sobre la importancia de la salud mental, porque vivieron en carne propia temas como el confinamiento”, puntualizó.
A juicio de la especialista, sin salud mental no hay salud y, como bien lo dice el lema de este año, la salud mental debe ser una prioridad.
En cuanto a las estadísticas sobre las conductas suicidas en el país, hay que prestarle la debida importancia y resalto que hay oenegés haciendo campañas de prevención.
“Necesitamos que la población comprenda que esto es un problema real y brindar el respaldo que la persona requiera, tanto médico como familiar”, añadió.
En términos generales, Guevara concluye que el país se enfrenta a desafíos como destinar los recursos adecuados para atender la salud mental de la población, proporcionar los medicamentos a los pacientes y crear entornos en el área de salud amigables, tanto para el personal como para el paciente.