Han pasado 43 años desde que el mundo conoció los primeros casos del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida). En estas más de cuatro décadas, los avances médicos y sociales han salvado innumerables vidas. Sin embargo, el objetivo global de eliminar el sida para 2030 sigue siendo un desafío enorme, que no solo requiere políticas efectivas, sino también empatía y solidaridad.
En Panamá, el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y el sida continúan presentes, afectando principalmente a personas en edad productiva (de 20 a 45 años). Según datos del Departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud (Minsa), hasta noviembre de 2024 se han registrado 1,536 nuevos diagnósticos de VIH/sida, de los cuales 1,240 corresponden a VIH y 296 son casos avanzados de sida.
Detrás de estas cifras, existen personas como Manuel (nombre ficticio), un joven de 32 años que recibió su diagnóstico de VIH hace un año. “Al principio sentí que mi vida se derrumbaba, pero con el apoyo de mi familia y el tratamiento adecuado, aprendí que el diagnóstico no me define. Hoy sigo trabajando, soñando y viviendo”, comparte con esperanza.
Las regiones con mayor incidencia este año son la región metropolitana, con 426 casos; la comarca Ngäbe Buglé, con 258; y Panamá Oeste, con 211. Estas cifras no solo reflejan la distribución geográfica de los casos, sino también las desigualdades en el acceso a información y a los servicios de salud.
Comparado con 2023, las estadísticas muestran un descenso en los diagnósticos. El año pasado se reportaron 2,087 casos, de los cuales 1,496 correspondían a VIH y 591 a sida, sin embargo, aún no finaliza este 2024. Este aparente avance podría ser resultado de los esfuerzos en prevención, detección temprana y tratamiento. Sin embargo, los expertos advierten que no es momento para bajar la guardia, ya que siempre hay aumentos de casos.
Cada número en estas estadísticas representa una historia, una vida que se transforma. “Necesitamos seguir educando a la población, facilitando pruebas rápidas y, sobre todo, eliminando el estigma que aún rodea a esta enfermedad”, subrayó Natasha Dormoi, coordinadora de país de la organización Aids Healthcare Foundation (AHF).
En el marco del Día Mundial de la Lucha contra el VIH, Dormoi instó a los gobiernos a implementar políticas inclusivas que garanticen el acceso a la prevención, el diagnóstico y el tratamiento para todas las personas. “Con un esfuerzo conjunto, podemos avanzar hacia un futuro en el que el VIH deje de ser una amenaza”, añadió.
Entre las estadísticas también se muestra que se han contabilizado 115 embarazadas con VIH positivo. El mayor número de casos se encuentra en Chiriquí (24), la región Metropolitana (21), la comarca Ngäbe Buglé (19) y Panamá Oeste (14).
Orlando Quintero, presidente de la Fundación Pro Bienestar y Dignidad de las Personas Afectadas por VIH/SIDA, indicó que, como todos los años, los casos nuevos de VIH siguen en aumento.
Los datos del Programa Conjunto de Naciones Unidas sobre el VIH/sida (Onusida) de 2023 colocan a Panamá como el primer país de Centroamérica con mayor cantidad de nuevas infecciones de VIH, con un estimado de 1,800 casos, seguido muy de cerca por Costa Rica, con 1,700.
Mientras tanto, Panamá es el segundo país en la región con mayor número de personas viviendo con VIH (30,000 en total), después de Guatemala, que tiene 35,000, según el documento de Onusida.
El camino hacia el fin del VIH
El Día Mundial de la Lucha contra el VIH es un recordatorio de que aún queda mucho por hacer para poner fin al VIH en la región. “El incremento de las nuevas infecciones por VIH desde 2010 en América Latina, especialmente en poblaciones clave como hombres que tienen sexo con hombres, mujeres trans y trabajadoras sexuales, nos muestra que no podemos bajar la guardia”, afirmó Jarbas Barbosa, director de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) al subrayar la necesidad urgente de implementar estrategias de prevención más accesibles y efectivas.
La OPS reitera su compromiso con el acceso universal a la salud y con la implementación de una prevención combinada, que incluya la PrEP (profilaxis pre exposición), la PEP (profilaxis post exposición), los preservativos y los testeos.
“El VIH sigue siendo un problema de salud pública en nuestra región, pero podemos cambiar el curso de la epidemia si integramos la prevención en la atención primaria de salud. La PrEP es una herramienta clave en esta lucha, y debemos garantizar que todos, especialmente las poblaciones en mayor riesgo, tengan acceso a ella de manera equitativa y sin discriminación”, destacó Sylvain Aldighieri, director del departamento de Prevención, Control y Eliminación de Enfermedades Transmisibles de la OPS.