Las Mil Polleras: Una fiesta de identidad y tradición en Panamá

Las Mil Polleras: Una fiesta de identidad y tradición en Panamá
A través de la Ley 116 de 2013 se declara el día del desfile de las Mil Polleras el segundo sábado de enero de cada año. LP Alexander Arosemena


La pollera, el traje típico por excelencia de Panamá, es la protagonista indiscutible. Cada una está hecha a mano con dedicación, adornada con encajes, bordados y colores vibrantes que reflejan las raíces de cada región del país. Usar una pollera no es solo lucir un vestido hermoso; es llevar en cada hilo el trabajo de artesanas y artesanos que mantienen viva esta tradición.

Desde que comienza el desfile, las calles de Las Tablas se llenan de música, risas y el repique de los tambores. Mujeres de todas las edades caminan con gracia, luciendo sus polleras con tembleques y joyas que brillan bajo el sol. Familias enteras viajan desde todas partes del país y del extranjero para ser parte de esta celebración que enaltece la identidad panameña.

No solo se trata de admirar los trajes, sino también de disfrutar del ambiente festivo. Hay tamboritos, bailes típicos y deliciosos platos como tamales, empanadas y el clásico sancocho. Es un día donde la cultura se vive y se comparte en cada rincón.

Las Mil Polleras: Una fiesta de identidad y tradición en Panamá
La fiesta de las mil polleras


El Desfile de Las Mil Polleras no solo es una ventana al pasado; también impulsa el presente. Gracias a este evento, artesanas, músicos y emprendedores encuentran una plataforma para mostrar su talento y trabajo. Además, fortalece la economía local y atrae turistas que quedan maravillados con la riqueza cultural de Panamá.

Las Mil Polleras es más que un desfile: es un recordatorio de quiénes somos, de nuestras raíces y de lo que nos hace únicos. Cada pollera que desfila cuenta una historia, y cada persona que asiste se lleva un pedacito del alma panameña en su corazón.

Este desfile no solo honra nuestra herencia, sino que nos une como nación. Porque en cada paso, en cada acorde de tambor y en cada sonrisa de quien lleva la pollera, late con fuerza el orgullo de ser panameño.


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