Monte Lloyd y su legado: cómo la visión de un biólogo transformó las selvas de Panamá

Monte Lloyd y su legado: cómo la visión de un biólogo transformó las selvas de Panamá
Sendero El Charco. Archivo


En 2025 se cumplen 25 años de la reversión del Canal de Panamá, un hecho que inspira a recordar a mi entrañable amigo Monte Lloyd. Este gran biólogo de campo, apasionado de las selvas istmeñas y sus innumerables formas de vida, dedicó su trabajo a comprender la naturaleza, con especial interés en las cigarras. El destino quiso que este profesor de la Universidad de Chicago desempeñara un papel clave en la creación, en 1980, del Parque Nacional Soberanía, un hito histórico para la conservación ambiental en Panamá.

Monte, alto, desgarbado, brillante y visionario, era una mente prodigiosa. Sus ideas surgían en torrentes, y cuando una lo apasionaba, sus ojos brillaban y sus brazos se agitaban como un moderno Don Quijote. Así como proponía teorías, las cuestionaba con una sonrisa pícara, siempre dispuesto a buscar la verdad científica.

Monte Lloyd y su legado: cómo la visión de un biólogo transformó las selvas de Panamá
Monte Lloyd (1927-2000)

Nacido en 1927 en Nebraska, Monte obtuvo su licenciatura en zoología en la UCLA en 1952 y su doctorado en la Universidad de Chicago en 1957. Fue profesor de biología en UCLA entre 1962 y 1967, y en la Universidad de Chicago desde 1968 hasta su retiro en 1992. Sus clases atraían multitudes de estudiantes, y sus investigaciones sobre cigarras lo convirtieron en una autoridad mundial en el tema.

Las selvas panameñas lo atrajeron durante sus vacaciones, teniendo como base la Isla de Barro Colorado. En la ciudad de Panamá, se alojaba en un modesto hotel cerca de la Avenida Central y disfrutaba de las conversaciones en el AP Bar, acompañado de cocineros kunas, patacones y cerveza negra bien fría.

Monte Lloyd y su legado: cómo la visión de un biólogo transformó las selvas de Panamá
El Parque Nacional Soberanía ocupa 19.5 hectáreas en los alrededores del Canal de Panamá. Foto: Christian Ziegler

Nos conocimos en la década de 1970, cuando Monte comenzó a preocuparse por la deforestación causada por la actividad humana. En esa época, yo trabajaba como antropólogo en la Dirección General de Planificación Económica y Social de la Presidencia, estudiando la pobreza entre los campesinos que colonizaban las selvas. Desde entonces, compartimos una gran amistad y un compromiso común por buscar alternativas que protegieran las selvas y ofrecieran oportunidades económicas al campesinado.

En un contexto donde las políticas sobre el Canal priorizaban la industrialización, Monte defendía con fervor la idea de que las selvas, bien protegidas y manejadas, podrían generar más ingresos y empleos que la propia vía interoceánica. Sus visiones incluían cruceros repletos de turistas interesados en la biodiversidad tropical.

Gracias a su persistencia, y con el apoyo de la antropóloga Lizia Z. Lu, Monte tuvo la oportunidad de exponer su visión al general Omar Torrijos durante un sobrevuelo en helicóptero por el Canal. Aunque Monte no dominaba el español ni Torrijos el inglés, la pasión del profesor convenció al general de que la protección de las selvas debía ser parte del futuro de Panamá.

El impacto de estas ideas se materializó en 1980, con la creación del Parque Nacional Soberanía, que protegió las primeras 20,000 hectáreas de selvas revertidas por los tratados Torrijos-Carter. Posteriormente, estas argumentaciones sirvieron de base para establecer otras áreas protegidas, como el Parque Nacional Chagres en 1985, el Parque Natural Metropolitano y el Parque Recreativo Lago Gatún. En 1993, el Parque Nacional Camino de Cruces consolidó un corredor selvático desde el Pacífico hasta el Caribe, siguiendo el curso del Canal.

Al finalizar el año 2000, los primeros cruceros comenzaron a arribar con turistas amantes de la naturaleza tropical, materializando el sueño de Monte Lloyd. Su legado perdura como un recordatorio de la importancia de la conservación para el desarrollo sostenible de Panamá.

El autor es antropólogo.


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