El pediatra y neonatólogo Iván Sierra Robles, exjefe del servicio de Neonatología del Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo Arias Madrid de la Caja de Seguro Social (CSS), condenado a cinco años de prisión junto a la farmacéutica Melia Mebis Mock Sevillano, tiene sus argumentos sobre el trágico caso que involucró la muerte de nueve neonatos y dejó a cuatro sobrevivientes con graves secuelas.
Sierra Robles recuerda que, durante la tarde del 11 de junio de 2013, los pacientes que se encontraban estables aunque bajo cuidados críticos por apnea que ameritaban soporte ventilatorio, comenzaron a descompensarse de manera súbita y escalonada. Posteriormente, algunos de ellos presentaron inestabilidad hemodinámica e intolerancia a la alimentación.
Al día siguiente, relata Sierra Robles, los neonatos desarrollaron trastornos de la coagulación, acompañados de sangrado, lo que obligó a realizar múltiples transfusiones de componentes sanguíneos en los días siguientes, saturando así el banco de sangre del hospital. Afortunadamente, los cuatro pacientes sobrevivientes comenzaron a mostrar signos de mejoría a la semana.
El médico tuvo conocimiento de que el evento tenía relación con la nutrición parenteral total a través de la enfermera jefa de sala y supervisora del piso, quien le explicó que, en la noche anterior, se habían utilizado todos los ventiladores y habían ocurrido varios fallecimientos de pacientes previamente estables.
A partir de ese momento, se empezó a investigar las causas infecciosas, ya que el médico indica que estaban lidiando aún con problemas relacionados con la bacteria KPC (Klebsiella Pneumoniae Carbapenemasa). Sin embargo, la enfermera a cargo de una de las áreas de intermedio le dio una pista al decirle que solo los dos pacientes con nutrición parenteral se habían complicado en su área. Al revisar nuevamente quiénes eran los complicados, se observó que la mayoría de ellos recibían nutrición parenteral total. Por supuesto, se dio la orden de suspender la nutrición, enfatizó.
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Inicialmente, los pacientes fueron atendidos por los médicos tratantes con el apoyo de los interconsultores. Posteriormente, el director médico estableció una mesa de situación para manejar la emergencia.
Dos hipotésis
En ese momento, las autoridades de la CSS consideraron dos hipótesis: la infecciosa y la tóxica. La primera fue descartada siete días después, tras obtener cultivos negativos y pruebas serológicas.
Sin embargo, la hipótesis tóxica cobró relevancia seis días después, cuando Hildaura de Patiño, farmacóloga y profesora de la Universidad de Panamá, y el propio Sierra Robles presentaron ante la mesa de situación la posibilidad de una intoxicación con alcohol bencílico. Luego de una revisión en el banco de medicamentos de la sala de Neonatología, se descubrió que las heparinas contenían alcohol bencílico. Fue en este punto donde comenzó el problema.
Sierra Robles enfatizó que, en el momento en que ocurrió el evento, el uso de heparina en la nutrición parenteral de neonatos era válido. También se utilizaba para las gasometrías (pruebas de gases en sangre) de los bebés.
En ese momento, las únicas heparinas con registro sanitario contenían alcohol bencílico. Todos los hospitales, tanto públicos como privados, y la compañía que producía la nutrición parenteral total, las usaban ya sea para nutrición parenteral o gasometrías, pero se desconoce por qué ocurrió solo en la CSS.
El galeno subrayó que el exdirector del Instituto Especializado de Análisis de la Universidad de Panamá, Vasko Duque, declaró que la literatura científica señala que no se conoce con certeza la concentración a la que el alcohol bencílico puede resultar tóxico para un organismo específico, por lo que no se puede especular sobre la concentración tóxica exacta.
Además, Duque dijo que, aunque es posible que el alcohol bencílico sea tóxico, no se puede determinar con certeza su concentración tóxica debido a la variabilidad entre organismos. Incluso en los casos reportados en los Estados Unidos, no se pudo confirmar que el alcohol bencílico fuera el causante directo de las muertes; sin embargo, se observó una sospecha de que, cuando se utilizó alcohol bencílico, ocurrieron estas muertes. Por esta razón, se recomendó evitar el uso de heparina con alcohol bencílico como preservante en neonatos de bajo peso o en mujeres embarazadas.
En ese momento, Duque añadió a su declaración que solamente se analizó lo que se solicitó formalmente, y en este caso, se analizó alcohol bencílico a solicitud de la dirección médica de la CSS.
Mientras tanto, Gladys Guerrero, quien era miembro del equipo técnico que llevaba a cabo la investigación, declaró que no cree que haya prevalecido ninguna de las hipótesis. Ambas se investigaron por igual.
La diferencia entre ellas es que, en el caso de la hipótesis infecciosa, no se ha podido determinar ningún agente involucrado, mientras que, en la hipótesis tóxica, no se ha podido concluir si algún medicamento, solución parenteral, alimentación enteral o nutrición parenteral fue el causante.
A juicio de Sierra Robles, no siente que sea el único culpable en esta tragedia. Considera que el proceso judicial no ha identificado a todas las personas que podrían tener responsabilidad en el caso y que su condena puede estar basada en una falta de pruebas suficientes y que podría haber otros implicados que no han sido investigados adecuadamente.
Este medio consultó sobre el caso de los neonatos al abogado y exsecretario general del Ministerio de Público, Rolando Rodríguez, quien sostuvo que tras el fallo de la Corte Suprema de Justicia el médico tiene derecho a pedir una revisión del caso, posteriormente si no resulta a su favor, puede acudir al juez de cumplimiento y solicitar que se le reemplace la pena por trabajo comunitario.
Este caso subraya la importancia de la vigilancia en la administración de medicamentos y soluciones en la medicina para prevenir incidentes similares en el futuro.