“Miguelito”, el ocelote que hace 56 días fue reubicado en el Parque Camino de Cruces, tras ser capturado en Villa Lucre, murió la madrugada de este viernes, en la vía Transístmica, en el corregimiento de Chilibre, informó el Ministerio de Ambiente (MiAmbiente).
En agosto pasado corrió por las redes sociales la información de que un felino se paseaba por las noches por la barriada de Villa Lucre, en el distrito de San Miguelito, y luego de un operativo de captura, llevado a cabo por MiAmbiente y la Fundación Yaguará Panamá, fue llevado al parque.
En esa ocasión se le colocó un collar con GPS en el cuello del animal, que tenía aproximadamente 8 años, para poder monitorear su desplazamiento. Ese collar fue lo que ayudó a identificar al animal al momento de hacer el levantamiento del cadáver, dijo MiAmbiente.
La veterinaria Mariana Parks, del Biodiversidad de MiAmbiente, explicó que debido al estado en el que se encontraba el felino se pudo conocer que el responsable del atropello conducía a más de 100 kilómetros por hora, es decir, a una velocidad por encima de lo permitido por la Autoridad de Tránsito y Transporte Terrestre, en esa área.
En la evidencia post mortem se vio que el ocelote tenía fractura de cráneo, separación de cabeza-cuerpo, fractura de maxilar, mandíbula, fémur. “Fue un golpe, seco, contundente y letal, expresó Parks.
En la necropsia también se pudo constatar que “Miguelito” presentaba grandes cantidades de grasa que se pudo haber generado tras una inadecuada alimentación y poca actividad física debido a la alteración de su comportamiento, ya que no requería gastar energía “quemar grasa” para buscar alimento. Según la veterinaria el animal tenía el corazón y otros órganos cubiertos de grasa, los riñones y el hígado más grande de lo normal, además de tener cierto grado de diabetes.
Shirley Binder, directora Nacional de Áreas Protegidas y Biodiversidad, manifestó que se trata de un hecho lamentable, tomando en cuenta que el animal fue reubicado con la intención de que estuviera dentro de un área recomendable para su supervivencia; sin embargo, son animales que tiene un grado de movilidad constante y muchas veces, cuando se movilizan de un lado a otro puede que se acerquen a zonas pobladas.
Binder destacó que esta situación deja dos importantes mensajes: el primero, que el alimentar a un animal silvestre afecta su metabolismo, dificulta su desplazamiento diario, y hace que tenga la necesidad de permanecer en un área urbanística debido a que se acostumbra a recibir comida no adecuada. Además, de que debemos tener presente que la ciudad de Panamá está rodeada por áreas protegidas y zonas bosques por ende por vida silvestre, por lo que tenemos que aprender a vivir con estos animales y mantener el respeto hacia ellos.
El presidente de la Fundación Yaguará Panamá, Ricardo Moreno, expresó que no son recomendables las reubicaciones; sin embargo, se hizo con “Miguelito”, porque se tenía conocimiento de que habían personas que estaban temerosas por la presencia del animal y habían amenazado con envenenarlo.
Moreno, afirmó que “los felinos silvestres y otras especies son importantes para tener ambientes sanos y saludables y eso a su vez hace que las personas puedan tener agua para beber y aire para respirar”.
MiAmbiente y la Fundación Yaguará Panamá trabajan en el Proyecto de Grandes Felino a nivel comunitario; este programa es ejecutado por medio del Fondo del Programa de pequeñas donaciones PNUD/GEF y consiste en capacitar y orientar a 7 Organizaciones de Base Comunitaria a lo largo del país, en temas sobre el jaguar-otras especies- manejo de fincas ganaderas y medidas anti depredación, además de sensibilizar y educar.