La ola migratoria por el tapón del Darién rompió este viernes 24 de septiembre un récord, salpicado de muerte y violencia.
Datos proporcionados por el Ministerio de Seguridad (Minseg) indican que desde el 1 de enero de 2022 a la fecha antes señalada se cuentan 134 mil 178 migrantes que han llegado por la selva entre Colombia y Panamá, como una ruta desesperada para salir de la violencia y la marginación en sus países de origen y con el sueño de llegar al norte del continentente americano, principalmente a Estados Unidos.
Para tener una idea de la magnitud de esta caravana hay que recordar que en los 12 meses de 2021, según los datos del Minseg, pasaron por esta ruta 133 mil 726.
Mujeres embarazadas, familias enteras con niños y hasta con bebés en brazos llegan diariamente a las comunidades fronterizas de Canaan Membrillo y Bajo Chiquito y a los centros de recepción migratoria de San Vicente y Laja Blanca en Darién. Agotados, deshidratados, con llagas en los pies y con diversas lesiones en el cuerpo llegan a una de las regiones más inhóspitas y pobres del país.
Hay 343 niños y 231 niñas migrantes registrados en las comunidades de Bajo Chiquito o en Canaan Membrillo y que están en las estaciones de recepción migratoria de San Vicente y Lajas Blancas en espera de ser trasladados en tránsito seguro hacia la estación migratoria de Los Planes de Gualaca, en la provincia de Chiriquí.
El peligro no solo se da por los ríos caudalosos, los animales de la selva (serpientes, alacranes, pumas, etc), el calor sofocante, los aguaceros, los mosquitos (malaria y dengue), la falta de alimentos o la caída por precipicios. El Minseg reporta 398 casos de robos y violaciones reportadas por migrantes ocurridas en territorio colombiano o panameño.

De hecho, en lo que va de septiembre han muerto dos niños. Uno de ellos, venezolano de seis años, murió en medio de un robo. Dos adultos resultaron heridos.
Como parte de sus compromisos internacionales sobre derechos humanos, Panamá ofrece atención de salud, alojamiento y alimentación a la población de migrantes.
Ante el caso de las muertes, el ministro de Seguridad, Juan Pino, giró instrucciones al Servicio Nacional de Fronteras para reforzar la seguridad en las comunidades fronterizas, una meta difícil si se tiene en cuenta que Panamá y Colombia comparten 266 kilómetros de frontera.

