Las personas migrantes que atraviesan el tapón de Darién viven un verdadero calvario no solo en la ruta por la selva, sino también al llegar a las Estaciones de Recepción de Migrantes (ERM) de Panamá, ya que supuestamente están privadas de libertad, en condiciones deplorables e insalubres y expuestas a situaciones de abuso por parte de las autoridades que gestionan estos centros, es decir, el Servicio Nacional de Migración (SNM) y el Servicio Nacional de Fronteras (Senafront).
Así consta en un documento de 18 páginas con fecha del 9 de diciembre de 2022 enviado por el relator especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre los derechos humanos de los migrantes, Felipe González Morales y un equipo de expertos del organismo al gobierno de Panamá, donde se plantea una serie de cuestionamientos sobre el manejo que se le brinda a la crisis humanitaria en la provincia de Darién.
“Según estas denuncias, el personal del SNM y del Senafront habría solicitado intercambios sexuales a las mujeres y niñas alojadas en la ERM de San Vicente que carecen de dinero para afrontar los costes del transporte” entre las estaciones y Costa Rica, señala el documento elaborado por el equipo de la ONU.
Los informes recibidos por el organismo también mencionan que las personas migrantes que solicitan información en las estaciones de recepción sobre la Defensoría del Pueblo para interponer una denuncia habrían sido supuestamente objeto de abuso físico y verbal por parte de los agentes del SNM y del Senafront.
Entre estos abusos se menciona la mala gestión, supuestamente deliberada, en la distribución de alimentos por parte de los agentes del Senafront, retrasando las cenas y disminuyendo las raciones cuando las organizaciones y organizaciones no gubernamentales internacionales no se encuentran presente en las estaciones de recepción.
También se plantea que hay personas que hacen trabajos forzados dentro de las estaciones con el fin de obtener los medios para poder pagar los 40 dólares que cuesta el bus y así abandonar las estaciones. “Esta información vendría acompañada de preocupaciones sobre la voluntariedad del trabajo realizado, dada la supuesta falta de alternativas que permitan a las personas migrantes abandonar las ERM”, agrega la ONU.
Además, hay casos de familias retenidas por más de tres meses en las ERM, debido a la falta de documentos, incluyendo certificados de nacimiento, que acrediten el parentesco entre padres e hijos, así como retrasos en los procesos de identificación por parte de las autoridades panameñas. A las personas que solicitan asilo en Panamá tampoco se les permitiría salir de las ERM hasta el final del procedimiento, que según se informa puede extenderse durante varios meses.
El documento de la ONU detalla “que los agentes de Senafront habrían recurrido a un uso excesivo e indebido de la fuerza, supuestamente agrediendo físicamente a las personas migrantes antes y después de su detención. Además, según las fuentes, los agentes se habrían negado a proporcionar alimentos a las personas migrantes detenidas en el lugar de la detención”.
Limitaciones de las ERM
Las condiciones de estos espacios de recepción son, además, “deplorables e insalubres” y “expuestas a situaciones de abuso por parte de las autoridades que gestionan estos centros”. No hay separación de espacios para mujeres, niños y niñas, con lo cual, enfatiza el documento, no se garantiza ni su seguridad y protección, lo que genera riesgos de sufrir violencia basada en el género.
Además, hay limitaciones en el acceso al agua, higiene y saneamiento y la falta de un acceso adecuado a servicios de salud.
Por otro lado, la insuficiencia del espacio disponible en algunos lugares de recepción, como la ERM de San Vicente y en la comunidad de Canaán Membrillo, habría llevado a ubicar a las personas migrantes en tiendas de campaña, situadas en espacios abiertos en el exterior y en condiciones deplorables, obligándoles a pernoctar a la intemperie e incluso bajo la lluvia. Aunque el documento no precisa la fecha en que se originó esta situación.
En la comunidad de Canaán Membrillo, donde tiene lugar el primer encuentro, entre autoridades migratorias panameñas y las personas migrantes, hay una limitada cobertura médica disponible, cuando es el punto donde llegan muchas personas deshidratadas, con picaduras de insectos, afecciones cutáneas y enfermedades contraídas durante el camino.
También los informes sobre violencia en el Darién han sido continúo desde el aumento del tránsito a lo largo de esta ruta, particularmente los referidos a violencia sexual: en el año 2021,se registraron más de 300 casos de violencia sexual contra mujeres, niñas y personas pertenecientes a la comunidad Lgbtqi, mientras que entre enero y junio de 2022, fueron más de 140 casos de violencia sexual registrados, precisa el documento.
En Panamá, existen cuatro estaciones de recepción migratoria, tres de estas se encuentran en la provincia de Darién y la cuarta en Los Planes de Gualaca en la provincia de Chiriquí, limítrofe con Costa Rica.
Flujo migratorio por Panamá
En el 2022, la selva de Darién, entre Panamá y Colombia, fue testigo mudo de una crisis migratoria sin precedentes, pues la migración creció 86%. Los datos del SNM dan cuenta que el año pasado fueron 248 mil 284 personas migrantes que ingresaron al país por Darién, una cifra que supera el registro del año 2021, cuando se reportó un flujo migratorio irregular de 133 mil 726 personas.
Para tener una idea mejor, en diciembre de 2021, el número de caminantes fue de 4 mil 194 y en diciembre de 2020, de mil 133. Generalmente, entre noviembre y diciembre de cada año, la tendencia de migrantes que arriba al país por Darién es relativamente baja, pero en 2022 no fue así, pues cerró con el ingreso a territorio panameño de 20 mil 297 migrantes.
La situación no muestra que este año 2023 vaya a cambiar. Al menos 10 mil 31 migrantes irregulares han cruzado por la frontera de Darién, en 11 días del mes de febrero, la mayoría de ellos son haitianos, según registros del SNM.
Las últimas cifras recopiladas por el SNM muestran que de los 10 mil 31 viajeros irregulares que cruzaron la frontera por Colombia, 3 mil 248 fueron haitianos, 2 mil 638, ecuatorianos y mil 883 venezolanos. También hay migrantes colombianos, dominicanos, cubanos y de otras regiones del mundo.
Las autoridades migratorias panameñas proyectan que en este 2023 el paso de migrantes irregulares será significativo, tomando en cuenta que en enero la cifra llegó a 24 mil 634.
Panamá registra un promedio diario de al menos mil migrantes que llegan a los puntos de recepción en la provincia de Darién.
De hecho, el SNM calcula que Panamá destina anualmente en alimentos para migrantes alrededor de 4 millones de dólares, sin incluir al personal del Servicio Nacional de Fronteras que se encarga de la seguridad.
Mientras que el Ministerio de Salud plantea que unos mil migrantes reciben cotidianamente atención médica en las estaciones de recepción migratoria en la provincia de Darién.
La ONU subraya que no “prejuzga” la veracidad de estas alegaciones y le advierte al Gobierno de Panamá que “de ser confirmadas, las situaciones descritas constituirían violaciones de los derechos humanos de las personas migrantes”.
El organismo está en espera de una respuesta por parte del gobierno de Panamá.