Cuando llega la Semana Santa, en muchas casas panameñas se despiertan aromas intensos que anuncian que es temporada de pan bon.
Este pan no nació aquí, pero se volvió parte del país. Y así, lo que alguna vez fue un pan de Cuaresma en la Inglaterra medieval, se transformó en un ícono afrocaribeño.
Cuenta la historia que en los tiempos isabelinos se horneaban panes especiados con frutas para la Pascua. Luego, los esclavos africanos aprendieron la receta mientras trabajaban en las colonias británicas del Caribe. La melaza, abundante gracias a las plantaciones de azúcar, le dio nueva vida a la mezcla. Ese toque dulce y profundo, que hoy nos resulta tan familiar, nació en un contexto de resistencia y adaptación.
Un artículo publicado por la Universidad Santa María La Antigua, en el año 2021, cuenta que cuando los jamaiquinos y barbadenses llegaron a Panamá para construir el canal, trajeron más que manos dispuestas al trabajo.
El pan bon viajó con ellos y su preparación se volvió costumbre familiar, sobre todo en Semana Santa.
Aquí, un video producido en el año 2018, muestra la tradición que se vive especialmente en la provincia de Colón, pero que ha migrado a barrios capitalinos como Juan Díaz, Río Abajo y Parque Lefevre.


