La propuesta de Panamá para que la Ruta Colonial Transístmica sea reconocida como Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) avanza según lo planificado.
Así lo informó la directora del Ministerio de Cultura (Micultura), Giselle González, quien en junio pasado lideró una reunión técnica del Sistema de Gestión Interinstitucional creado por el Ejecutivo para el manejo integral de esta propuesta. En este equipo también participa la viceministra de Asuntos Multilaterales y Cooperación Internacional del Ministerio de Relaciones Exteriores, Yill Otero.
Y es que para estar en esta exclusiva lista con un valor excepcional para la humanidad, creada en 1972, los países se obligan a identificar, conservar y revalorizar estos sitios, así como su protección y salvaguarda. Ahí están, por ejemplo, la ciudad del Cusco en Perú y el centro histórico de Roma en Italia.
La postulación de Panamá, formalizada en enero de 2023, pretende incluir en la lista de Patrimonio Mundial el Camino de Cruces y el Camino Real, como piezas esenciales de la llamada Ruta Colonial Transístmica. Ya Panamá tiene en la lista al conjunto monumental de Panamá Viejo-Casco Antiguo (Patrimonio Mundial desde 1997) y los fuertes de Portobelo y San Lorenzo (en la lista del Patrimonio en Peligro desde 2012).
Su valor histórico radica en que fue usado por los españoles desde la época colonial hasta mediados del siglo XVIII y constituyó el antecedente directo del ferrocarril interoceánico (1855) y el Canal de Panamá, inaugurado en 1914.
González indicó que la postulación de la Ruta Colonial Transístmica como Patrimonio Mundial de la Humanidad, con el apoyo de historiadores, arqueólogos y antropólogos, busca abrir todas las puertas del turismo a Panamá con oportunidades de progreso económico para las comunidades.
En la reunión técnica se presentaron los avances del proyecto por parte de cada uno de los miembros y se comenzó a coordinar todo lo relacionado con la primera visita de evaluación por parte de los especialistas del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos). Aún no se tiene fecha, pero esta agrupación es importante en la primera fase de la nominación, ya que es el organismo asesor en temas patrimoniales de la Unesco para tomar la decisión final. Se espera que todo este proceso culmine en mayo de 2024, cuando se sabrá si el país logró su objetivo.
Itzela Quirós, subdirectora nacional de Patrimonio Cultural de Micultura, detalló que la propuesta se ha dividido en dos fases. La primera incluye el Castillo de San Lorenzo, el Camino de Cruces, el Casco Antiguo de Panamá y el Sitio Arqueológico de Panamá Viejo. En la segunda fase están Portobelo y el Camino Real.
Las autoridades llevaron a cabo trabajos de restauración en el Castillo de San Lorenzo con una inversión de $4.9 millones y en la antigua Aduana de Portobelo por $3.7 millones. Con la designación también se espera sacar de la lista del Patrimonio en Peligro los fuertes de San Lorenzo y Portobelo.
No es la primara vez que Panamá intenta inscribir esta ruta. Hay que recordar que en julio de 2019, el Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco, después de darle varios plazos a Panamá, decidió posponer la inscripción de la propuesta e hizo una serie de observaciones.
En 2014, la Unesco le pidió a Panamá una nueva propuesta de límites del conjunto monumental Panamá Viejo–Casco Antiguo, debido a que la construcción de la cinta costera tres tuvo un impacto negativo. De ahí en adelante Panamá empezó a trabajar una propuesta integral, que incluyera otros sitios.
La directora nacional de Patrimonio Cultural, Lineth Montenegro, señaló que los técnicos de la Unesco estarán evaluando cómo el Estado y las autoridades buscan conservar y dar ese valor a los sitios dentro de esta primera fase.
“Para eso se sostendrán reuniones con directivos y miembros que presentarán el proyecto nominado, seguido de giras y jornadas de campo”, agregó.
El plan de gestión establece acciones a 15 años, algunas de las cuales ya se están ejecutando durante esta administración, con miras a la conservación de los sitios y asegurar el financiamiento para su realización final y lograr que se apruebe la Ruta Colonial Transístmica. El valor que esta ruta tiene para Panamá es comparable a lo que el Camino de Santiago representa para España.
Una valiosa oportunidad
Para el arqueólogo y exdirector de Patrimonio Histórico, Carlos Fitzgerald, un punto clave en este proceso es evaluar qué es lo que implica tener bienes inscritos en la lista de patrimonio, pues trae grandes beneficios, sobre todo turísticos.
“Tenemos una interesante alternativa de acceso al patrimonio que también es de carácter arqueológico y etnográfico, porque ahí se puede apreciar una diversidad de grupos humanos en esa ruta, especialmente la de Portobelo, del antiguo Camino Real”, agregó.
Además, Fitzgerald aclaró que hay toda una serie de decisiones del Comité del Patrimonio Mundial que han dado prórrogas para la presentación del expediente de la propuesta, pues Panamá está obligada a presentar un plan de gestión de la propiedad y demostrar que hay compromisos institucionales y presupuestarios para garantizar la conservación de los sitios inscritos (no solo los nuevas, sino los que ya están y se conectan).