El riesgo de brotes de fiebre amarilla en la región de las Américas es alto, advirtió la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en su más reciente evaluación de riesgos, basada en datos disponibles hasta el 30 de enero de 2025.
Según el informe, la mayoría de los casos notificados durante 2024 no tenían antecedentes de vacunación. A esto se suma la disminución en la cobertura vacunal entre 2020 y 2023, un fenómeno atribuido en parte a la pandemia de covid-19. Como resultado, ha aumentado el número de personas susceptibles en todos los países donde la enfermedad es endémica.
La OPS señala que el acceso a las vacunas sigue siendo limitado debido a fluctuaciones en el suministro. En el caso de Panamá, la cobertura de vacunación contra la fiebre amarilla es inferior al 80%, lo que agrava el riesgo de brotes en la región.

En contraste, Ecuador y Guyana lograron coberturas iguales o superiores al 95%, mientras que Surinam y Trinidad y Tobago se encuentran entre el 90% y 94%. Sin embargo, en otros países sudamericanos con presencia endémica de fiebre amarilla, las tasas de vacunación continúan siendo insuficientes para prevenir una propagación masiva del virus.
El documento de la OPS, titulado “Evaluación de Riesgos para la Salud Pública relacionados con la Fiebre Amarilla: implicaciones para la Región de las Américas”, resalta que la enfermedad es endémica en Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Guyana Francesa, Panamá, Paraguay, Perú, Surinam, Trinidad y Tobago y Venezuela.
Ante este panorama, la organización recomienda a los gobiernos fortalecer sus programas de vacunación y garantizar el acceso equitativo a las dosis necesarias para proteger a la población en riesgo.