Panamá forma parte de estudio de una vacuna contra el virus sincitial

Panamá forma parte de estudio de una vacuna contra el virus sincitial
El virus sincitial respiratorio es la causa más común de bronquiolitis y neumonía. Hay varios estudios en búsqueda de una vacuna contra este virus. iStock


La vacuna experimental de ARN mensajero contra el virus sincitial respiratorio (VSR) de la farmacéutica Moderna ha demostrado tener un 83.7% de efectividad en la última etapa del ensayo clínico para prevenir al menos dos síntomas, como tos y fiebre, en personas mayores de 60 años de edad.

En el estudio clínico de esta vacuna participan 37 mil voluntarios de Panamá y otros 21 países, como Australia, Bangladesh, Bélgica, Finlandia, Japón, Nueva Zelanda, Singapur, España, Canadá, Estados Unidos, México, Colombia y Costa Rica, entre otros.

En Panamá, el estudio clínico es liderado por científicos del Centro de Investigación Cevaxin y participan mil 550 voluntarios en la fase tres del desarrollo de esta vacuna.

Así lo informó el director ejecutivo de Cevaxin, Rodrigo De Antonio, quien detalló que la fase tres del estudio comenzó en febrero de 2022 y Panamá incluyó a sus primeros voluntarios a partir de junio de 2022.

Añadió que una vacuna contra VSR que sea efectiva y segura permitirá la prevención de diferentes enfermedades respiratorias, como bronquiolitis y neumonía y sus complicaciones, que pueden causar hospitalizaciones y muertes.

Por su parte, el investigador clínico de Cevaxin, Xavier Sáez Llorens, añadió que la vacuna contra el VSR podrá ayudar a prevenir exacerbaciones en pacientes con asma y enfermedad pulmonar obstructiva crónica.

Subrayó que existen diferentes vacunas actualmente en desarrollo para prevenir este virus dirigidas a la población pediátrica, mujeres embarazadas y adultos mayores. Panamá ha participado en más de cinco proyectos de estas vacunas candidatas, dijo Sáez Llorens.

La búsqueda de soluciones

Actualmente, no existe una vacuna para el virus en adultos. Moderna, Pfizer y GlaxoSmithKline (GSK) están compitiendo para ser el primero en colocar sus vacunas VSR en el mercado.

La vacuna de Pfizer mostró que tiene una efectividad del 66.7 % contra dos o más síntomas en ensayos de última etapa. Pfizer y GSK presentaron solicitudes para la aprobación regulatoria de Estados Unidos a fines del año pasado.

Por otro lado, el tratamiento con anticuerpos nirsevimab de Sanofi y su socio AstraZeneca ha obtenido la autorización de comercialización de la Comisión Europea para la prevención del VSR en recién nacidos y lactantes. Actualmente, es revisado por la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés).

Falta aprobación regulatoria

Moderna informó, mediante un comunicado el pasado 17 de enero, que tiene la intención de presentar su vacuna mRNA-1345, para la consideración de aprobación regulatoria a nivel mundial en la primera mitad de este año.

“Los resultados de hoy representan un importante paso adelante en la prevención de la enfermedad de las vías respiratorias inferiores debido al VSR en adultos de 60 años de edad y mayores. Estos datos son alentadores y representan la segunda demostración de resultados positivos en el ensayo de fase tres de nuestra plataforma de vacunas contra enfermedades infecciosas de ARN mensajero después de spikevax, nuestra vacuna covid-19″, indicó Stéphane Bancel, director ejecutivo de Moderna.

Hasta la fecha, la mayoría de las reacciones adversas informadas con mayor frecuencia en el grupo de mRNA-1345 fueron dolor en el lugar de la inyección, fatiga, dolor de cabeza, mialgia y artralgia, indicó.

El VSR, un virus respiratorio estacional altamente contagioso y una de las principales causas de infecciones del tracto respiratorio inferior y neumonía, causa una carga de enfermedad particularmente grande en bebés y adultos mayores.

Las complicaciones en adultos incluyen dificultad respiratoria, neumonía, bronquitis, hospitalización y muerte. Además de la infección aguda, el VSR puede exacerbar afecciones médicas subyacentes, como el asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica y puede provocar un infarto agudo de miocardio, un accidente cerebrovascular y una disminución a largo plazo de las funciones respiratorias.



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