Panamá participa en el desarrollo de una vacuna contra el chikungunya

Panamá participa en el desarrollo de una vacuna contra el chikungunya
Los síntomas más comunes del chikungunya incluyen fiebre y dolor en las articulaciones. iStock


Un equipo de investigadores del Centro de Investigación de Vacunas (Cevaxin) forma parte del estudio clínico de una vacuna contra el virus de chikungunya, que se transmite principalmente a las personas a través de la picadura de un mosquito infectado como el Aedes aegypti y el Aedes albopictus.

Aproximadamente 300 voluntarios del país cumplieron con los criterios de elegibilidad entre adolescentes y adultos para participar en este estudio etapas dos y tres, que es liderado por el Instituto Internacional de Vacunas (IVI), para evaluar la vacuna fabricada por la empresa multinacional de biotecnología india Bharat Biotech.

Así lo explicó el director ejecutivo de Cevaxin, Rodrigo De Antonio, quien detalló que el Instituto Internacional de Vacunas en el año 2019 realizó el estudio de factibilidad para llevar a cabo los ensayos clínicos de una vacuna inactivada contra chikungunya, y luego de validar los requisitos y la larga tradición y experiencia de Panamá en investigación, seleccionó a Panamá para participar en el desarrollo clínico de esta vacuna.

Sostuvo que la participación del país en este estudio permitirá generar datos de la eficacia y seguridad de esta vacuna en la población y que pueda estar en un futuro disponible para la prevención de esta enfermedad y el control de brotes.

El estudio fue registrado ante la Dirección General de Salud del Ministerio de Salud (Minsa), así como evaluado y aprobado por el Comité Nacional de Bioética de la Investigación de Panamá, añadió De Antonio.

El IVI lidera el Programa Mundial de Desarrollo Clínico de la Vacuna Chikungunya, el cual busca desarrollar y fabricar una vacuna asequible contra el chikungunya con el objetivo de lograr la precalificación de la Organización Mundial de la Salud para permitir su distribución en países de ingresos bajos y medios”.

“El candidato vacunal se llama BBV87 (virus inactivados basada en una cepa derivada de un genotipo de África Oriental, Central y Sudafricana) y su desarrollo clínico avanza a través de un ensayo controlado aleatorio de Fase II/III para evaluar la seguridad y la inmunogenicidad de un régimen de dos dosis en adultos sanos en nueve sitios de ensayos clínicos en 5 países con chikungunya endémico”, describe IVI en su página web.

La OPS define el chikungunya como “una enfermedad vírica transmitida a los seres humanos por mosquitos infectados con el virus chikungunya. La enfermedad fue descrita por primera vez durante un brote en el sur de Tanzania en 1952, y actualmente se la ha identificado en Asia, África, Europa y, desde finales de 2013, en las Américas”.

De hecho, los científicos, plantean que el cambio climático podría amplificar aún más la amenaza que representa este virus. A medida que el clima se calienta, más áreas en todo el mundo se volverán habitables para los mosquitos vectores que transmiten el virus, aumentando así el tamaño de la población humana en riesgo de infección.

Por ejemplo, en 2007 se declaró por primera vez en Europa un brote de infecciones por el virus chikungunya y en Italia se notificaron más de 200 casos humanos. Desde 2014, en Estados Unidos se ha informado de transmisión local del virus en Florida, Puerto Rico, Texas y las Islas Vírgenes de los Estados Unidos.

Encuentro sobre el chikungunya

El tema del virus chikungunya se discutido durante dos días, los pasados martes 12 y miércoles 13 de diciembre, se celebra en ciudad de Panamá, con la presencia de científicos, representantes de autoridades regulatorias, fabricantes, centros e institutos de investigación del país y del mundo

Durante el evento, el gerente general del IVI, Jerome Kim, expresó su satisfacción por la participación de Panamá en el desarrollo de la vacuna contra el chikungunya.

Kim resaltó que las vacunas, y el proceso, salvan vidas y la manera de lograrlo es acompañar la investigación y procesos de producción masivos para alcanzar a las mayorías

En tanto, Juan Miguel Pascale, director del Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud (Icges), reiteró, durante su intervención, que es la “medicina tropical nuestra razón de ser y nuestra prioridad, cada vez más orientada a enfermedades virales como chikungunya, pero el panameño se está muriendo de diabetes, hipertensión, de enfermedad cardiovascular y de insuficiencia renal” así que también la investigación cubre estas patologías.

Datos epidemiológicos del Minsa , indican que en Panamá se han registrado este año 13 casos del virus chikungunya, distribuidos en Panamá norte en Alcalde Díaz y Las Cumbres; San Miguelito, en el sector de José Domingo Espinar; en Panamá Oeste, sector de Burunga y en la región metropolitana, los sectores de El Chorrillo, Calidonia y Las Garzas; Chepo en Panamá este y Atalaya en Veraguas.

Panamá participa en el desarrollo de una vacuna contra el chikungunya
En noviembre pasado, la FDA aprobó la primera vacuna contra el virus de chikungunya. Archivo

Ya hay una primera vacuna

En noviembre pasado, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó Ixchiq, la primera vacuna contra el chikungunya. Ixchiq está aprobada para personas de 18 años y mayores que tienen un mayor riesgo de exposición al virus del chikungunya.

Esta vacuna se administra como dosis única mediante una inyección intramuscular. Contiene una versión viva y debilitada del virus del chikungunya y puede causar síntomas en el receptor de la vacuna similares a los que experimentan las personas que padecen la enfermedad de chikungunya.

La inocuidad de Ixchiq se evaluó en dos estudios clínicos realizados en América del Norte en los que alrededor de 3,500 participantes de 18 años o más recibieron una dosis de la vacuna y un estudio incluyó alrededor de 1,000 participantes que recibieron un placebo.

Los efectos secundarios notificados con mayor frecuencia por los receptores de la vacuna fueron dolor de cabeza, fatiga, dolor muscular, dolor en las articulaciones, fiebre, náuseas y sensibilidad en el lugar de la inyección, según la FDA.









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