Panamá, un ‘hub’ de la ciencia sin la inversión necesaria

Panamá, un ‘hub’ de la ciencia sin la inversión necesaria
En Panamá, la inversión en ciencia es de alrededor de 0.13% del PIB en esta materia, lo que se reduce a 0.08%, al restar la inversión que en el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales hace Estados Unidos. Agustín Herrera


Panamá busca convertirse en un hub de la ciencia, sin embargo, la baja inversión en el sector es una de las principales limitantes que enfrentan los científicos todos los años cuando intentan llevar adelante un proyecto de investigación.

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La promesa del Ejecutivo de aumentar en este mandato la inversión pública total en materia de ciencia, tecnología e innovación hasta el 1% del Producto Interno Bruto (PIB) —plasmada en el Plan de Acción Uniendo Fuerzas— quedó en el olvido, pues la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt) no cuenta con el presupuesto suficiente.

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La entidad, que pretende elevar el nivel de productividad, competitividad y modernización del sector privado, académico-investigativo, gobierno y la población en general, tiene este año un presupuesto de $49.6 millones, siendo este inferior con respecto al presupuesto de 2022, que fue de $50.4 millones.

Los científicos panameños coinciden en que el país tiene las condiciones para ser un hub de la ciencia, pero la inversión es insuficiente.

En ese sentido, el secretario nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, Eduardo Ortega Barría, señaló que se requieren cimientos más sólidos y la inversión tiene que ser más robusta; mayor aún que el 1% del PIB.

Ortega Barría puso como ejemplo que Singapur, modelo de lo que aspiramos a alcanzar, tiene una inversión de 2.6%; y en nuestra región Brasil invierte 1.2% de su PIB en investigación y desarrollo.

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Este domingo 23 de abril la comunidad científica y los amigos de la ciencia en Panamá se reunieron en las instalaciones del Biomuseo para celebrar la Marcha por la Ciencia. Agustín Herrera

En Panamá se invierte alrededor de 0.13% del PIB en esta materia, lo que se reduce a 0.08%, al restar la inversión que en el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales hace Estados Unidos. Es una de las más bajas de la región, en el rango de Honduras y Guatemala e inferior a Trinidad y Tobago, según datos de la Senacyt.

“La poca inversión del sector privado en investigación y desarrollo y el presupuesto de la Senacyt no es suficiente para financiar toda la ciencia que se hace en el país. Tenemos que ser más competitivos a nivel internacional y atraer fondos de países de la Unión Europea y Estados Unidos; es cierto que somos considerados un país de alto ingreso y como tal no somos sujeto de asistencia por organismos internacionales, pero tenemos que salir a competir por fondos internacionales”, manifestó Ortega Barría.

No podemos aspirar a importar todas las soluciones desde otros países, no es sostenible.

Eduardo Ortega Barría, secretario de la Senacyt

A juicio del secretario nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, si el Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud (Icges) fue capaz de implementar el diagnóstico molecular en tiempo récord, secuenciar el genoma de las variantes del SARS-CoV-2 y realizar estudios de seroprevalencia y el Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología (Indicasat) producir el medio de transporte viral cuando este escaseó a nivel internacional fue por la inversión previa en capital humano, equipo e infraestructura; que, aunque limitado es de alta calidad.

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Los científicos manifiestan que es momento de que la voz de la ciencia sea escuchada. Agustín Herrera

Las contradicciones

El escenario económico para la ciencia no cambia al pasar los años, pues la Senacyt y el Icges, dos entidades clave durante la pandemia, cuentan por año con un presupuesto que no suma $100 millones entre ambas.

Por ejemplo, el presupuesto más alto del que dispuso la Senacyt en los últimos años ascendió a $58.7 millones y le fue otorgado en 2019, a pesar de que tiene bajo su paraguas los centros de investigación e innovación en la modalidad de asociación de interés público (AIP), con los que debe distribuir el presupuesto.

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Entre estos centros se encuentran el Indicasat, Infoplazas, el Centro Nacional de Metrología de Panamá (Cenamep), Coiba, Investigación Científica Aplicada en Tecnología de Información y Comunicaciones (Indicatic), el Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales (Cieps) y otros en formación como es el Centro de Investigación de Vacunas y Biofármacos.

Mientras que la Asamblea Nacional, órgano controlado por el gobernante Partido Revolucionario Democrático (PRD), cerró el 2022 con un presupuesto modificado de $230 millones 558 mil 588.

Así consta en un reporte de la Dirección General de Administración y Finanzas de ese órgano del Estado, que inicialmente le fueron avalados $143 millones 955 mil 516, pero hubo un aumento de $86 millones 603 mil 72, lo que equivale a un alza de un 54.07 % del presupuesto asignado y el modificado.

Los cambios al presupuesto de la Asamblea Nacional se hicieron de manera silenciosa, desde el primer trimestre del año pasado. Algunos en medio de eventos políticos del oficialista PRD.

Para este año el presupuesto del palacio Justo Arosemena es de $150 millones, $6 millones más de los $143 millones que originalmente solicitó para 2022. Sin embargo, si se toma como referencia lo ocurrido en 2022, todo indica que los números volverán a elevarse.

En cambio la Senacyt solicitó originalmente para este 2023 ante la Asamblea Nacional y el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) fue de $88.6 millones, del cual el MEF le recomendó $46.6 millones, lo que resultaba ser $3.8 millones menos que el año pasado. Posteriormente, fue reconsiderado y le otorgaron $3 millones adicionales.

Panamá, un ‘hub’ de la ciencia sin la inversión necesaria
La Marcha por la Ciencia contó con stands interactivos, ciclos de charlas, actividades al aire libre, talleres, espacio para emprendedores, exhibiciones, entre otras. Agustín Herrera

Lo que nos falta

Por su parte, el infectólogo, pediatra e investigador clínico, Xavier Sáez Llorens, planteó que para ser un hub de la ciencia se debe mejorar sustancialmente el presupuesto asignado a la ciencia en materia de innovación y desarrollo, formar a muchos más investigadores bien remunerados y a tiempo completo, construir laboratorios especializados, establecer plantas de producción de insumos, fármacos o vacunas y contar con más espacios dedicados a la investigación científica.

Agregó que la Senacyt está tratando actualmente de empujar con fuerza estas necesidades, pues es importante poder atraer a científicos extranjeros de prestigio a que desarrollen sus investigaciones, ayuden en la capacitación del talento panameño y propicien la transferencia de conocimiento y tecnología en el país, sin trabas de índole nacionalista.

“Es realmente lamentable que Panamá tenga menos del 0.2% del PIB dedicado a la ciencia, muy por debajo del presupuesto promedio latinoamericano (0.7%) y aún peor del mundo industrializado (más del 3%). Pese a que la ciencia fue clave para combatir los estragos de la pandemia, deprime saber que esto no ha logrado concienciar a nuestras autoridades políticas. Las empresas privadas deben también contribuir económicamente en este presupuesto, porque muchos de los avances científicos son de provecho para sus propios negocios”, expresó Sáez Llorens.

El científico panameño manifestó que para lograr una mayor inversión se debe mejorar notablemente la educación de los panameños en materia científica, fomentar la cultura de la investigación, mediatizar los logros alcanzados por los científicos panameños y convencer a los futuros gobernantes de la imperiosa necesidad de impulsar a Panamá como hub de la ciencia en la región.

Es realmente lamentable que Panamá tenga menos del 0.2% del PIB dedicado a la ciencia, muy por debajo del presupuesto promedio latinoamericano de 0.7%.

Xavier Sáez Llorens, infectólogo, pediatra e investigador clínico

En tanto, la presidenta de la organización Ciencia en Panamá, Ivonne Torres Atencio, acotó que es importante que la científica sea reconocida como una actividad productiva y que genera riquezas y conocimiento aplicados al bienestar de la sociedad, hay países que mantienen una gran cantidad de instituciones internacionales y observatorios de ciencia porque el país o la ciudad permite gestionar espacios, impuestos, incentivos y demás que hacen la relación un ganar-ganar.

Recordó que Ciencia en Panamá nació hace 6 años de manera orgánica por el reclamo de los científicos por los recortes del presupuesto en ciencias, y esto no ha cambiado.

Torres Atencio manifestó que “es frustrante, algunas veces desmoraliza, y tristemente crea un desgaste, de tener la sensación de que hablamos idiomas diferentes y que la comunicación ni con una pandemia de por medio ha sido efectiva, para que se den cuenta lo necesario que es tener un presupuesto cónsono”.

Además, agregó que como país requerimos que quienes nos gobiernan empiecen a vestir los pantalones largos, ya Panamá no puede permitirse importar conocimiento, porque el especialista local no puede desarrollar sus investigaciones por lo que pasó más de 26 años de sus vidas especializándose, debido a falta de dinero.

Los científicos se dieron cita ayer domingo en las instalaciones del Biomuseo, en la calzada de Amador para celebrar la Marcha por la Ciencia 2023, un evento emblemático de la organización Ciencia en Panamá.

La Marcha por la Ciencia es una iniciativa global encaminada a resaltar la importancia de la ciencia en nuestro diario vivir. Este año el tema central fue “Sostenibilidad y Ciencia”, el cual es de gran relevancia ante el escenario de emergencia climática que atraviesa el mundo.

Ciencia en Panamá nació hace 6 años de manera orgánica por el reclamo de los científicos por los recortes del presupuesto en ciencias, y esto no ha cambiado.

Ivonne Torres Atencio, presidenta de Ciencia en Panamá

“Ahora más que nunca es importante que la comunidad científica se conozca, colabore y trabaje para que la evidencia sea tomada en cuenta y las decisiones permitan vivir en un país con mayores oportunidades, más sostenible y menos desigual. Es momento de que la voz de la ciencia sea escuchada”, destacó Torres Atencio.








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