En 1981, realicé para el Instituto Interamericano para la cooperación en la Agricultura (IICA) un estudio sobre los pequeños ganaderos de Herrera y Los Santos, asegurados por el Banco de Desarrollo Agropecuario (BDA). Así fui a dar a caseríos como El Muñoz, Las Palmitas, La Tiza, Bajo Corral, San José, Peña Chata, La Polonia, Rincón Grande, El Pedregoso, Sabana Grande, El Cocuyo, Guánico Arriba y Guánico Abajo.
En junio de 1981, conocí a Prince Bustamante, ganadero de Cambutal, distrito de Tonosí. Vivía cerca de Ensenada de los Buzos, recuerdo de los tiempos de la bucería de las perlas en las islas del Golfo de Chiriquí, en Coiba y Las Perlas.
Hospitalario como los santeños del campo, me recibió con cálida sonrisa, me ofreció café y un taburete para sentarme. Tenía 60 años. Había nacido en Pedasí, 1921. Era analfabeta, pues entonces las escuelas eran pocas y lejanas. En 1963, buscando selvas para potreros, emigró a Tonosí. Por no haber carreteras entró en avioneta.
Hablamos de las cosas del ganado, del potrero, de la agricultura de roza y quema en vías de desaparecer por la tala de los bosques. Así mismo sobre eventos incontrolables de la naturaleza, como sequías e inundaciones. Súbito me hablo de un espíritu que le había deslenguado sus mejores novillos. Que había consultado con los veterinarios y técnicos, quienes carecían de explicaciones, así que decidió recurrir a un curandero.
“A nojotros se nos murieron cuatro animales, aquí en la finca. Era un espíritu. Tuvimos que apelá a un señor de Guararé. El dotor Moreno dijo que él no cree en eso. Los dotores y técnicos dicen que es una enfermedá que le da a los animales y se cortan la lengua. Cómo es que un animal se vá a cortá la lengua desde abajo, que uno no ve ni el canto de esa lengua? Puede cortase la punta. Y cómo va la enfermedá a cortásela de un día pá otro? Eso no es posible, yo se lo dije al dotor.”
“Aquí sucedió que primero se me murió uno. Fui a velo, estaba sin lengua. Me vine. Ese otro día, otro novillo, sin lengua. Ese otro día, otro, sin lengua. Tres días seguíos. Le dije a la hija que había que buscá remedio pá eso, porque eso estaba malo. Ella se fue al Sesteadero de Guararé, habló con el señor [el curandero]. Él dijo que era un espíritu. Le dijo que se fuera y que si alguno amanecía muerto, que volviera de nuevo.”
“Yo tenía un ternero bonito. Lo vi comiendo, al otro día muertecito, sin lengua. La hija se fue de nuevo y le dijo que el espíritu volvió. Él le dijo que podía dise porque ya no volvería jamás. Con el favor de Dios, hasta la fecha no ha volvío. Cuatro animales se me murieron, sin lengua.”
“A Quile Velásquez se le murieron cinco seguidos sin lengua y él apeló a un señor y se acabó el daño”.
“El señor le dijo a mi hija que el espíritu lo habían mandao especialmente aquí. Algún enemigo, un contrario que le tiene antipatía a uno, pa’ que uno no tenga ná. Le mandan cualquier mala cosa, con secreto. Hay secreto pá mucho. Pá bueno y pá' malo. Gente mala, que tiene envidia contra otra persona, son más del maligno que otra cosa. Qué saca usté con jacéle mal a una persona así? Ponele algo a los animales, a su finca, pa’ que usté' malbarate tó'”.
“También hay rezo pa’ que la persona malgaste sus cosas. Hay secretos pa’ ponéselo a una finca. Si usté' es un hombre que está prosperando, cuente con eso. Mire, aquí hay un señor de Guánico, Nengui González, se la hicieron. Pero como él es hombre que puede, buscó ayuda inmediatamente. En la puerta del corral le hicieron brujería con rezo. Fue por antipatía. El conoció de una vej que iba mal en el negocio, que to’ iba fallando, mala suerte. Buscó otro que lo curó con rezo. Hay gente que van y le dan la vuelta a la finca. Si usté' tiene 5 fincas le dan la vuelta a toas y se las curan. Otros curan de allá, de sus casas y le dicen a uno que cuente que su finca está resguardá y usté' también”.
“Cuando un hombre comienza a surgí le cogen envidia. Dicen que no se llevan con uno. Como no pueden jacé el mal cara a cara, buscan manera pá jodelo. Como yo no soy competente pa’ enfrentámele a usté', al disguto, a la pelea, busco una persona que sepa de eso. Aquí existe mucho la envidia. Yo no quiero que tenga más que yo. Que to’s estuviéramos iguales. Por aquí eso es más. La gente quiere to’s estemos iguales. Desde que usté' tiene, hay mucha gente que presume jacéle daño. A mí me pasó con los animales, con el espíritu. No sé quién me lo mandó. Los brujos no le dicen quién le hizo el mal”.
Este pasaje que me contó Prince Bustamante me hizo recordar un pasaje de mi infancia a orillas del rio Chiriquí Viejo, luego de las grandísimas inundaciones de 1954. Cuando bajaron las aguas, comenzaron a aparecer en la provincia, al amanecer, terneros muertos deslenguados. Nunca se supo qué causaba este fenómeno.