Madres, padres y cuidadores de niños y adolescentes de Panamá ejercen violencia verbal o física, de ser necesario; creen que la crianza debe ser diferente, según el género, y también consideran que la crianza es algo “familiar” y “privado”.
Así lo evidencia un estudio sobre la crianza en el país realizado por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés).
La investigación, realizada entre noviembre de 2021 y marzo de 2022, encontró que 4 de cada 10 madres, padres y cuidadores reconoce que necesita ejercer violencia en la crianza de sus niños o adolescentes, como gritar al regañar o castigar físicamente.
La violencia está relacionada con una estricta jerarquía en la relación cuidador-niño/a, en la que se castiga lo que se considera falta de respeto o desobediencia, indica el estudio de Unicef, en el que participaron 722 madres, padres y cuidadores.
Por ejemplo, las situaciones en que más ejercen violencia las madres, padres y cuidadores de niños de hasta 8 años de edad es cuando el pequeño contesta de mala gana, es irrespetuoso, no hace caso, no atiende una orden, pelea con sus hermanos o alguien más, hace algo sin permiso y saca malas calificaciones.
Además, evidencia también que solo 4 de cada 10 madres, padres y cuidadores educan a sus niños menores de 8 años de edad en igualdad de roles de género. Más de la mitad de los cuidadores encuestados (56%) cree que la crianza debe ser diferente, según el género. Aunque se ha generalizado el involucramiento del hombre en las tareas del hogar, se espera un comportamiento diferente entre niños y niñas.
Por ejemplo, una creencia aún reconocida (por 27% de los cuidadores encuestados) es que los niños no deben llorar. Los estereotipos de género tienen un impacto negativo en el desarrollo social y emocional de los niños, niñas y adolescentes, precisa el documento.
La mayoría de los cuidadores expresa interés de participar en un programa de parentalidad. A pesar de que más de la mitad de los encuestados (6 de cada 10) considera que la crianza es algo “familiar” y “privado” en lo que nadie debe opinar, un 55% estaría interesado en participar en programas de crianza, especialmente ofrecido por profesionales entrenados de los sectores social y salud.
Los especialistas de Unicef que realizaron la investigación plantean que está demostrado que la violencia física, emocional y verbal tiene efectos tóxicos y adversos en el desarrollo infantil. Los niños, niñas y adolescentes deben ser protegidos contra cualquier forma de violencia en los diferentes espacios o entornos en los que habiten y se desenvuelvan.
¿Qué hacer?
El organismo de Naciones Unidas plantea que para asegurar la provisión de un cuidado cariñoso y sensible a todos los niños y adolescentes en Panamá, es necesario modificar los artículos 319 y 443 del Código de Familia, en aras de prohibir expresamente cualquier tipo de disciplina violenta en todos los entornos.
En ese sentido, el artículo 319 referente a la patria potestad plantea corregir los niños y adolescentes de forma razonable y moderadamente. Mientras que el artículo 443 indica que “el pupilo debe respeto y obediencia al tutor... Éste podrá corregirlo moderadamente”.
También recomienda implementar programas intersectoriales para la prevención de la violencia en los entornos en los que viven los niños y adolescentes (hogar, escuela, espacios públicos, medios virtuales, etc.) y proveer apoyo oportuno a las familias para fomentar una crianza positiva.
El estudio concluye que Panamá requiere una estrategia multisectorial y articulada de apoyo a la crianza, que incluya provisión de información esencial sobre el desarrollo infantil, programas universales de apoyo a la crianza cariñosa y sensible y un piso mínimo de protección social para padres, madres y cuidadores, que les permita un entorno propicio para ejercer su rol sin violencia.
Los datos obtenidos en este estudio se obtuvieron mediante encuestas y 12 grupos de discusión entre padres, madres y cuidadores.