El Día Mundial de las Ballenas se conmemora cada tercer domingo de febrero con el objetivo de reflexionar sobre la alarmante situación que enfrentan estos gigantes de los océanos debido a la pesca excesiva, que amenaza su supervivencia.
Esta fecha fue establecida en 1980 en Hawái por iniciativa de Greg Kauffman, fundador de la Pacific Whale Foundation, con la finalidad de generar conciencia sobre la amenaza de extinción que enfrentan las ballenas jorobadas.
Se estima que más de 300 mil ballenas, delfines y marsopas mueren cada año debido a la captura incidental en la industria pesquera.
La Fundación Veg, un organismo dedicado a la conservación de las ballenas, destacó la necesidad de dejar de ver a los cetáceos como meros recursos y reconocerlos como seres sintientes con derechos.
Los principales problemas que enfrentan estos mamíferos marinos incluyen la sobreexplotación de los océanos, que ha reducido drásticamente la cantidad de peces y kril, sus principales fuentes de alimento. Además, la pesca de arrastre causa la muerte de miles de mamíferos marinos al quedar atrapados en redes. También se ven afectados por el aumento del tráfico marítimo, el ruido submarino y la contaminación plástica, lo que agrava aún más su situación.

Ante este panorama, diversas organizaciones dedicadas a la conservación consideran urgente tomar medidas para frenar estas amenazas y garantizar la supervivencia de las ballenas y la biodiversidad marina.
En el caso de Panamá, la Ley 13 del 5 de mayo de 2005 establece el Corredor Marino de Panamá para la protección y conservación de los mamíferos marinos. Esta normativa prohíbe la captura de mamíferos marinos con fines educativos, salvo excepciones establecidas por el comité directivo en relación con la captura para su recuperación y atención veterinaria.
El Canal de Panamá también promueve la protección de los cetáceos mediante la implementación de recomendaciones sobre velocidad y tráfico establecidas por la Organización Marítima Internacional (OMI) para proteger a las ballenas, delfines y otros grandes animales acuáticos durante su migración estacional.
Los buques que transitan por aguas del Canal de Panamá deben limitar su velocidad a 10 nudos en las áreas establecidas durante un periodo determinado (de agosto a noviembre) y permanecer dentro de las zonas de navegación designadas, conocidas como esquemas de separación de tráfico, con el fin de reducir el riesgo de colisión con especies migratorias.
Según datos del Ministerio de Ambiente (MiAmbiente), en las costas panameñas se han identificado alrededor de 35 especies de mamíferos marinos, destacando la ballena jorobada.
Existen diversos espacios marinos en Panamá donde se pueden avistar ballenas jorobadas, como el Archipiélago de las Perlas en el Golfo de Panamá, Isla Iguana en Los Santos, Coiba en Veraguas e Islas Secas en Chiriquí, donde llegan provenientes del Pacífico Sur. Mientras que las ballenas procedentes del Pacífico Norte pueden observarse en el Golfo de Chiriquí.