El reporte del primer caso de hepatitis aguda de origen desconocido en un niño de 2 años de edad en Panamá —el 5 de mayo— llevó a que la Sociedad Panameña de Pediatría aclare que la mayoría de los menores afectados en el mundo por esta enfermedad no recibió la vacuna contra la covid-19, por lo que se descarta que los casos estén relacionados con la vacunación.
El caso fue detectado por médicos del Hospital del Niño Dr. José Renán Esquivel y confirmado por científicos del Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud, a través de la genotipificación de las muestras, en las que se identificó el adenovirus F41, que se vincula como posible causa de la hepatitis, pero no se demostró relación con el coronavirus SARS-CoV-2.
El paciente requirió un manejo intrahospitalario y ya fue dado de alta; cursó con evolución satisfactoria la enfermedad.
La organización médica planteó que existen diferentes causas de la hepatitis, entre ellas las infecciones autoinmunes o como consecuencia de una intoxicación por medicamentos o sustancias. De igual manera, los agentes infecciosos más frecuentes son los virus responsables de la hepatitis A,B,C, D y E.
No obstante, la causa exacta continúa en investigación, aunque en la mayoría de los casos reportados, las pruebas de laboratorio para los virus de hepatitis han resultado negativas. Incluso, los pediatras indican que de los 169 casos notificados en el mundo para mediados de abril, en 85 se realizaron pruebas para la identificación de adenovirus, de los cuales 74 resultaron positivos. El adenovirus tipo F41 se identificó en 18 casos.
Recientemente, el expresidente de la Sociedad Panameña de Infectología Pediátrica Javier Nieto explicó que no hay claridad del agente causal, por lo que es importante reforzar la vigilancia epidemiológica y que cada hospital o unidad ejecutora reporte las sospechas de potenciales casos a Epidemiología de la CSS y el Minsa.
El adenovirus F41 es una hipótesis, pero no se explica completamente la severidad del cuadro clínico, dijo.
La aclaración de la Sociedad Panameña de Pediatría surge en medio de la desinformación que ha circulado hasta el momento —mediante distintos videos o imágenes—, que sostiene que las vacunas anticovid son las culpables del aumento de casos de hepatitis infantil en diversos países.
La mayoría de los casos se registra en Europa, sobre todo en el Reino Unido, pero también ha habido notificaciones en América, Asia-Pacífico y Asia Meridional, seis en total entre los casos reportados hasta mediados de abril. Los primeros 10 casos de esta hepatitis aguda fueron notificados por el Reino Unido a la Organización Mundial de la Salud (OMS) el pasado 5 de abril, en niños menores de 10 años sin dolencias previas.
El más reciente informe de la Agencia de Seguridad Sanitaria de Reino Unido (Ukhsa, por sus siglas en inglés) confirma que no hay evidencia de ningún vínculo con la vacuna contra la covid-19. La mayoría de los casos son en menores de 5 años que no han recibido la vacuna. El documento, publicado en el sitio de la agencia, muestra que desde la última actualización, el pasado 29 de abril, las investigaciones activas de búsqueda han identificado otros 18 casos confirmados, lo que eleva el número total a 163 hasta el pasado 3 de mayo, en el Reino Unido. De estos niños, 11 han recibido un trasplante de hígado. Ninguno ha muerto en el país. En el mundo, a la fecha, van poco más de 200 casos notificados a la OMS.
En Reino Unido, la vacuna contra el coronavirus SARS-CoV-2 solo se aplica a niños mayores de 5 años.
La Organización Mundial de la Salud también descartó la relación entre los casos de hepatitis aguda y el consumo de algún tipo de alimentos, medicamentos o la vacuna contra la covid-19.
Mala interpretación
Entre la información que utilizan las personas para atribuir los casos de hepatitis a las vacunas contra la covid-19 está el estudio “transcripción inversa intracelular de la vacuna de ARN mensajero de Pfizer/BioNTech covid-19 BNT162b2 in vitro en línea celular de hígado humano”, realizado por científicos del Departamento de Ciencias Clínicas de la Universidad de Lund, en Suecia.
Paulino Vigil De Gracia, investigador distinguido del Sistema Nacional de Investigación de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, explicó que este es un estudio in vitro, es decir, no es en humanos, y nada de eso se ha confirmado en humanos.
“Eso no significa, que no se tenga presente y que no se haya buscado en vacunados, pero en cientos de millones vacunados no es un efecto secundario detectado”, remarcó.
El investigador enfatizó que es un estudio hecho en células para ver si hay alguna relación entre alteraciones hepáticas, y para ver si hay algún posible mecanismo ligado a cambios de ADN.
Agregó que, a pesar de que el estudio sugiere relación, esto pasa con muchos otros estudios para otras patologías o condiciones cuando se hacen in vitro, pero no se prueban en humanos.
“Los millones de humanos vacunados no muestran ni uno ni otro hallazgo y por ahora es un invento de los negacionistas, similar al 5G”, expresó.
El estudio, publicado en febrero pasado, ganó tanta notoriedad que dos de sus investigadores, Yang de Marinis y Magnus Rasmussen, señalaron que “los resultados se han discutido ampliamente en las redes sociales, pero en muchos casos se han malinterpretado”. Es que el estudio ha sido utilizado para asegurar que la vacuna de covid-19 modifica el ADN de las personas.
De Marinis precisó que estos hallazgos se observaron en placas de Petri —recipiente para pruebas de laboratorio— en condiciones experimentales, y que aún no saben si el ADN convertido se integra en el ADN de las células en el genoma.
Rasmussen sostuvo que “no hay motivo para que [alguien] cambie su decisión de ponerse la vacuna basándose en este estudio”.