La densa selva de Darién es testigo mudo de uno de los flujos migratorios más complejos de los últimos años. Al día están ingresando por esta peligrosa ruta entre mil y mil 500 caminantes.
El obispo de Darién, Pedro Hernández Cantarero, lo define como un “calvario” en el que todos los días personas de varios países arriesgan sus vidas, por alcanzar los objetivos que no logran en sus naciones de origen.
De momento, los informes del Servicio Nacional de Migración precisan que entre enero y el 15 de julio de 2023 arribaron a esta provincia 215 mil 575 caminantes, de los cuales aproximadamente un 20% es menor de edad.
Los venezolanos, haitianos y ecuatorianos son quienes principalmente están ingresando a la selva, desde Colombia, para llegar a Panamá. Este año ingresaron al país a través de Darién 113 mil 139 venezolanos, lo que representa el 52% del total de migrantes.
La solidaridad
En palabras de Hernández Cantarero, están observando más migrantes que el año pasado cruzando Darién, con lo cual todo indica que la situación de los países cercanos a Panamá como Venezuela, Haití y Ecuador están atravesando por momentos difíciles.
“No tenemos que ver a los migrantes como extraterrestres, sino hacer que se sientan bien porque lamentablemente de los países de donde vienen afrontan problemas. Aquí en Darién pasan un calvario y hay que ayudarles a salir adelante”, puntualizó.
Sobre la reciente medida adoptada por el Gobierno de regularizar el estatus migratorio de aquellas personas indocumentadas en Panamá, con al menos un año de residir en el país, el religioso consideró que “está bien”, siempre y cuando no se vuelva un “negociado”.
De hecho, recordó que en Garachiné hay una numerosa población de personas provenientes de Colombia en esa condición de irregularidad, con hasta 20 años de residir en Darién.
Lo que está sucediendo en Darién con el tema migratorio fue advertido el año pasado por organizaciones como la Agencia de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Defensoría del Pueblo.
Para Eduardo Leblanc, defensor del Pueblo, todo indica que la expiración del Título 42 y la entrada en vigencia del Título 8 el pasado 11 de mayo (como parte de la política migratoria de Estados Unidos) no han persuadido de forma sustancial a los migrantes para que no usen la ruta de Darién.
Como se recordará, el Título 8 tiene décadas de vigencia y según esta normativa, los migrantes enfrentarán consecuencias más graves por cruzar la frontera ilegalmente.
Según el Departamento de Estado, se incluyen la prohibición de reingreso por al menos cinco años y el posible procesamiento penal ante intentos reiterados de ingresar en forma irregular.
“Hay que trabajar mucho y entender qué puede estar pasando y no solo Panamá, sino Naciones Unidas y los países de origen. En términos de migración, tenemos que pedir más apoyo a los países de destino, tránsito y origen”, puntualizó.
Menores de edad
Una de las imágenes más dramáticas del actual fenómeno migratorio es la de los niños migrantes. Datos del Ministerio de Seguridad precisan que entre enero y junio de 2023 hicieron la riesgosa travesía 40 mil 458 menores de edad, expuestos a los peligros de ríos caudalosos, lomas empinadas y barrancos.
El ministro de Seguridad Pública, Juan Pino, dijo que hay preocupación porque esta población de infantes y adolescentes sale de su entorno social y de sus escuelas, para hacer una travesía peligrosa, en donde quedan expuestos a grupos criminales.
Se calcula que en los últimos cuatro años, 120 mil menores de edad cruzaron la temida jungla entre Panamá y Colombia.