Hace tres años, el lunes 9 de marzo de 2020, se anunció el primer caso de covid-19 en Panamá. En aspectos significativos, la mayor crisis de salud de nuestra época parece estar llegando a su fin, ya que ha disminuido notablemente el uso de las mascarillas, los restaurantes y centros comerciales están abiertos con normalidad, los boletos de entrada para los conciertos vuelven a agotarse e incluso hubo Carnaval en febrero pasado. Palabras como distanciamiento social, burbuja, confinamiento, cuarentena, cerco sanitario, hisopado... han quedado ya prácticamente erradicadas del lenguaje cotidiano.
La historia en el país comenzó aquel 9 de marzo, cuando la entonces ministra de Salud, Rosario Turner, confirmó que la enfermedad respiratoria covid-19, transmitida por el coronavirus SARS-CoV-2, había entrado a Panamá.
En una conferencia de prensa, Turner informó que la portadora era una mujer de 40 años de edad que el día antes había ingresado al país, por Tocumen, procedente de España.
Luego se supo que ella no era el primer caso de contagio.
Al siguiente día (10 de marzo), el Ministerio de Salud (Minsa) comunicó que había una víctima fatal por la covid-19. Se trataba del el director del Colegio Monseñor Francisco Beckmann, en Panamá norte, un hombre de 64 años de edad que padecía diabetes y neumonía. Desde ese momento, el miedo y la incertidumbre surgieron entre la población, porque el docente había tenido contacto con muchísima gente, sin saber que tenía covid-19.
Mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el brote de coronavirus una pandemia global, el 11 de marzo de 2020.
La muerte del director del centro educativo ocurrió el mismo día que ingresó la pasajera enferma que venía de España. Después quedó constancia de que esa fue la primera muerte en la región de Centroamérica y la segunda en América Latina, ya que la primera se registró en Argentina, según informes de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
La aparición en China, a finales de 2019, de una nueva enfermedad se presentaba como una situación remota. Pero el cerco se fue estrechando y el coronavirus SARS-CoV-2 impuso en cuestión de semanas, a principios de 2020, una realidad dura y jamás imaginada en Panamá y el mundo.
Después de tres años, los informes del Departamento de Epidemiología del Minsa indican que hasta el pasado 4 de marzo se habían registrado en el país 1 millón 31 mil 731 casos confirmados y 8 mil 609 muertes por la covid-19. Es decir, unos 273 mil 801 casos más y 489 muertes adicionales a las registradas en los informes de epidemiología hasta el 7 de marzo de 2022.
Durante la última semana epidemiológica del 26 de febrero al 4 de marzo de 2023, se contabilizaron en el país 458 nuevos contagios, 5 fallecidos y una positividad 2.8%.
Hay que subsanar deficiencias
La pregunta que varias personas se realizan es cuándo terminará la pandemia. La respuesta del director de la OPS, Jarbas Barbosa, es que los países deben reforzar la vigilancia genómica y subsanar las deficiencias en cobertura de vacunación para terminar con la emergencia.
“La covid-19 puso de relieve que ningún país u organización del mundo estaba plenamente preparado para el impacto de esta pandemia”, afirmó Barbosa durante una rueda de prensa ayer jueves. Esto incluye a las Américas, una región “marcada por las inequidades”, acotó.
A pesar de los logros, Barbosa advirtió que “la covid-19 todavía está con nosotros y el virus aún tiene que establecerse en un patrón predecible”.
Barbosa advirtió que, aunque las tasas de detección han disminuido, es crucial que los países mantengan y sigan reforzando la vigilancia, ya que el virus SARS-CoV-2 “puede evolucionar y adaptarse rápidamente”.
Avances irrefutables
La pandemia trajo consigo una serie de cambios en la vida diaria de las personas, ya que se adoptaron medidas como confinamientos y estrategias de distanciamiento social, se impuso el uso obligatorio de la mascarilla y se ordenó el cierre de casi todas las actividades económicas, comerciales y recreativas. Hasta los aeropuertos estuvieron cerrados.
Las casas farmacéuticas desarrollaron vacunas contra la covid-19 que han salvado vidas y han demostrado tener un perfil de seguridad aceptable en la población general y pediátrica, así como tratamientos de probada eficacia y efectividad para el manejo de la enfermedad respiratoria.
En Panamá, del 21 de enero de 2021 al 5 de marzo de 2023 se han aplicado un total de 8 millones 879 mil 799 dosis contra la covid-19, incluyendo la bivalente, según datos del Programa Ampliado de Inmunización del Minsa.
La Sociedad Panameña de Infectología Pediátrica detalló que ante la circulación del virus SARS-CoV-2 altamente letal, los confinamientos alcanzaron a evitar contagios y la preservación de vidas, mientras se lograba obtener vacunas y tratamientos eficaces.
Además, estudios llevados a cabo en el contexto europeo por investigadores del Colegio Imperial de Londres, demostraron que la implementación de estas medidas, entre febrero y mayo de 2020, evitaron 3.1 millones de decesos al comparar el número de muertes estimadas versus aquellas ocurridas.
Se calcula que entre diciembre de 2020 y diciembre de 2021, las vacunas contra la covid-19 lograron salvar cerca de 20 millones de vidas a nivel global, indicó la SPIP.
Para el expresidente de la Sociedad Panameña de Infectología Pediátrica, Javier Nieto, es importante que la política no haga olvidar que hace tres años inició la crisis sanitaria más difícil desde nuestra constitución como República.
Nieto, quien fue asesor de la entonces ministra Turner en el manejo de la pandemia, remarcó que como país requerimos transformaciones profundas que nos permitan estar preparados para retos futuros.
La covid-19 se mantiene como una emergencia de salud global, anunció el pasado 30 de enero la OMS, después de que un importante comité asesor concluyera que la pandemia podría estar cerca de un “punto de inflexión”, en el que un nivel más alto de inmunidad pueda reducir las muertes asociadas al virus.
Los miembros del comité asesor decidieron mantener el estatus de pandemia al considerar que la covid-19 puede tener un impacto significativo en la salud pública, con un número elevado de muertes en comparación con otras enfermedades infecciosas respiratorias, la “aceptación insuficiente” de la vacuna en los países de bajos y medios ingresos, así como en los grupos de mayor riesgo, y la incertidumbre asociada con las variantes emergentes.
Nieto piensa que la OMS pronto declarará el fin de la emergencia sanitaria.