En medio del bullicio y la algarabía característicos de las festividades de Carnaval, un grupo de jóvenes decidió apartarse de la euforia típica de estos días para sumergirse en retiros espirituales con el anhelo de encontrar el llamado de Dios.
Lejos de las comparsas, un total de 100 personas, incluidos 80 jóvenes entre los 16 y 23 años, aproximadamente, prefirieron el recogimiento como medio para desconectarse del ruido de la mojadora de carnaval y conectar con su espiritualidad en la capilla católica de Zanguenga en La Chorrera.
Pero, lejos de lo que se pudiese pensar, estos jóvenes no solo rezaron en este retiro pre-cuaresmal programado por la Parroquia San Francisco de Paula de La Chorrera, sino que se divirtieron saltando y cantándole a Dios.
Alberto Moreno, uno de los organizadores, afirmó que muchas personas donaron alimentos para estos días, en los que han enfatizado en la oración para que los jóvenes tengan las herramientas suficientes para enfrentar su diario vivir.
Moreno, de 23 años, dijo que el momento más especial es cuando están frente al Santísimo, ya que sienten ese momento de perdón y reconciliación con Dios.
Para Lisbeth Moreno Jiménez, de 18 años, en este, su primer retiro espiritual, llegó sin expectativas, dijo que quería encontrar a Dios. Pasados estos días, aseguró que todo cambió: “he quedado sorprendida... he aprendido muchísimo no solo de los temas que nos han dado sino de los jóvenes. Uno piensa que lo sabe todo y llega a estos retiros donde uno tiene un encuentro más personal con Dios y aprende a cómo orar, acercarse a él y ser perseverante en esa oración”.
¿Cómo logran mantenerse enfocados en su retiro mientras el mundo exterior se entrega al jolgorio?
José Manuel Botacio, uno de los participantes, explicó que al principio se desconcentraban al momento de la oración, pero comenzaron a realizar rezos en conjunto “para que Dios nos dé esa virtud de concentrarnos y orar, de olvidar todo lo que está alrededor y solo concentrarse en la oración y en las citas bíblicas”.
En tanto, Moreno dijo que están en una pequeña burbuja por estos días, pero que el verdadero reto será cuando salgan de ahí a dar testimonio e impactar a otros jóvenes que quieran también tener ese encuentro con Cristo.
Por su parte, Lisbeth dijo emocionada que “Dios nos habla a todos nosotros de una manera muy especial, dependiendo de su vida, de lo que ellos necesitan y qué dicha haber compartido con ellos. Ver que quizás uno no está solo en este caminar, sino que compartimos muchas experiencias de vida”.
¿Qué llevas contigo de este retiro que vas a poder implementar al regresar a la cotidianidad?
“La oración, para mí, es muy fuerte. Es nuestro escudo a la hora de ir al combate. Esto va muy ligado a cómo uno reacciona a las situaciones externas, cómo utilizas esa oración que aprendiste en el retiro para usarla en nuestra vida diaria, en las dificultades que se nos presentan”, resaltó Lisbeth.
Mientras que Botacio señaló que saldrá del retiro con el corazón contento, con la fe renovada y agradecido con Dios para hablarle a los demás de lo aprendido. Le gustaría hacer actividades en su comunidad como leer la Biblia, sin distinción de religiones.
En este camino menos convencional, las jóvenes participantes durmieron en tiendas de campañas, algunos en compañía de sus padres, preparándose para sellar este encuentro este miércoles cuando se impuso la cruz de cenizas en la frente como señal de arrepentimiento de los pecados, dando inicio a la Cuaresma.