El flujo de migrantes que intenta llegar a los Estados Unidos a través de la selva del Darién, entre Panamá y Colombia, aumentó en las últimas semanas, pese a la advertencia del país norteamericano de no permitir su ingreso.
Las estadísticas del Servicio Nacional de Migración (SNM) confirman que hasta el pasado 17 de agosto de 2023, aproximadamente 300 mil personas, incluyendo niños, cruzaron Darién. Esta cifra supera ampliamente el récord del año 2022, cuando 248 mil migrantes atravesaron la frontera natural, de 266 kilómetros de largo y 575 mil hectáreas de superficie para cumplir el “sueño americano”.
En solo 17 días de agosto, más de 42 mil personas recorrieron la inhóspita selva, es decir, un promedio de 2 mil 500 por día. Mientras que en todo el mes de agosto del año pasado transitaron por Darién 31 mil 104 migrantes, según los datos de la SNM.
A este ritmo, las autoridades panameñas estiman que al final del año habrán cruzado el Darién unos 400 mil migrantes.
El ministro de Seguridad, Juan Manuel Pino, detalló que en lo que va del año más de 60 mil menores han pasado por la selva de Darién, de estos 219 son separados de sus padres (fallecieron en el trayecto), 86 no tenían compañía de ningún familiar y 45 no portaban documentos.
Aseguró que en la frontera de Panamá con Colombia han detectado a decenas de personas con prontuario delictivo que intentan mezclarse con migrantes que cruzan diariamente el tapón del Darién.
“Hemos detectado desde terroristas para abajo”, manifestó Pino la semana pasada en la Asamblea Nacional durante la sustentación del informe memoria del ministerio.
Sin embargo, no precisó el número de personas aprehendidas calificadas como terroristas. Desde el 1 de enero hasta este viernes 11 de agosto del 2023, Panamá ha deportado 222 personas y la cifra de expulsados es de 117. La lista es encabezada por Colombia, Venezuela y Nicaragua.
Subrayó que Panamá es el único país de la región que verifica a los migrantes de manera biométrica. Agregó que de eso trata el “flujo controlado”.
Entre los migrantes es común escuchar historias como: “A mi hijo y a mí y a mi esposa nos atracaron. A mi hijo le quitaron todos sus documentos, nos quitaron la plata, nos dejaron sin nada. Una gente armada con fusiles… no se sabe si son de guerrilla, no sé. Nos quitaron todo y no tenemos ni para comer ni nada. Tenemos tres días que ni comemos”.
Estos relatos muestran la cruda realidad que enfrentan innumerables familias que se aventuran a cruzar la selva del Darién para llegar a Panamá y continuar su camino hacia Estados Unidos, en busca de mejores oportunidades. Arriesgan sus vidas no solo por las difíciles condiciones del viaje a través de la selva, sino también por los constantes robos, secuestros, abusos y extorsiones a las que se ven expuestas en el camino.
De hecho, la situación en la frontera con Colombia llevó al gobierno panameño a establecer varios albergues en todo el país, con la colaboración de organismos internacionales. Incluso, el Comité Internacional de la Cruz Roja proporcionó este año un centenar de sepulturas para migrantes en un cementerio cercano a la selva.
En ese sentido, el número de migrantes fallecidos en Panamá aumentó de 62 en todo 2022 a 71 en lo que va de año, según datos oficiales, aunque se considera que puede haber un subregistro.
Sin embargo, el ministro Pino señaló que los países de América del Sur no están cooperando en la gestión de esta situación, a pesar de acuerdos previos sobre el flujo migratorio.
¿De dónde provienen los migrantes?
Frente a este desplazamiento masivo de población, la Agencia de la Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y la Organización Internacional para los Migrantes (OIM) urgen a los países de la región adoptar un enfoque integral, regional, y colaborativo para atender las necesidades humanitarias y protección de las personas que transitan en América Latina y el Caribe.
Si bien la mayor parte de los migrantes y refugiados son originarios de la región, cada vez se encuentran más personas provenientes de países muy lejanos. Los datos desagregados indican que la mayor parte de los migrantes y refugiados, son ciudadanos venezolanos; les siguen los haitianos y ecuatorianos; además de chinos, colombianos e hijos de haitiano nacidos en Chile y Brasil. También hay personas de Afganistán, Nepal y Perú, entre otros lugares de origen.
El director del Acnur para las Américas, José Samaniego, explicó que una variedad de factores interconectados que van desde el acceso limitado a los derechos fundamentales y los servicios esenciales, hasta el impacto de la violencia y la inseguridad, siguen empujando a la gente a situaciones de desplazamiento.
En un comunicado conjunto, Acnur y la OIM sostuvieron que la gran cantidad de cruces destaca la necesidad de una respuesta hemisférica al fenómeno migratorio.
Mientras que la directora regional de la OIM para Centroamérica, Norteamérica y el Caribe, Michele Klein, consideró que la peligrosa travesía de la selva del Darién es un testimonio de la desesperación y la determinación de quienes buscan una vida mejor y “un recordatorio sombrío” de la exigencia de actualizar los sistemas migratorios. La urgencia de esta situación no permite demoras; es nuestro deber colectivo, y no solo de Panamá, ofrecer soluciones humanas y sostenibles que prevengan futuras tragedias, recalcó.
Los organismos destacaron que Panamá ha implementado estrategias contra la trata de personas y el tráfico ilícito de migrantes, ofrecer vías legales flexibles para personas migrantes y refugiadas y promover actividades económicas sostenibles en las comunidades fronterizas.