La exempleada de Facebook Frances Haugen entró al escenario bajo una lluvia de aplausos en Portugal, en el más reciente paso de su recorrido como denunciante de alto perfil, que ha resultado muy diferente al de otros que la antecedieron y que terminaron en el exilio o arruinados.
La filtración de documentos protagonizada por Haugen se ha beneficiado de una bien aceitada maquinaria comunicacional, poderosos respaldos y hasta una afortunada apuesta en criptomonedas, aunque aún está muy lejos de lo que ha dicho es su meta: una reforma de Facebook.
Los reportes internos que fotografió con la cámara de su teléfono y entregó a periodistas ha resultado en un aluvión de historias que coinciden en que los ejecutivos de Facebook sabían que la plataforma podía dañar a adolescentes, minorías étnicas y democracias, pero estaban más preocupados en los beneficios económicos.
Pero en lugar de terminar en la indigencia o con temor a ser perseguida, esta mujer de 37 años se ha convertido en una figura favorita de los medios y adelanta un tour mundial tras la intensa respuesta que se desató en contra del gigante de las redes sociales.
“Definitivamente no es una situación de David contra Goliat, ella está mucho más organizada y en una posición de poder”, dijo Vigjilenca Abazi, integrante del Government Accountability Project, una organización estadounidense para la protección de denunciantes.
En cuestión de semanas, Haugen ha testificado ante el Congreso de Estados Unidos y el Parlamento británico, mientras legisladores de la Unión Europea la han invitado a una comparecencia el 8 de noviembre.
Entre tanto, ha hecho tiempo para ser entrevistada en un escenario, ante una audiencia que la aplaudía con ánimos en la conferencia de tecnología Web Summit en Lisboa.
“Originalmente no planeaba ser visible, como dije antes. No me gusta la atención”, dijo Haugen, mientras contaba su recorrido desde que trabajaba en el equipo anti desinformación de Facebook hasta su lanzamiento al estrellato mediático internacional.