La obsesión de las istmeñas por mantenerse activas en las plataformas digitales de información se ha visto reflejada en un informe regional que midió la influencia de las redes sociales en su cotidianidad.
Las panameñas, a diferencia de sus pares del resto de Centroamérica y el Caribe, son las líderes del Facebook, Twitter, Instagram, Youtube y WhatsApp, y hasta son capaces de rebasar los límites acostumbrados de conectividad frente al sexo opuesto.
Generalmente las mujeres de la región parecen estar rezagadas en el uso de las redes sociales, puesto que apenas el 39.7% de ellas son asiduas revisoras de las pantallas digitales para acceder a sus cuentas virtuales versus el arrasador 60.3% que corresponde al porcentaje de hombres que emplean parte de su tiempo en la misma actividad.
Sin embargo, ese porcentaje no se amolda a la realidad de las mujeres panameñas.
El informe titulado V Estudio de Redes Sociales Centroamérica y el Caribe, realizado a mediados de 2015 por iLifebelt, compañía especialista en innovación y la captación del comportamiento digital en países latinoamericanos, lo detectó e hizo una excepción al señalar que en el istmo se notó que eran las mujeres quienes encabezaban los clics en las redes sociales.
La teoría apunta a que este grupo de féminas puede incluso superar la porción asignada al empleo de redes sociales por parte de los varones. Indica el estudio que “6 de cada 10 de los últimos se conectaba a las redes sociales con regularidad”.
En Panamá, “la mayoría de usuarios son mujeres” remarca el informe, sin detallar el porcentaje exacto.
La investigación indica que en las personas de 21 a 30 años es donde se encuentra la efervescencia hacia el uso de las redes sociales.
Ellas lideran el tecleo digital
Con el nacimiento de nuevas redes sociales, las usuarias parecen atraídas como si se tratara de hormiguillas al pastel. Son ellas las más dadas a anexarse o explorar un mundo digital cada vez más cambiante.
En el orden de prioridades, son las redes sociales el bastión número uno que anima a un individuo a adentrarse al caudal de internet.
Las actividades diarias reportadas por usuarios en el informe de iLifebelt 2015 de Internet y Redes Sociales en Centroamérica y el Caribe se distribuyeron en 71% para visitas a redes sociales, 62% para la revisión del correo electrónico, 56% para ver videos en línea, 14% para enterarse de las noticias y 28% para chatear.
En el segmento de redes sociales, son Facebook (90%) y WhatsApp (63%) las que se llevan la mayor atención, este último seguido muy de cerca por YouTube (61%) y consecuentemente de Google+ (59%), Twitter (57%), Instagram (43%) y Messenger (36%).
La socióloga Rubiela Sánchez dice que un gran número de mujeres ha terminado adaptándose a la corriente de estas redes, porque “vivimos en una sociedad que promueve altamente la tecnología”.
Pero más allá está el lado sensible de la mujer, que ha encontrado una herramienta donde puede “expresar sus ideas” y las puede “transmitir” de forma masiva.
Apunta como elemento adicional el atractivo que proveen las redes sociales al ser un medio para el cultivo de “las relaciones interpersonales”.
Según la analista de marketing digital Elsie Muñoz, el hecho de que las mujeres estén llevando la delantera en el empleo de las redes sociales tiene una conexión con el acceso a la educación, como posgrados y cursos de especialización.
“Un número superior de damas se refleja en las clases universitarias y las graduaciones”, atestigua Muñoz, quien también funge como coach de redes sociales.
En ese sentido, el documento detalla, sin hacer distinción de género, que el 41% de los usuarios en general en redes sociales tiene un trabajo, ya sea en una empresa o por su cuenta, apenas un grupo de 5% dijo estar desempleado.
El estudio posiciona al smartphone como el dispositivo más empleado para acceder a las redes sociales y estima que el tiempo máximo de conexión por usuario es de tres horas diarias.
La seguridad, el talón de Aquiles
La socióloga Marina Ábrego no duda de los beneficios que pueden aportar a las mujeres la conectividad con las redes sociales, pero al mismo tiempo advierte de las precauciones que se deben tomar al proveer demasiada información en estos sitios.
“Hay riesgos latentes, que pueden poner a una usuaria en la posición de víctima, de un secuestro, por ejemplo”, plantea. Ábrego siente mayor preocupación por las adolescentes, un grupo que analizó para un trabajo de investigación. Notó que las chicas al exponer información abiertamente pueden constituirse en blanco de timos por parte de personas inescrupulosas, quienes a su vez utilizan los mismos medios para hacer daño.
Las redes sociales sin un manejo adecuado son un medio por el que las mujeres se vuelven vulnerables, concluye Ábrego.