La transformación en la producción y elaboración de cocaína se ha visto impulsada por unos métodos de transporte cada vez más sofisticados.
Gran parte de la pasta base de cocaína llega a Europa oculta en productos legales. Esto puede implicar mezclarla en plástico fundido que luego se vuelve a moldear o disolver la cocaína en líquidos y verter la mezcla para “impregnarla” en ropa u otros materiales.
El uso de estas técnicas, que aparecieron por primera vez a principios de la década de 2000, han aumentado considerablemente en los últimos cuatro años, señala Jorrit van den Berg, científico forense holandés.
“La escala de estas operaciones también ha aumentado”, afirma van den Berg. “El contrabando de cocaína en material de transporte se ha convertido en un segundo gran flujo hacia Europa”.
“Cees”, un holandés de 44 años condenado en 2021 por dirigir un laboratorio de metanfetamina en el que empleaba a cocineros latinoamericanos, le dijo a OCCRP que también se había planteado montar un laboratorio para extraer cocaína de materiales impregnados. La idea, señaló, era evitar costes -como tener que sobornar a funcionarios portuarios o pagar a personas para que forzaran los contenedores de transporte- y compensar así las recientes caídas de precios debidas a la sobreproducción en Colombia.
Este artículo es parte de ‘NarcoFiles: el nuevo orden criminal’, una investigación periodística transnacional sobre el crimen organizado global, que explora cómo innova y cómo se extiende por el mundo. El proyecto, liderado por OCCRP con el apoyo de CLIP, se inició con una filtración de correos electrónicos de la Fiscalía General de La Nación de Colombia que fue compartida con medios de todo el mundo, incluido La Prensa. Los periodistas examinaron y corroboraron el material junto a cientos de documentos, bases de datos y entrevistas. Los hallazgos pueden encontrarse prensa.com.
“Tiene más sentido desde el punto de vista económico”, dijo Cees a OCCRP, que aceptó ser identificado sólo por su apodo. “Han estado produciendo tanto [en Sudamérica] que los precios al por mayor han bajado”.
En una investigación conjunta con autoridades británicas y holandesas, los fiscales colombianos le siguieron la pista a un grupo delictivo transnacional que planeaba exportar cocaína mezclada con productos como aceite de palma, carbón vegetal, café y fertilizantes. No está claro si estos planes se llevaron a cabo.
Según un informe interno que resume las conclusiones de la investigación, un dúo de químicos formado por padre e hijo ayudaba a procesar la cocaína y luego la insertaba en estos productos legales en laboratorios clandestinos colombianos. Antes de exportar la droga, la banda enviaba cargamentos de prueba de carbón sin adulterar a puertos europeos para testear los controles aduaneros de cada país. Ambos fueron detenidos, en un operativo donde 27 personas fueron arrestadas, de las que 19 están apelando.
Una vez al otro lado del océano, la droga se extrae mediante técnicas como el lavado con agua y disolventes del material portador impregnado. En el laboratorio de Nijeveen, el equipo extrajo primero la base de cocaína del carbón en el que se había mezclado y luego la cristalizó antes de envasarla, dejándola lista para la venta. Jorrit van den Berg, el científico holandés, explicó a OCCRP que la sofisticada naturaleza de este tipo de camuflaje ha hecho que algunas de las técnicas de detección estándar resulten ineficaces.
Pero acertar con la receta no es fácil. Un grupo de traficantes, conocido en los medios de comunicación como el “cártel de Morfhox”, experimentó con formas novedosas de eludir la detección en sus envíos a Estados Unidos y Europa, incluido el envío de un kilogramo de cocaína líquida a las Bahamas, destaca una acusación colombiana contra el grupo.
Sin embargo, cuando un miembro de la banda en las Bahamas intentó devolver la droga a su estado original después de que le enseñaran la “fórmula” perfecta, solo consiguió extraer 40 gramos. Decenas de miembros del grupo fueron detenidos en Colombia en 2018 (él y otras personas están apelando).
Freek Pecht, coordinador antidrogas de la policía holandesa, explicó que los colombianos que llegan a Europa eran a menudo los mismos que escondían la cocaína en el material portador impregnado, porque conocían el “código específico” para “desbloquear” los envíos.
“Si manipulas con esa receta y las cosas van mal, obtendrás un rendimiento mucho menor o dañarás todo el lote y te quedarás sin nada”, declaró a Knack, colaborador de OCCRP.
Este año, la policía española desmanteló un laboratorio en Galicia, en el noroeste del país. En Europa es la primera estructura de gran tamaño en la que se produce directamente cocaína a partir de un cargamento de pasta base, el rudimentario producto elaborado por los propios cultivadores.
Como en Nijeveen, el laboratorio gallego podía producir hasta 200 kilos de cocaína al día.
La pasta base de coca es más barata que los productos más trabajados. Como resultado, procesarla hasta convertirla en cocaína en Europa reduce las pérdidas si un cargamento es incautado. También supone un mayor margen de beneficio del lado europeo, donde mil kilos de cocaína pueden generar hasta 80 millones de dólares, afirma un análisis de Global Initiative, una organización no gubernamental enfocada en el crimen organizado.
“El fenómeno se va a extender de forma exponencial debido fundamentalmente a lo rentable del negocio”, explicó Emilio Rodríguez Ramos, jefe del grupo de policías españoles que descubrieron el laboratorio, a Narcodiario.
Van Nes, el fiscal neerlandés, dijo que las autoridades en Amberes y Rotterdam han estado incautando mucha más cocaína en los últimos años, y que es lógico que los narcotraficantes reaccionen. Intentan “repartir el riesgo, igual que lo haría cualquier inversor de bolsa sensato”, variando métodos, rutas y puertos.
“Entre las organizaciones criminales y las fuerzas de seguridad es el juego de nunca acabar del gato y el ratón”, recalcó.
Análisis de datos por Ignacia Velasco.
*Yelle Tieleman (Follow the Money) contribuyó a esta historia.