Especial BCIE / Parte V

Las borrascas financieras del BCIE

Las borrascas financieras del BCIE
Una investigación colaborativa de once medios regionales e internacionales, incluido La Prensa, rastreó por un año los proyectos y las finanzas del BCIE. Los hallazgos se comparten desde hoy.


Las prácticas de préstamo laxas del Banco Centroamericano de integración Económica (BCIE), gracias a las cuales Nayib Bukele desvió fondos para financiar su capricho de convertir a bitcoin en moneda nacional, han tenido han tenido un precio para el banco.

Aunque su calificación crediticia sigue siendo alta, lo que le da un acceso más barato a la financiación internacional, altos cargos internos del banco han expresado su preocupación por su futura estabilidad financiera.

En diciembre de 2021, nueve de los directores nacionales del BCIE escribieron a su Junta de Gobernadores para expresar su preocupación por el estancamiento de sus resultados y por lo que consideraban una falta de transparencia en torno a sus inversiones.

Una investigación de OCCRP en alianza con medios de la región, incluido La Prensa, tuvo acceso a una carta donde plantearon “gran preocupación por la gestión y los parámetros financieros del Banco y las serias preocupaciones planteadas sobre su adecuada gobernanza”, citando un desplome en la rentabilidad del BCIE y el rendimiento de sus activos desde 2018, cuando Mossi asumió la presidencia.

Hasta hace poco, señalaron los directores, la creciente cartera de préstamos y los activos del banco habían indicado que se encontraba en una posición financiera sólida. Así que les tomó por “sorpresa”, dijeron, cuando las cifras de octubre de 2021 mostraron que los ingresos se habían desplomado a $83,6 millones, por debajo de los 223,5 millones de 2018.

Las borrascas financieras del BCIE
El BCIE se autodefine como “el banco multilateral más sólido, sostenible y con mayor presencia no regional” en Centroamérica. Standard confirmó su calificación de riesgo internacional en AA

Los directores acusaron a la administración del banco de ocultarles información, por lo que no podían tomar decisiones informadas sobre si invertir en “operaciones que también presentan graves deficiencias en sus fundamentos.”

“La administración ha insistido en diversas prácticas tendientes a impedir que se cuente con los insumos necesarios para que los consejeros puedan ejercer adecuadamente sus funciones”, escribieron. De no tomarse medidas, los directores advirtieron que el BCIE enfrentaba “un eventual deterioro de la salud financiera que la institución venía disfrutando en la última década”.

El presidente de la entidad, Dante Mossi, rebatió las preocupaciones de los directores, afirmando que la Junta de Gobernadores había rechazado los puntos planteados en la carta. Las finanzas del BCIE estaban “mejor que nunca” y el banco estaba “funcionando fantásticamente”, argumentó, señalando el aumento de capital del banco en 2020 de $5,000 millones a $7,000 millones.

Las ganancias del BCIE han caído desde que los directores expresaron su alarma, con un desplome de ingresos financieros netos de más del 6% en los seis meses hasta junio de 2022 en comparación con el mismo período del año anterior, según las cifras más recientes que están disponibles al público.

Carlos Acevedo, exdirector del Banco Central de Reserva de El Salvador, que canaliza los préstamos del banco de desarrollo al país, revisó las cuentas del BCIE y estuvo de acuerdo en que la caída era “sorprendente”, diciendo que justificaba una mirada más cercana a la forma en que el banco está siendo administrado.

Parte del problema parece deberse al deterioro de la cartera de préstamos del banco, ya que en junio de 2022 la provisión para insolvencias del sector público había aumentado casi un 40% con respecto al año anterior.

En un comunicado publicado unos meses más tarde, la agencia de calificación S&P también planteó preocupaciones sobre las perspectivas económicas para Centroamérica, advirtiendo la presencia de una “calidad de activos más débil” en la región.

Mientras tanto, el nivel de capital ajustado por riesgo del BCIE - una medida clave de la estabilidad financiera a la que se refieren los directores en su carta - también disminuyó, cayendo al 14% en junio de 2022, por debajo del 15,7% del mismo momento del año anterior.

A medida que los beneficios del BCIE han disminuido, sus costos han aumentado, con un incremento del gasto en salarios y prestaciones de los empleados que crecieron el 13% en el primer semestre de 2022 en comparación con el mismo periodo del año anterior.

Las borrascas financieras del BCIE
Ottón Solís, otro de los exdirectores del BCIE en Costa Rica, dijo que se quejó de la cultura de excesos salariales del banco cuando aún trabajaba allí.


Ottón Solís, otro de los exdirectores del BCIE en Costa Rica, dijo que se quejó de la cultura de gastos excesivos del banco cuando aún trabajaba allí en 2018, pero los gobernadores sofocaron sus intentos de frenar los gastos.

En una entrevista con el diario El País de España después de dejar su puesto, describió cómo los directores cobraban $20,000 al mes libres de impuestos, recibían regalos de lujo, tenían uso discrecional de vehículos y vuelos ilimitados en primera clase en la región, y recibían bonos de vacaciones. Según sus cálculos, el gasto del BCIE en relación con sus activos triplicaba el del Banco Mundial y el BID.

“Parece el banco de una economía petrolera del Golfo Pérsico”, declaró al periódico. “Estos excesos son incompatibles con los objetivos de desarrollo del BCIE y con los niveles de renta de la mayoría de los habitantes de la región”.

Mossi admitió que el BCIE había visto “aumentar el costo de hacer negocios en términos absolutos” en los últimos años, pero en general describió el banco como de “bajo costo” y “altamente eficiente”.

A pesar de las borrascas financieras a las que se enfrenta, el BCIE parece confiar en su futuro.

En su estado financiero de junio de 2022, el banco dijo que había cambiado su metodología contable para mantener menos dinero en reserva contra impagos. La medida permitió al banco liberar casi $133 millones, aumentando sus ingresos para el período a poco más de $250 millones y mejorando sus métricas financieras.

Pero un exfuncionario del BCIE, que habló bajo condición de anonimato para evitar repercusiones profesionales, dijo que el cambio era sólo una forma de hacer que el banco se viera mejor sobre el papel.

“No son ingresos en efectivo, es sólo una maniobra contable que aumenta los ingresos y permite al banco mejorar su base de capital para conceder préstamos”, dijeron.

Investigación y análisis de datos: Romina Colman (OCCRP). Investigación de Angus Peacock (OCCRP)

Traducción: Matías Godoy, para CLIP.

Vea la sexta entrega del especial del BCIE: El financiamiento del autoritarismo en Nicaragua y El Salvador


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