Un largo y optimista viaje… pero sin final feliz

Un largo y optimista viaje… pero sin final feliz
Facsímil de un organigrama preparado por los investigadores españoles, cuyo líder es Ryan James Hale, y Anthony Alfredo Martínez Meza, el proveedor.


La tecnología que utilizan las bandas dedicadas al trasiego ilegal y suprarregional de estupefacientes supera en muchos aspectos la capacidad de rastreo de, por ejemplo, las autoridades panameñas así como de muchos otros países. Igualmente, carecen de instrumentos jurídicos para hacer más eficaz la persecución, la aprehensión y el embargo de los enormes beneficios que produce el narcotráfico, como una ley de extinción de dominio.

Operaciones policiales llevadas a cabo en Europa en los últimos años revelan que estas organizaciones recurren a costosas plataformas de comunicaciones encriptadas que les permiten hablar y planificar libremente, sin temor a que los espíen.

En cambio, la falta de presupuesto destinado a investigar, a contratar o formar especialistas, analistas y la adquisición de tecnología por parte de los organismos de seguridad de los Estados, incluido el panameño, mina la capacidad para perseguir el delito, al mismo tiempo que sus deficiencias facilitan la operatividad criminal.

En 2018, la Policía Judicial Federal de Amberes (Bélgica) comenzó a vigilar una plataforma encriptada de chat de la empresa Sky ECC, que usaban decena de miles de criminales en todo el mundo. En la operación tomó parte la Europol, que pudo quebrar el código de encriptación. Algo muy similar se logró poco antes con otra plataforma semejante: EncroChat, intervenida por las autoridades europeas con malware que infectaba los teléfonos con esta plataforma.

EncroChat, cuyo uso era casi exclusivo de redes delincuenciales europeas era también usada –junto con la plataforma de Sky ECC– por miembros del grupo narcotraficante desmantelado en Dubái en noviembre pasado, del que era parte el panameño Anthony Alfredo Martínez Meza.

Esta banda –liderada por el británico Ryan James Hale– mantenía contactos con otro panameño: Jaime Powell Rodríguez –alias Yunya– detenido en España en febrero pasado, dos meses después de haber sido ser capturado en Dubái Martínez Meza.

Chats incriminadores

Gracias a que las autoridades europeas intervinieron ambas plataformas fue posible armar rompecabezas de cientos de millones de mensajes encriptados y de imágenes enviadas por los delincuentes. La Europol facilitó a España mensajes que mantenían seis miembros de la banda que lideraba Hale, y cuyo proveedor de drogas era Martínez Meza.

Del análisis de sus mensajes, quedó en evidencia, “sin género de dudas”, su participación en la operación para extraer droga de un contenedor en Barcelona que, empero, había sido intervenido en Valencia días antes de arribar a la ciudad catalana.

Los investigados hablaron en su chat, por ejemplo, del mejor momento para sacar la droga del contenedor con 698 kilos de cocaína que venía de Panamá. Incluso, se enviaron fotografías con detalles “muy concretos” de la ruta del barco con el contenedor, su identificación alfanúmerica y el número del precinto que selló su contenido, así como de la fecha prevista de llegada a su destino final.

A partir del 5 de abril de 2020 –según el expediente español de esta investigación– se dieron “las conversaciones más relevantes, ya que todos los investigados estuvieron haciendo preguntas o hablando sobre el operativo”. Un miembro del chatpidió que le mandaran el número del contenedor y Hale envió una fotografía donde se apreciaba perfectamente la numeración del mismo, es decir TCKU1117158″, coincidiendo con el aprehendido en Valencia. Esa foto había sido previamente enviada por Martínez Meza a Hale.

Además, los miembros del grupo comentaron sobre tres componentes para extraer la droga del puerto: un operador de grúas; un informático, quizás un empleado de la naviera con acceso a datos confidenciales; y la “puerta”, quizás un trabajador corrupto de la naviera que permitiese la salida de la droga del puerto, dice el expediente.

Un largo y optimista viaje… pero sin final feliz
Anthony Alfredo Martínez Meza es descrito por las autoridades de España como un sujeto de alto perfil en el negocio ilegal del tráfico de estupefacientes en Europa.

Los planes de extracción

Los investigados llegaron a saber que el contenedor fue bajado en Valencia, por lo que sospecharon que la carga podía estar comprometida. Aún así, intentarían averiguarlo y, si no era cierto, extraerían la droga.

Planearon hacerlo el 6 de abril de 2020, pero antes, debían corroborar que el precinto del contenedor era el original, es decir, el que había sido puesto en Panamá. Incluso, consideraron llevar a un individuo de confianza de Hale para que estuviera presente durante la apertura del contenedor. Este personaje “comúnmente se le conoce como ‘notario’, ya que, si no había droga en su interior, de esa manera podrían justificarse ante el resto de los inversores”, indica el expediente.

A fin de verificar que la intervención de la Policía no era patraña, uno de los integrantes del grupo pidió fotografías con el número del contenedor y del precinto, así como alguna noticia con detalles de la aprehensión. “Todo ello de cara a justificarse ante los suministradores de Sudamérica”, conjeturaban los investigadores españoles.

Hale envió fotos de una nota de prensa sobre la aprehensión de la droga en Valencia, que también envió previamente Martínez Meza.

Las autoridades españolas concluyeron que todos los integrantes del chat habrían invertido dinero en la drogas y que, además, cada uno de ellos tendría un rol en el seno de la organización criminal. Y, obviamente, uno de los inversores de la carga aprehendida era Martínez Meza.

La información que recibía Hale de Martínez Meza y de otros operativos era transmitida de inmediato por el propio Hale a los inversores, que, como se dijo, tenían un rol en la organización.

El proveedor

Los chats encriptados, tanto en Sky ECC como en EncroChat, eran la vía para dar detalles del seguimiento de la carga. Por ejemplo, el 29 de febrero de 2020, Hale y Martínez Meza –este último identificado como el usuario Hassan en la plataforma de Sky ECC– conversaron.

Martínez Meza le envió a Hale la fotografía del contenedor elegido –con la identificación borrada– que llevaría la “carga” a Barcelona.

Teniendo en cuenta que el buque en el que viajaría el contenedor tendría escalas a lo largo de su viaje –Cartagena (Colombia); Valencia (España); y Tánger (Marruecos)–, es de suponer que Hassan habría obtenido información precisa sobre los contenedores rumbo a Barcelona y por ello pudo elegir uno que llegaría hasta ese destino, donde la carga sería “rescatada” por funcionarios y empleados españoles reclutados por la organización.

Al día siguiente –1 de marzo de 2020– Hassan le envió a Hale otra foto, en la que se observa un letrero que indica la dirección hacia el puerto de Manzanillo, desde donde saldría el contenedor “preñado” con la droga, operación que habría encabezado el propio Martínez Meza, dada su presunta presencia en el lugar.

El expediente de la investigación indica que “a las 11:08:00 horas, [Martínez] Meza informa a Hale ‘que la caja ha sido de nuevo enviada al scanner, para posteriormente mandarle una foto, a las 13:27:06 horas, del precinto que llevará el contenedor. Se desprende, por tanto, que una vez que la droga se hubiera introducido en su interior llevaría puesto el precinto de la imagen, garantía para la organización de que nadie ha manipulado el contenedor hasta su llegada al Puerto de destino”, indican los investigadores.

El 2 de marzo de 2020, Martínez Meza informó a Hale que “el trabajo estará terminado en una hora”, que “la caja acaba de salir” y que “los chicos estaban buscando sitio” y que “en 20 minutos estaría cargado”. Finalmente, Hassan confirmó que el contenedor “ha sido cargado”.

Incertidumbre

Durante el tiempo que duró el viaje, hubo intercambios de mensajes entre los miembros de la organización, que giraban en torno a la ruta del barco que llevaba la carga, al seguimiento en puertos de escala –a fin de no perder el contenedor en un transbordo errado– y los preparativos para extraer la droga una vez llegara al puerto de Barcelona, el 1 de abril de 2020.

El 25 de marzo, nuevamente Hale y el panameño se escribieron. Este último le envió fotos del contenedor donde iban la drogas y de su interior, así como del precinto.

Las imágenes enviadas por Hassan coincidirían con las fotografías que tomó la Policía después, cuando en Valencia abrió el contenedor que Martínez Meza había elegido para el envío de la droga: el TCKU1117158.

Preparativos

En vista de que la droga estaba ya en camino, Hale armó un grupo de chat en la plataforma de Sky ECC para planear su extracción en Barcelona, así como para su almacenamiento temporal y posterior distribución.

Hale pensaba que las cosas marchaban tan bien que en los chats con los otros miembros de la organización se incluyeron informes sobre el trasporte de cientos de kilos más de drogas.

Por ejemplo: 630 kilos que saldrían de Costa Rica; mil 200 kilos con destino a Rotterdam (Holanda), y otros 2 mil kilos de cocaína para Cádiz (España). Es decir, en ese corto periodo de tiempo estaban por traficar a Europa –solo con este grupo– más de 5 mil 500 kilos de cocaína.

El entusiasmo que generó el embarque de los 698 kilos de cocaína procedentes de Panamá, de pronto, se vino abajo. Hale y Martínez Meza se volvieron a comunicar el 30 de marzo de 2020.

Esta vez, el panameño tenía malas noticias: “La Policía le había informado de una alerta emitida desde Panamá sobre el contenedor de Barcelona”, indica el expediente español, lo cual explicaría por qué el contenedor TCKU1117158 se revisó en Valencia y no en Barcelona, destino final del contenedor.

Lo que habría respondido Hale a Martínez Meza se desconoce, pues solo se tenían los mensajes de este último. Lo que sí es altamente alarmante es que haya sido la propia Policía de Panamá la que advirtió a Martínez Meza de la alerta del contenedor rumbo a Barcelona.

Y, pese a contar con esta información, todo el operativo para extraer la droga del puerto y trasportarla a un lugar seguro continuó. Las malas noticias seguían llegando, o, al menos, las novedades eran preocupantes. El barco con la droga, que debía llegar el día 1 de abril al puerto de Barcelona, se atrasó y no llegó hasta el día 4, situación que generó mucho nerviosismo entre los líderes del grupo criminal, a juzgar por lo que se decían en los chats.

Martínez Meza y otro miembro del grupo confirmaron a Hale, finalmente, el 4 de abril de 2020, el arribo del barco a Barcelona. Pero la espera, el estrés y los planes no valieron la pena. Lo que vino después fue la furia de Hale, el jefe del grupo narcotraficante.

Vea Mañana: El desmantelamiento de la banda narcotraficante


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