En muchas escuelas, sobre todo en Chiriquí, se enseñaba (no sé si todavía se enseña) la poesía Ñatore may, de Doña María Olimpia de Obaldía. Aunque parece que es un esfuerzo -así dicen los libros- por defender a la “india macilenta” a la que pregunta “¿Comuniyó?”, me parece que es un buen ejemplo -con todo respeto- de lo que no se debería hacer por las consecuencias que trae consigo.
Ñantöre mae, en idioma ngäbere significa “no recuerdo para ti” y “comuniyó” es una forma mal escrita (¿mal oida?) de la pregunta ¿ma köböni ño? (= ¿soñaste cómo?). De esta manera, ninguna de las dos frases tiene sentido. Cuando uno quiere saludar en ngäbere, normalmente se dice köbö kwin degä (= día bueno en la mañana) o bien kwin Ngöbögräge degä (= alabanza para Dios en la mañana).
Si es en la mañana, y hay confianza, se puede saludar con una pregunta: ¿Mä köböni ño? (= ¿tú soñaste cómo?). A veces se contesta: ti köböni kwin (= soñé bien) o bien: ñan töre (= no recuerdo). Entonces, “la india macilenta” del poema, ¿no recuerda nada de nada? La confusión que trae dicho poema es producto de no saber aprender bien un idioma.
Pero veamos cosas menos complejas del mismo idioma. Una de abogados: cuando uno quiere que alguien lo defienda o que sea su abogado, le dice: ja kwetde tigräge (= muerde para mí), de ahí que abogado se puede decir ni kwetdaga ti dogwäre (= el que muerde por mi cabeza), y tiene sentido.
Hay muchas formas de decirle a una persona que la queremos. Una puede ser ti brugwä mägrä (= mi corazón para ti), pero ¡ojo! en este caso depende del tono que usemos; si lo digo con fuerza o mostrando enojo, la “tortilla” se voltea y resulta “te odio”. Con el corazón se ama y se odia…
Antes, cuando los relojes eran escasos o no existían en la comarca, si alguien preguntaba la hora, decía: ¿Ñänä ogwä krobe? (= sol ojos cuánto, o sea, cuántos ojos de sol hay), es decir, ¿cuánto ha avanzado el sol? Y puedo dar fe de que la mayoría de los ancianos saben con bastante exactitud sobre ese “avance” del sol.
Para entendernos, tenemos muchas frases, pero es interesante cómo se dice “no entiendo” en ngäbere: Mä kugwe ñaka nüge gare tie (= tu palabra no llega a mi saber). No me llega tu palabra sería como un preámbulo porque puede que tu palabra no llegue a mí porque no la escuché bien o porque no la pronunciaste claramente o porque soy medio sordo o porque me hablaste en otro idioma o porque simplemente no entendí. Tu palabra tiene que llegar a mí para entendernos. ¡Cuántas cosas resolveríamos si esperáramos a que nos llegue bien la palabra!
Hace años estuve varios días en una comunidad de la comarca y me alojé en casa de una persona muy amable y muy inteligente (hoy ya es abuelo). Conversamos mucho, me enseñó mucho de su idioma y su cultura y, cuando me iba, me dijo: “Ma tigwe, ti magwe”. Yo traduje literalmente: “tú mío, yo tuyo”, y le pregunté qué quería decir. Me contestó: “Eres como mi hermano”. La relación de hermandad va más allá de lo legal, de lo formal, incluso de lo étnico, es profunda, tiene que ver con la vida plena, no se da si no es solidaria. ¿Y si aplicáramos esto a nuestro país?
El autor es sociólogo y teólogo, experto en educación intercultural bilingüe,