Habilidoso en cambiar de color, según las circunstancias. Se esconde o llama la atención. Mueve cada ojo de forma independiente. Se han encontrado fósiles de él desde el Paleoceno. En las aguas profundas vive el bobbit, especie de gusano marino.
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Estruendosa frase de 2019: ‘En mi gobierno, no habrán (sic) intocables’. Quantum sí es ‘intocable, con su suma de intereses locales e internacionales. Primero se jura ante la Constitución, respetarla, no obstante parches y anacronismos.
Respetar la Constitución, porque ‘nadie está por encima de la ley’, pondera. No tenía otra opción, si se trata de atender ese juramento ante la Constitución. A menos que para él sea una colcha de la abuela. Gritó, lo recuerdo: ‘No mentir no engañar’, y sobran las evidencias de lo contrario.
Desde 2017, la Corte Suprema declaró, en un fallo, la inconstitucionalidad del contrato con la Quantum, y tutti mundi lo sabía, aunque solo se legalizó cuatro años después al publicarse en la Gaceta Oficial. La demanda era de 2004. Si hubiese atendido al juramento su única opción era el respeto a la Constitución, si la premisa es aquella de que “nadie está por encima de la ley´'.
La aprobación y sanción presidencial exprés fue antidemocrática de un contrato con muchas cláusulas que violentan la Constitución, en la palabra del maestro Carlos Bolívar Pedreschi y otros constitucionalistas y letrados. Una muestra: la participación accionaria en esa empresa transnacional de otros Estados (China, Singapur, Corea del Sur) está en contravía de la Carta Magna.
Desde todas las regiones, desde Chiriquí hasta Darién, pasando por Bocas del Toro y Los Santos, el rechazo a Cortizo y a su acción es mayoritaria. En las calles de la capital protestan obreros, profesores y otros profesionales. Y muchos jóvenes, que demandan respeto a la Constitución, la derogación del contratoide, por la soberanía y la democracia, así como por la suspensión de los proyectos de extracción minera. Protestan jóvenes locales residentes en Irlanda, Barcelona y Toronto.
Aquellos polvos han traído estos lodos: son intereses monstruosos (nuestro cobre representa el 38% de la acumulación mundial de Quantum más los accionistas y beneficiarios locales) y la negociación oficial de ese contrato de espaldas a la sociedad. Contrato que empeña las futuras generaciones con un enclave colonial en el Municipio de Donoso, que semeja a la Zona del Canal, amparada en el tratado con Estados Unidos Hay-Bunau Varilla, de 1903.
Ante el disgusto popular y la paralización nacional, urge una respuesta de los poderes del Estado, dentro del marco constitucional, democrático y legal, a lo interno y externo. Respuesta en el término de la ley, pero no sentarse sobre las reclamaciones ciudadanas. Que se prime el interés nacional y el clamor popular frente al de individuos o grupos de predadores, que actúan como hienas hambrientas y movidos por la codicia.
El gusano marino me lo muestra, en suculento artículo, Rosendo Rivera, abogado. Se camufla, se entierra en las profundidades del lecho marino. Se le estima inofensivo, buena gente, no tiene cerebro, pero salta y clava en su presa la poderosa mandíbula. Solo el bobbit vive para comer y cazar. ¿A quién le cae la analogía?
El autor es docente, periodista y filólogo