Casi dos horas junto a Ricky: el sinfónico que Panamá no olvidará

Casi dos horas junto a Ricky: el sinfónico que Panamá no olvidará
Ricky Martin, el cantante, compositor, actor y escritor puertorriqueño, se vio a gusto, como en casa, durante su concierto en Panamá.


Aquellos fanáticos que llegaron temprano al Figali Convention Center el jueves 29 de agosto para el concierto sinfónico de Ricky Martin se llevaron una sorpresa.

Eran cerca de las 7:00 p.m. y los que ya estaban en la fila antes de que se abrieran las puertas podían escuchar al boricua y a la Filarmónica Panameña ensayar.

No se permitía grabar hasta ese entonces, pero decenas de personas coreaban pedacitos de sus canciones y aplaudían desde la fila.

Se morían por escuchar “A veces bien y a veces mal”, decían algunos. Les traía recuerdos de sus relaciones. Otros querían escuchar “Asignatura Pendiente” porque la infancia venía de vuelta.

Las baladas eran de las más pedidas, aunque la fanaticada también esperaba sus éxitos más movidos como “La Mordidita”. El cuerpo les pedía baile.

“Yo admiro a ese hombre desde Menudo”, nos contó una fan.

Faltaban cinco minutos para las 10:00 p.m. cuando los músicos de la Filarmónica de Panamá y algunos traídos por el cantante subieron al escenario. Los gritos se oyeron casi de inmediato.

A las 10:08 p.m. salió Ricky Martin, vestido con una bufanda, camisa y pantalón negro, al son de “Pégate”.

“Yo no sé ustedes, yo vengo a pasarla bien”, dijo Ricky Martin en su primera interacción con la fanaticada panameña.

“Yo vengo a contar mi historia con la música. Ustedes son importantísimos en esta historia. Ustedes me han ayudado a escribirla”.

“Esta noche estoy rodeado de un increíble grupo de músicos que dejan su alma. Talento panameño que está conmigo en el escenario. Así que vamos a cantar, vamos a bailar, vamos a cortarnos un poco las venas. Pero sobre todo, vamos a sentir”.

Ni Ricky ni la filarmónica decepcionaron. Se compenetraron como si hubiesen tocado juntos por décadas, tanto en las movidas como en las baladas. Ricky y la filarmónica eran uno.

Casi dos horas junto a Ricky: el sinfónico que Panamá no olvidará
Orquesta Filarmónica de Panamá agrupa músicos, de alto nivel en Panamá.

Había una complicidad increíble y pocas veces vista. Ricky asentía con la cabeza y cerraba los ojos cuando escuchaba la armonía de los músicos, mientras que las violinistas tocaban las cuerdas en medio del éxtasis que provoca estar junto a alguien que admiras.

El público coreaba, gritaba. Cantaba a todo pulmón. Todos enamorados de lo que evoca este Ricky en la década de sus 50 años: un hombre maduro que sabe que es guapo y talentoso. No necesita exageraciones para demostrar su atractivo y su carisma.

Sin embargo, es brutalmente sensual y esa es una de sus ases bajo la manga. Quien lo vio y lo escuchó hace 20 años, y lo volvió a ver el jueves, sabe que no ha perdido el toque.

No hubo fallo. Conectó con la audiencia. Ha estado en Panamá muchas veces, justamente contando esa historia del amor y el desamor, la alegría y la tristeza. Navegó entre esos sentimientos, ofreciendo un espectáculo que, aunque lleno de energía, también tuvo momentos de introspección y nostalgia.

Cantó por una hora y 45 minutos, un recuento de sus inicios musicales hasta sus más recientes éxitos: “Bomba”, “Fuego de noche, nieve de día”, “Asignatura Pendiente”, “Vuelve”, “La Mordidita”, “Te extraño, te olvido, te amo”, entre otras.

Se despidió al ritmo de “Tu Recuerdo” después de advertir, a modo de broma, unas tres veces que la siguiente sería su última pieza.

En un gesto simbólico de apapachar a un público que lo acompañó por casi dos horas, Ricky se abrazó asimismo. “Panamá, muchas gracias por tu amor”. Prometió volver... Hoy, viernes, seguimos hablando de lo buena que fue la noche junto a Ricky.



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