El festival Centroamérica Cuenta (CAC), nacido en Managua en el 2013, es un miembro de honor dentro de esas otras inmensas iniciativas regionales que colaboran a que la creación literaria en idioma español se expanda por doquier. Su fuerza, constancia y crecimiento la pone al lado de las ferias del libro de Guadalajara, Bogotá y Buenos Aires y los Hay Festival.
Centroamérica Cuenta está preparada para soplar las velas del pastel al cumplir sus primeros diez años y los celebrará en las ciudades de Santo Domingo y Santiago (República Dominicana), del 16 al 21 de mayo de 2023.
¿Qué representa CAC para nuestras literaturas? Le pregunto al escritor Sergio Ramírez (Nicaragua), su padre indiscutible, responde: “Significa la posibilidad de ponernos al día en distintos aspectos que tienen que ver con la literatura, que siempre debe salir al mundo, como la nuestra, y no quedarse en los límites centroamericanos: intercambios con otros escritores, nuevas lecturas, la oportunidad esencial del diálogo crítico, y con todo eso las ventanas que también se abren hacia ediciones, traducciones, publicación en revistas y la oportunidad de que desde fuera se conozca la literatura centroamericana. Este es un viaje de ida y vuelta, un puente de dos vías”.
“El poder llegar a los 10 años ha sido una suma de esfuerzos, voluntades y oportunidades. Centroamérica Cuenta se ha convertido en un espacio vital de la literatura hispanoamericana. Aportamos a la discusión colectiva en torno a las diferentes literaturas. Cada literatura tiene sus matices y el desafío es que todos esos matices estén incorporados, sean leídos y escritos. En la medida que la pluralidad esté presente en la creación literaria vamos a poder estar más cercanos de los lectores, desde todos los formatos y desde todos los géneros literarios”, señala otro pilar indispensable de CAC, Claudia Neira, su directora.
Claudia Neira recuerda que el CAC es el resultado de una serie de retos. “Hoy es un festival robusto, pero al ser itinerante, a diferencia de aquellos que tienen una se defija, donde tienes un público que crece con cada edición, nosotros llegamos cada año a un país distinto, construimos cimientos y después nos vamos. Esto representa una preparación nueva con los públicos, los autores y el país. Los festivales itinerantes tienen que crear un punto de conexión con su público y eso se logra al tener una contraparte local que te enriquezca. Como no son iguales las sociedades, son distintas las programaciones que diseñamos. Hoy día tenemos dos ediciones presenciales, una en Centroamérica y el Caribe, y la otra en Madrid (España). Nos hemos dado cuenta de que la programación de una y otra a veces debe ser distinta en cuanto a temas, aunque tengas a los mismos autores. Otro desafío ha sido el económico, los costos de hacer el festival varían según el país de forma considerable”.
Retos cumplidos
En diez versiones ha pasado de todo. Tenían una sede única en su Nicaragua natal, pero luego se vieron obligados a convertirse en itinerantes por decisión dictatorial.
“Este ha sido un proyecto de comienzos modestos, pero de proyecciones muy ambiciosas. Y viendo hacia atrás, me encuentro con los retos cumplidos, de superar tantas dificultades para crecer y diversificarse. Enfrentamos la pandemia multiplicando nuestras presentaciones en línea. Hemos podido encontrar sedes alternativas tras vernos obligados a emigrar de Nicaragua: Costa Rica, Guatemala, República Dominicana, ojalá, Panamá”, comenta Sergio Ramírez.
Daniel Mordzinski, fotógrafo oficial del festival desde siempre, rinde homenaje a los que lo han hecho posible: “al escritor Ulises Juárez Polanco, el primer director de CAC, fallecido prematuramente en 2017; a Claudia Neira, que ha hecho crecer y florecer al festival, y a Sergio Ramírez, alma del festival. CAC ha conseguido poner a Centroamérica en el mapa de las carreteras literarias del mundo. Hoy, mientras nos preparamos para vivir una ilusionante experiencia en Santo Domingo, pienso en el doloroso e injusto destierro de miles y miles de nicaragüenses”.
Mordzinski forma parte del Consejo Consultivo del CAC. “En las ediciones en que he participado (no estuvo en Guatemala), he aprendido y disfrutado. Mi objetivo siempre es dejar un testimonio en imágenes y crear vínculos entre los invitados, puentes interoceánicos entre las diferentes generaciones de escritores y sus países. Centro América es un continente a veces asfixiado entre el Sur y el Norte y CAC, un punto de encuentro que ha llegado para amplificar su voz. Como fotógrafo, CAC me dio la posibilidad de conocer mágicas literaturas, de retratar y conocer nuevos escritores, nuevos rostros que necesito para comprender la dimensión real de ese gran atlas de la vida que es la literatura. Después, la alegría de encontrarme con amigos que quiero y admiro”.
La novelista Claudia Piñeiro (Argentina), que estuvo en la edición de Costa Rica y ahora irá a República Dominicana, opina que CAC “se sostiene en el tiempo a pesar de tantas dificultades, extra festival, por las que ha tenido que pasar. Salir de Nicaragua y buscar otras sedes los hizo crecer. Hay una enseñanza de que la adversidad no te limita, ni te hace bajar los brazos. Está en muchos de sus organizadores una situación delicada con respecto a la situación política de su país y varios de ellos están exiliados. Todo eso es una enseñanza sobre seguir adelante, de seguir pensando a favor de la literatura a pesar de las tormentas”.
Para Javier Rodríguez Marcos, periodista de El País de España y quien ha participado en la versión de Costa Rica, Guatemala y hace maletas para ir a República Dominicana, una de las bondades del festival es que le permite a la tierra de Lorca “comprobar que Centroamérica existe. Literariamente, quiero decir. La política de fin del siglo XX siempre estuvo muy presente en el imaginario del español medio, sobre todo en sus momentos más convulsos: desde la revolución sandinista -con todas sus etapas, incluido el delirio actual de Daniel Ortega-, a las guerras en Guatemala y El Salvador pasando por figuras como Omar Torrijos o Manuel Antonio Noriega. Las épocas de paz se siguieron menos, tal vez por eso Costa Rica es el país más desconocido. Literariamente se sabía poco fuera de las grandes figuras y eso lo está mitigando Centroamérica Cuenta”.
Rumbo al Caribe
El poeta dominicano Frank Báez está ansioso de ser uno de los anfitriones de Centroamérica Cuenta en Santo Domingo y Santiago. “CAC es una buena oportunidad para unir la región y para que los escritores se lean y se conozcan. De igual modo, que puedan interactuar con autores europeos y latinoamericanos. Que se celebren estos diez años en mi país es una forma de fortalecer la región. CAC es el festival literario y de pensamiento referente. Me gusta que se mueva por todo el mundo presentando las obras de los centroamericanos y caribeños”.
Estarán en República Dominicana 70 autores provenientes de 20 países. Entre los 26 diálogos sobre temas esenciales sobre y para América Latina contemplados en el programa destacan: “Entre la realidad y los sueños: Mircea Cärtärescu conversa con Antonio Sáez Delgado”; “El impulso de escribir” donde participarán Gioconda Belli (Nicaragua), Juan Gabriel Vásquez (Colombia), Joumana Haddad (Líbano), Claudia Piñeiro (Argentina) y Daniel Centeno Maldonado (Venezuela); “El viaje de las palabras”; a cargo de Rosa Montero (España), Sergio Ramírez (Nicaragua), Benito Taibo (México) y Berna González Harbour (España); “Cuerpo y literatura” con Luis García Montero (España), Orlando Mondragón (México), Rosa Montero (España), Jochy Herrera (República Dominicana) y Daniel Domínguez Z. (Panamá) o “Versos que cuentan”, un recital de poesía en el que participarán 20 bardos.
A esto agregar cuatro talleres formativos, así como la presentación de los libros Crónicas contra el cinismo en América Latina, coordinado por Javier Lafuente y Eliézer Budasoff; Pasar inadvertido, de Benito Taibo; Hotel Chile, de Daniel Mordzinski, y Un año y tres meses, de Luis García Montero.
El porvenir
El secreto a voces del éxito de CAC lo resume Javier Rodríguez Marcos: “Una mezcla muy difícil de conseguir entre cercanía y profesionalidad. Y que no se estanca. Buena muestra es Cuenta Centroamérica, el capítulo de crónicas sobre las ciudades que son sede del festival”.
“Los planes es ampliar la sección de los niños. Otro sueño es tener la suficiente cantidad de crónicas sobre ciudades para publicar un libro. También llegaremos este año a otras partes de Europa de la mano del Instituto Cervantes”, adelanta Claudia Neira.
El mañana tiene olor a esperanza para Sergio Ramírez. “Hemos podido establecer un festival paralelo en Madrid, tener presencia en la Feria de Guadalajara, pronto en el Festival de la Palma, en Canarias. Pronto estaremos en la Feria del Libro de Buenos Aires, siempre llevando a una buena representación de escritores centroamericanos. Son retos, y disfrutamos enfrentándolos. Centroamérica Cuenta es ahora un festival de nivel internacional con un gran prestigio. Y siempre seguimos ampliando nuestras metas”.