El contexto y la historia suelen ser una fuerte influencia en la obra de un artista. Ya lo han demostrado pintores como Francisco de Goya (1746 - 1828) en su pintura El 3 de mayo en Madrid (1814) o el francés Eugène Delacroix (1798-1863) en su cuadro La Libertad guiando al pueblo.
Un ejemplo más cercano, es el del pintor colombiano Fernando Botero (1932- 2003,) quien no escapó de las realidades de su país, y plasmó parte de la historia de Colombia, y por qué no, también de Latinoamérica, en sus pinturas, dibujos y esculturas.
Botero, fallecido este viernes 15 de septiembre a los 91 años de edad, si bien con su trabajo celebró la “colombianidad” (por ejemplo, Bailando en Colombia 1980, o Los bailarines 1987), otra parte de su obra refleja la no tan alegre historia que marcó su país. La violencia, los conflictos armados, el narcotráfico, fueron temas recurrentes en el trabajo de este artista nacido en Medellín.
El alcalde esta ciudad declaró ayer siete días de luto mientras que el mandatario colombiano, Gustavo Petro, lo describió como “el pintor de nuestras tradiciones y defectos, el pintor de nuestras virtudes. El pintor de nuestra violencia y de la paz”.
Con alrededor de 300 obras, en distintas disciplinas, a continuación enumeramos algunas de sus obras más sobresalientes en cuanto a mostrar la cara oscura del país que lo vio nacer:
‘Masacre de Mejor Esquina’ (1997)
Una obra que hace una representación de la violencia paramilitar colombiana, inspirada en el incidente del corregimiento de Mejor Esquina, Córdoba. Ese día murieron asesinadas alrededor de 30 personas cuando hombres armados abrieron fuego a un grupo de jornaleros que se encontraban en una tienda.
‘La muerte de Pablo Escobar’ (1999 - 2006)
Botero pintó el fallecimiento del narcotraficante colombiano Pablo Escobar (1949 - 1993) en dos ocasiones. La primera en La muerte de Pablo Escobar (1999) y una segunda vez con Pablo Escobar muerto (2006).
En ambas obras, el pintor retrata un momento crucial en la historia colombiana cuando el narcotraficante fue abatido a tiros en la ciudad de Medellín. La pintura de Botero captura la complejidad de este episodio en la historia colombiana, que marcó el final de una era de violencia y narcotráfico en el país.

Guerrilla de Eliseo Velásquez (1988)
Esta pintura en la que se observan seis hombres, aparentemente campesinos, es un simbolismo de la guerra, el desplazamiento forzado y la violencia que enfrenta la población colombiana todavía en algunas partes del país.
Luego del asesinato del político Jorge Eliécer Gaitán (El caudillo del pueblo), el 9 de abril de 1948, en Colombia comienza una oleada de violencia y revueltas por parte de campesinos, entre los que se encontraba Eliseo Velásquez.
‘La Muerte de Luis Carlos Galán’ (1989)
Como su nombre lo indica, esta obra retrata el asesinato de carismático político colombiano Luis Carlos Galán, asesinado en 1989. La pintura rinde homenaje a la figura de este líder colombiano.
‘El desfile’ (2000)
Una imagen casi dantesca donde una serie interminable de ataúdes son llevados por sus dolientes, muestran una vez más los estragos de la violencia en Colombia o bien en Latinoamérica. Si bien la pintura retrata un cortejo fúnebre multitudinario, a simple vista parece más bien un río de muertos, de espanto y dolor que fluye hacia el cementerio.
La familia presidencial (1957)
Una clara sátira a las familias estereotipadas latinoamericanas de clase alta. En esta pintura el artista combina todas las características de sus mejores obras y le sirve como una crítica de la sociedad civil y la autoridad estatal.


