Convivencia de lenguas en Panamá

Convivencia de lenguas  en Panamá
La apertura, funcionamiento, mantenimiento y ampliación del Canal ha sido el marco institucional de una fecunda diversidad de relaciones con culturas foráneas más o menos próximas a la de raíz hispánica propia de Panamá.


La lengua es vida y, como tal, es agonía, lucha a ultranza de fuerzas contrapuestas muy poderosas. Pero la lengua también es vehículo de relación social, instrumento de comunicación, aproximación y alejamiento de personas y grupos humanos. Es asimismo un proyecto siempre inacabado de supervivencia, cambio y desaparición, es decir, una realidad colectiva de identidad que, casi imperceptiblemente para el ciudadano, está siendo y dejando de ser.

En esa lucha intervienen factores históricos, políticos, económicos, sociales, sicológicos y, entre ellos, destacan los sociales derivados de la coexistencia, cohabitación y convivencia de varias lenguas distintas en un mismo territorio político del Estado nacional.

Tras la multisecular etapa de la colonización española, el territorio panameño funcionó como una vía de comunicación terrestre y acuática para el tránsito de personas y mercancías hacia los cuatro puntos cardinales de América y el resto del mundo. La construcción del ferrocarril en 1850, las obras del fracasado canal francés y las definitivas del canal de los Estados Unidos, atrajeron mano de obra de países del entorno caribeño, así como del resto de Norteamérica, Centroamérica y Sudamérica, Europa y Asia.

La apertura, funcionamiento, mantenimiento y ampliación del Canal ha sido el marco institucional de una fecunda diversidad de relaciones con culturas foráneas más o menos próximas a la de raíz hispánica propia de Panamá. Las culturas de Estados Unidos, la Unión Europea, el Reino Unido, la Commonwealth, países islámicos, China, Japón, se han proyectado efectivamente sobre la panameña, lo que ha facilitado la introducción y arraigo de determinados hábitos sociales en la vida individual y colectiva.

Un ejemplo paradigmático del fenómeno de inculturación apuntado se refiere a la influencia del idioma inglés en la vida nacional panameña, por causa de la acción política y económica de Estados Unidos de América desde mediados del siglo XIX.

Por otra parte, en Panamá conviven diversos grupos étnicos, coprotagonistas de la inculturación de la nación panameña que han influenciado el idioma español de Panamá, con especial alcance en algunos deportes, la gastronomía, las enseñanzas de ciencias y prácticas técnicas, las profesiones liberales.

La expresión “crisol de (razas) culturas”, acuñada con referencia a Panamá, sirve para categorizar el fenómeno político-cultural consistente en que una determinada comunidad heterogénea y poco o nada estructurada pone en marcha un proceso de transición gradual hacia una comunidad homogénea integrada por sujetos/ grupos cohesionados en una unidad política y social común. Desde una perspectiva conceptual, rechazada la expresión “crisol de razas” por sus connotaciones discriminatorias, parece que la expresión “mosaico cultural” es la que mejor ayuda a definir la interacción recíproca de varios idiomas extranjeros que coexisten con el idioma español; también sirve para explicar los efectos de dicha interacción hasta el tiempo presente y las perspectivas de evolución futura del idioma nacional. Se trata de un “mosaico” compuesto por teselas que representan la dinámica de acción, reacción y eficacia de las lenguas foráneas entre sí y respecto a la lengua española de Panamá.

La inmigración durante los últimos 170 años ha dado una forma más definida y definitiva a Panamá.

Así las cosas, se ha producido un efecto adicional de la inculturación lingüística: ha aumentado el número y dinamismo de minorías étnicas activas, visibles e identificables en la sociedad panameña, dibujándose así un “mosaico cultural” lingüístico de gran variedad, complejidad y riqueza.

Panamá tiene el español como su principal idioma, una lengua universal utilizada por más de 500 millones de personas. El idioma español panameño es una riqueza, producto de las aportaciones multiculturales y constituye una base sólida para afrontar los retos políticos y económicos de un mundo globalizado. Es indispensable que se promueva por las autoridades del gobierno nacional y por los estamentos docentes de todos los niveles el uso correcto de nuestro idioma común. Tener presente que solo los ciudadanos panameños que logren un dominio efectivo de la lengua española, segunda lengua más usada en el mundo, estarán bien posicionados para afrontar las nuevas y muy imperiosas exigencias de conocimiento y comunicación que impone este mundo cada vez más interdependiente.


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