Tigre en miniatura. Pequeño dios. Criatura de mala (o buena) suerte. Cómplice de brujas, amigo de almas solitarias. Del ratón, verdugo; acróbata extremo, consentido, holgazán e indiferente, el gato acompaña la vida de los seres humanos desde el neolítico y es parte desde entonces de sus historias cotidianas.
Este 20 de febrero se celebra el Día Internacional del Gato. Bueno, el primero del año. Porque, como en muchas de las cosas de este particular felino, nada es tan simple. Así como se cree que el gato tiene siete vidas (o nueve), también celebra su ‘día’ tres veces al año: en febrero, en agosto y en octubre.

Sobre gatos y gente
Según National Geographic, la historia común de gatos y humanos empezó hace unos 10,000 años en el creciente fértil y se han encontrado restos de gatos en el este de Europa que datan del 4.200 a 2.300 a.C. aunque su difusión masiva por ese continente se disparó mucho más tarde, con el ascenso del Imperio romano.
La especie que se difundió en el Viejo Mundo inicialmente habría sido el gato de Nubia (Felis silvestris lybica). Se cree que el surgimiento de los primeros asentamientos humanos permanentes atrajo a roedores, tras los cuales llegaron los gatos.
En Siria, Israel y Egipto se han hallado efigies con figuras de gatos confirmando esta relación.

La diosa egipcia Bastet es una figura felina representada a menudo como una esbelta mujer con cabeza de gato, considerada guardiana del hogar y protectora de los gatos.
En la Edad Media las creencias populares condenaron a los gatos al papel de representantes del mal y acompañantes de las brujas, de allí vienen muchas de las supersticiones asociadas a ellos.
“Una vez que se asoció al gato con Satanás, se le torturaba y mataba con regularidad, para alejar la mala suerte, como signo de devoción a Cristo, o como parte integrante de los rituales de ailuromancia (uso de gatos para predecir el futuro)”, reseña la World History Ecyclopedia.

Esta violencia contribuyó a la difusión de la peste bubónica, enfermedad transmitida a los humanos por las pulgas que infestaban a las ratas, que proliferaron sin control ante la escasez de gatos.
No sería sino hasta el siglo XVII que se empezaría a disipar esta aversión a los gatos y estos pasarían a formar parte de los hogares, como mascotas al igual que los perros.
Días y vidas
El 8 de agosto fue el primer Día Internacional del Gato, instituido por el Fondo Internacional para el Bienestar de los Animales (Ifaw). Se escogió esa fecha para crear conciencia sobre estas mascotas que, para muchos, son el principal animal de compañía del ser humano, según reseña el sitio alemán DW. Se eligió agosto por ser el mes de mayor actividad reproductiva de los felinos en el hemisferio norte.
El 20 de febrero también fue declarado como Día Internacional del Gato por el Ifaw más tarde, en 2009. Y se debe a un gato famoso: ‘Socks’, la mascota de Chelsea Clinton, la hija del expresidente estadounidense Bill Clinton, el cual se paseaba por la Casa Blanca en medio encuentros oficiales con absoluta indiferencia, lo que lo llevó a convertirse en una celebridad, con su propia página web y miles de seguidores. Su muerte, tras ser sacrificado por un cáncer incurable, conmocionó al público. La fecha de su fallecimiento pasó a ser otro día internacional de su especie.
Por último, los estadounidenses tienen su Día Nacional del Gato, declarado en 2014 gracias a Collen Paige, una especialista en el cuidado de mascotas. En años recientes esta celebración traspasó fronteras, uniéndose a la lista de días internacionales del gato.

Su increíble capacidad de escapar del peligro y realizar acrobacias que desafían las leyes de la física han alimentado la leyenda de que los gatos tienen “siete (o nueve) vidas”. Esto lo estudiaron, entre otros, los físicos James Clerk Maxwell y Etienne-Jules Marey. La flexibilidad única de sus vértebras y la ausencia de clavículas les permite la hazaña de dar la vuelta en el aire cuando caen y soportar más o menos intactos caídas de hasta siete pisos de altura.
Lo de las siete vidas tiene que ver con las creencias de nuestras culturas hispanoamericanas, que dan al número siete un significado místico: siete pecados capitales, siete arcángeles, siete días de la semana, etc. Mientras que en la cultura anglosajona el número nueve cumple una función similar: “Un gato tiene nueve vidas. Durante tres juega, durante tres se extravía y durante las últimas tres se queda”, reza un conocido proverbio inglés.


