Quizás mal acostumbrada a su constante “vivieron felices para siempre”, Disney no imaginó que durante sus festejos de centenario su panorama estaría lleno de bajas. No es un secreto que varias de sus recientes producciones han representado un fracaso tanto en ganancias como en aceptación por parte del público.
Por mencionar ejemplos de este año 2023, está la reciente película Indiana Jones and the Dial of Destiny cuyo presupuesto fue de 300 millones de dólares y hasta la fecha ha logrado recaudar unos 382 millones de dólares. O Ant-Man and the Wasp: Quantumania (2023), que si bien su costo de producción fue de unos 200 millones y recaudó unos 463 millones, esto no incluye la ganancia de los cines, la promoción y postproducción.
Mientras que por su plataforma de streaming Disney+, series como Secret Invasion (2023) o la película Peter Pan & Wendy, recibieron aprobación del 54% y un 48% por parte de la crítica y el público para la primera, mientras que la segunda obtuvo un 64% y un 11% de opiniones favorables respectivamente.
Esto sin contar la baja de unos 300 mil suscriptores, solo en Estados Unidos, durante el primer trimestre de este año en Disney+.
Según informa la agencia Bloomberg, las acciones de Disney han perdido unos 219 millones de dólares de valor de mercado desde que alcanzaron un máximo de 367 millones de dólares en 2021. “Su precio es 17 veces inferior a la media de los beneficios previstos para los próximos 12 meses”, anuncia el artículo.
Sobre quién tiene la culpa de esta caída, que lleva años en proceso, algunos culpan a Bob Chapek, quien fungió como CEO de Disney del 2020 a 2022 y cuyo mandato estuvo lleno de críticas y pérdidas. Tanto fue así, que decidieron traer al antiguo CEO, Bob Iger, para que retomara el timón mientras se encuentra un reemplazo que pueda sacar el barco a flote. Algo que con los números presentados arriba, tampoco da muestras de haber dado los resultados esperados.
Por su parte, Trey Parker y Matt Stone, creadores de la serie animada para adultos South Park, parecen tener claro quién es la culpable, o por lo menos el chivo expiatorio: la productora Kathleen Kennedy, presidenta de Lucas Films y encargada de la última trilogía de Star Wars.
Y es que en su reciente especial titulado Joing the Pandeverse, Kennedy es presentada como la gran villana que quiere reemplazar a todas las personas favoritas de Erick Cartman por “mujeres diversas que se quejan del patriarcado”. Una obvia alusión a los constantes cambios de sexo y razas que se han convertido en una constante en las producciones de Disney.
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— South Park (@SouthPark) October 30, 2023
Un claro ejemplo a recordar es el caso de La Sirenita, cuyo papel principal fue dado a la actriz afroamericana Halle Bailey, mientras que la versión original de Ariel es de una chica blanca y pelirroja. O en la película Black Panther: Wakanda Forever, donde luego de la muerte del actor Chadwick Boseman (1976 - 2020) el papel de Pantera Negra lo interpretó la actriz Letitia Wright (Shuri). O el al parecer fallido intento porque la batuta de Indiana Jones, interpretado por el actor Harrison Ford, cayera en manos de la actriz Phoebe Waller-Bridge. Solo por mencionar algunos casos.
Durante este especial de 48 minutos, South Park aprovecha para acusar a Disney de vagos, ya que para ellos el problema no radica tanto en la inclusión o cambio de género, sino en no querer crear historias nuevas para dar cabida a dicha inclusión, utilizando remakes y el cariño del público a personajes conocidos.
En la trama, Cartman es cambiado por una mujer adulta afrodescendiente, que lleva a Stan, Kyle y Kenny ante el director de la escuela, acusándolos de “no tratarla justamente”, a lo que el grupo de amigos, que siempre han sido cuatro niños blancos desde el inicio de la serie en 1997, aluden que el hecho que de pronto Cartman sea una mujer negra, no tiene sentido. “No es que no nos guste (que una mujer diversa reemplace a Cartman)... pero, ¿no le parece extraño?”, pregunta Kyle sin entender como a los adultos no les importan los cambios en los personajes.
Además, de burlarse de que Disney acuse de racistas, xenófobos, misoginia o de homófobos, a quienes estén en contra de dichos cambios, ya que durante el especial la solución de Kennedy para los problemas de audiencias y ganancias que atraviesa Disney, es cambiar a los personajes masculinos por “mujeres que sean terriblemente gays”.
Aprovechan para mencionar el caso Miles Morales, una versión afrodescendiente de Spiderman, al cual nadie considera como inclusión forzada, ya que, en palabras de Kyle, se trata de “otra historia, con otra narrativa”, mientras que en el caso de Cartman (y de la mayoría de los personajes que cambian de género o raza), solo se trata de “el mismo Cartman, pero convertido en mujer”.
Sea este el verdadero problema o no, lo cierto es que Disney no está pasando por su mejor racha. Recientemente, anunciaron el retraso del estreno del remake de la película de Blancanieves, interpretado por la actriz estadounidense de ascendencia latina Rachel Zegler. Mientras que los personajes de South Park seguirán preocupados que “haya ejecutivos de Disney debajo de sus camas” que intenten reemplazarlos por personajes políticamente correctos.
