Caminar por la ciudad, descubrir sus secretos, entenderla, valorarla. Es el último domingo de abril y recorremos la avenida Central y sus alrededores junto a Daniel González, el gestor del tour urbano Panamá Moderna, un proyecto que nació en redes sociales pero luego saltó a las calles. El propósito es conocer parte de la historia de algunos de los edificios más emblemáticos de la vía.
El ejercicio es simple, pero profundo: pararse frente a una construcción, escrutarla con la mirada, volver al pasado, imaginar vidas y sucesos, como en una película. El punto de encuentro es en la Plaza 5 de Mayo, en el corregimiento de Santa Ana, a pocos pasos de la peatonal.
La plaza 5 de mayo y el antiguo edificio del ferrocarril de Panamá
Parece que va a llover pero Daniel no altera los planes. Lo hace con la historia del monumento de mármol que distingue al sitio, fue construido en 1916 durante el gobierno de Belisario Porras como homenaje a seis bomberos que murieron calcinados en el incendio de El Polvorín (1914).
Luego miramos hacia la antigua estación del ferrocarril, edificio en eterna remodelación, que un día fue sede del Museo Antropológico Reina Torres de Araúz. Desde la plaza, la construcción luce imponente y sombría. Tiene rasgos de la antigua estación de trenes Pensilvania de Nueva York. Una malla anti escombros lo cubre por completo. De estilo neoclásico, fue diseñado por H. E. Bartlett, el arquitecto del ferrocarril de Panamá. Se construyó entre 1912 y 1913.
Por una de sus puertas entraban los negros; por la otra, los blancos.
El Hotel Internacional y el edificio diseñado por Holzer
Unos cuantos pasos y quedamos frente a dos edificios a la entrada de la peatonal. A vista rápida, parecen dos estructuras más de las muchas que componen ese trozo de pasaje urbano. De color beige, uno de ellos fue sede del famoso Hotel Internacional. Hoy funciona allí el Hotel República. Fue construido en la década de 1930 y es de estilo art déco.
El otro, donde hoy opera un casino, es de 1950 y tiene los parámetros de la arquitectura moderna, corriente que predominó entre 1930 y 1960, movimiento que se sustenta en lo funcional. Fue diseñado por Richard Holzer, al que Daniel describe como “el mejor arquitecto que ha tenido Panamá”. “Lo que hizo fue nivelar los edificios para que no se viese la diferencia”, dice. Actualmente es reconocido como uno de los primeros edificios importantes del movimiento moderno. Las ventanas, tipo Miami windows, tienen aleros que funcionan como coraza protectora del sol y la lluvia. Fue sede de la Compañía Internacional de Seguros.
Empezamos a recorrer la avenida Central, que poco a poco sale de su letargo dominguero. Los vendedores de frutas y verduras empiezan a acomodarse, las palomas revolotean libres y algunos almacenes empiezan a abrir sus puertas.
El viejo hotel Bolívar
Nos detenemos frente a un majestuoso inmueble que se toma una estratégica esquina de la vía. Tres pisos, ventanas con marcos de estilo morisco y balcones con verjas negras de diseño clásico. “Residencial 24 horas”, dice en un descolorido letrero. Allí funcionó el Hotel Bolívar. Se desconoce quién lo diseñó, y cuándo fue construido. Daniel calcula que pudo ser en 1910.
En el Nido de Águilas
Caminamos por una de las calles laterales de la avenida, sorteamos callejones donde hay cantinas, comercios ruinosos y más edificios moribundos. En un abrir y cerrar de ojos, estamos frente al emblemático Instituto Nacional. Una obra del italiano Genaro Ruggeri, el mismo arquitecto del Teatro Nacional. Se inauguró en 1911. “Cuando se hizo, decían que era el edificio más imponente de toda Centroamérica, por su belleza”, cuenta Daniel.
Dos esfinges de bronce, elaboradas por el escultor Gaetano Chiaremonte, también italiano, protegen la entrada. Una representa la sabiduría, otra la genialidad. “El cuerpo significa la fuerza, las alas la libertad y la cabeza la inteligencia”, narra.
“Mi padre se graduó en este colegio. Era tan, tan increíble que sus profesores eran los mismos que daban clase en la universidad. Angel Rubio fue profesor de él, daban francés con una profesora que vino de Francia”, comentó una mujer del grupo.
En Calle H
La caminata sigue. En calle H y la avenida Ancón, otra esquina con historia. El edificio Halphen, bautizado así en honor a su dueño Enrique Halphen. Construido en 1935, y diseñado por Jesús María Sosa y Luis Caselli, es otro ejemplo de la arquitectura moderna de Panamá. En la parte de abajo funcionaba un concesionario de autos, y en la parte de arriba, 12 apartamentos. “Tiene aleros, techos altos, amplios balcones. Hoy día no se construye así. Antes se pensaba en el clima. Se tenía en cuenta de dónde viene el viento, por dónde viene la lluvia. Por dónde sale y se oculta el sol”, explica Daniel. En la actualidad tiene un letrero que dice “Decoraciones Modernas”, una tienda de tapicería, textiles, alfombras y similares.
El edificio de la CSS
La amenaza de lluvia cesa, sale el sol y el calor lo abraza todo. Llegamos a la Calle 17 y nos detenemos frente al primer edificio de la Caja de Seguro Social (CSS). Un hombre que carga una caja de cervezas se introduce en la conversación del grupo y lanza una advertencia: “si caminan hacia la derecha los roban”. Nadie dice nada.
El edificio fue diseñado en 1942 por la compañía de arquitectos Galindo & CIA. Es , movimiento que utiliza formas geométricas, y privilegia materiales como el cromo, el cristal, la madera. Elegante, robusto, imponente, con muchas ventanas verticales, sus puertas de madera son originales. Daniel pide que observemos la herrería. “La herrería antes se diseñaba para los edificios, ahora no”, dice.
La esquina gloriosa
Los pies avanzan y se detienen frente a un fotogénico edificio en ruinas. Arropa otra esquina estratégica de la Calle 17. En el centro del inmueble sobresale un balcón con cinco arcos. Tiene ornamentales, un patio abierto, muchas ventanas y una pequeña torre que busca el cielo. En sus años dorados, en la parte de abajo, había una estación de gasolina, mientras que arriba estaban las viviendas. “Era un poco raro”, dice el guía. “No vean, la desidia, el abandono, vean el alma del edificio. La intención del arquitecto”, añade. No hay certeza de quién lo diseñó, ni en qué año, pero Daniel presume que pudo ser el peruano Leonardo Villanueva Meyer.
En el antiguo Sears
Regresamos a La Central y nos paramos frente al edificio Galerías Central, otra obra de Richard Holzer. Fue uno de los últimos que se edificó en la zona. Tal vez en 1966 o 1967. Es de estilo moderno, y está revestido por quiebrasoles de aluminio anodizado, para evitar el óxido. Durante muchos años albergó el almacén Sears, hoy es punto de referencia a raíz de que allí está el almacén Vendelas. Un enorme letrero verde se encarga de anunciarlo. Entramos y lo primero que observamos es que el piso refleja el mismo patrón del techo. “Aquí había arte, había diseño”, dice Daniel. Caminamos hacia el patio y nos recibe una pequeña plaza donde existió una fuente.
El edificio del Banco Nacional
Próxima parada: el edificio del Banco Nacional. , se construyó en 1938. Es obra de los arquitectos Gustavo Shay y James Wright. Su fachada curvilínea emula a un crucero que navega en altamar.
El edificio Kodak
Cerca de allí está el del Banco General, también diseñado por los mismos arquitectos. Se edificó en 1946, y su estilo es streamline style, una rama del que se caracterizaba por las curvas y las líneas. “Este edificio podría estar feliz en South Beach en Miami”, dice Daniel. Es conocido como el edificio de la Kodak. Según el guía, por el tipo de negocio que era (rollos de películas, cámaras) fue uno de los primeros en tener aire acondicionado en Panamá.
La compañía eléctrica panameña Fuerza y Luz
Avanzamos hacia el edificio de la antigua compañía eléctrica panameña Fuerza y Luz. De arquitectura moderna, se construyó en 1933 y perteneció a la Panama American, que prestó los servicios de energía eléctrica desde 1903. Tiene tres murales que documentan la llegada de Vasco Núñez de Balboa al istmo, la construcción del Canal de Panamá y, por último, los barcos pasando por la vía interoceánica. El arquitecto de la obra fue Roland C. Buckley. Tenía un reloj en su puerta principal que se convirtió en punto de encuentro de la época.
La antigua Sociedad Española de Beneficencia
El turno de un edificio soberbio: el de la antigua Sociedad Española de Beneficencia en Panamá. Ubicado en la esquina de la calle H, se construyó en 1912. Tenía dos pisos, ocho balcones semicirculares de estilo español, y una terraza con columnas por donde la gente caminaba. Daniel lo califica como “maravilloso”. Allí, escribió el arquitecto Alonso Roy, se celebraron “grandes y solemnes momentos”. “Cuatro grandes columnas sobresalían del límite de la acera, sobre las cuales había una amplia terraza adornada con dos bellas lámparas, que le daban una distinción muy propia”, escribió Roy.
La Pollera
Pasamos frente al antiguo edificio del Corte Inglés, ubicado al lado de Telas El Contenedor, comercios que reflejan el auge comercial que un día tuvo la avenida. Y en una esquina, el icónico edificio La Pollera. Instalado entre La Central y Salsipuedes, fue diseñado por el peruano Leonardo Villanueva Meyer y su socio Víctor M. Tejeira. Se construyó en 1928. Es de estilo , y cuando se edificó robaba todas las miradas. Sus balcones, emulan el trabajo elaborado del traje típico panameño: la pollera. “Este señor (Villanueva Meyer) se hizo muy amigo de Belisario Porras y juntos hicieron muchas cosas importantes e interesantes aquí en Panamá a principio de siglo (...)”, cuenta Daniel.
El recorrido avanza. El parque de Santa Ana, el antiguo Bazar Francés, el Café Coca Cola. Historia, nostalgia, arte, pasado, presente y futuro.
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