Siguiendo en mi aventura, en la que gozo todos los días por mostrar el detrás de cámaras de toda nuestra industria creativa gastronómica, en esta ocasión llego hasta la comunidad indígena de Silico Creek, en la comarca Ngäbe-Buglé.
Todo el que haya llegado alguna vez en automóvil hasta el puerto de Changuinola, que es la puerta a cruzar hacia las hermosas islas de Bocas del Toro, ha pasado por esta comunidad, donde el significado de la colaboración toma un poder muy grande con su cooperativa de cacao Solaris.
Llegamos ahí con la misión de conectar y conocer la cooperativa de productores de cacao antes mencionada, para la versión de los premios gastronómicos El Buen Tenedor. Esta comunidad del pueblo originario Ngäbe cuenta con alrededor de 500 habitantes y, en nuestra visita, además de descubrir datos importantes sobre su cultura e historia, pudimos conocer sobre los cambios generacionales como es el de Allan González, un productor de cacao en esta zona.

Previamente, en nuestras investigaciones con conocedores y comerciantes de cacao, nos mencionaban que la más grande oportunidad que tenían los productores de cacao era el control inicial de cosecha en origen. El procesamiento técnico del cacao se inicia con la cosecha, fermentación, secado, añejamiento y almacenamiento. Aunque yo me tomé una sola línea para describirlo de manera fácil, el proceso requiere de años de aprendizaje y mucha ciencia; en nuestro documental que te invitamos a ver, tendrás la película completa.
Nuestro encuentro fue la misma semana que estuvimos visitando a otra productora bocatoreña Meivis Ortiz, a la que dedicamos nuestro espacio hace dos semanas.
Lea aquí: Las dos caras del cacao
A Silico Creek llegamos a la comunidad a las 7:00 a.m. y a orilla de la carretera, nos estaba esperando su junta directiva completa. El presidente Eligio Castillo, con pocas, pero muy apasionadas palabras, nos dio la bienvenida.
Durante esta visita, vimos la calidad de su trabajo, su potencial… de eso no nos quedó la menor duda.

Hicimos una producción de fotos que le presentamos en este articulo y un video documental que te invitamos a disfrutar.

Luego fueron invitados a recibir el reconocimiento en ciudad de Panamá frente a toda la comunidad gastronómica. Para varios de ellos, representó su primera vez en la capital. Nos despedimos y mantuvimos el contacto.
Sin embargo, luego de todo este momento de intercambio gastronómico, debieron enfrentar una dura realidad. Yo sin saberlo, también me tocaría.
El mismo joven Allan, que anteriormente me había llenado de entusiasmo con el orgullo por sus raíces, sus planes comunitarios de limpieza y un programa de radio para estar más informados, me escribe lo siguiente: “tenemos toda la producción lista y nadie a quien vendérsela” y luego “algunos que se comprometieron a comprar ahora no aparecen”. Una lamentable situación que trajo consigo la pérdida del valioso producto, lo que ocurre con innumerables productores que trabajan por medio año o los 365 días para brindar un producto de alta calidad que al final se pierde.

Este espacio busca darle tarima a este grupo de panameños que a gritos necesita la colaboración de otras personas que tengan una estructura o misión que complemente la suya. Buscamos ponerle cara a productores que como el caso de la cooperativa Solaris no cuentan con una estación de cosecha correcta para mantener y potenciar el sabor de su gran cacao. Requieren de ese compromiso, a largo plazo, para seguir logrando el mejor cacao de Panamá.
¡Salud por nuestros productores!