La temperatura brasileña: inflación disparada, desempleo y hambre. 50% y hasta 60% de electores indican que ese es el quid del sentir en estos días. Lo subraya Emerson Cervi, analista y profesor universitario de Curitiba.
Es una disputa gigante, con un padrón de 156 millones de electores y 28 mil candidatos a puestos de presidente, senadores, diputados federales, diputados regionales y gobernadores.
Además de los problemas financieros, están en el pareo, en ese orden, necesidades sociales, la salud, la educación y la corrupción. Con el pasar de los meses y el control de la covid-19, se ha desplazado a un tercer lugar la reivindicación de salud.
¿Y la corrupción? Solo a 1 de cada 10 electores le está preocupando. En 2018, bajo la consigna anticorrupción, obtuvo el poder el excapitán militar Jair Bolsonaro, quien aspira a ser reelegido, en una competencia de 10 candidatos, en la que es favorito Luiz Inacio Lula da Silva, presidente entre 2003 y 2011 y exlíder sindical.
La Presidencia se define en 2 vueltas electorales, fijadas para el 2 y el 30 de octubre. Los pronósticos desde hace 2 años señalan que Lula ganará el 2, aunque se prevé que no alcanzará el 50% más un voto para evitar el balotaje, en el que sería favorito. No se descarta el triunfo de Bolsonaro, en las riendas de un caballo que ha destinado en ayudas a población vulnerable, en periodo breve, 8 mil millones de dólares. Cervi remarca que debe considerarse en ese balotaje la importancia del poder de fuego del Gobierno.
La economía brasileña es la primera latinoamericana y la undécima a escala mundial. A distancia del gigante, en la región, ocupan el segundo y tercer lugar México y Argentina.
El manejo oficial del mercado de petróleo y energía han conllevado a que los precios se hayan disparado en 2 o 3 años hasta en el 70%. Una política de precios basada, no en la producción, sino en el cambio monetario del real respecto al dólar. Mientras en 2017/18 cada dólar representaba 3 reales, en el cambio, la proporción de hoy es de 1 dólar por 5 reales. Esa devaluación recae sobre los precios.
Esa política ha generado un desequilibrio en el desempeño de la economía, que ha derivado en la intensificación de las carencias sociales. Se calcula que 30 millones (de 212 millones de habitantes) no disponen a diario de los alimentos suficientes.
El manejo de la pandemia está presente en el debate preelectoral. Mientras Bolsonaro asumió una actitud negacionista en relación con la enfermedad, gobernadores y alcaldes se dedicaron a afrontarla y hoy se pronostica que una mayoría de ellos, en sus propósitos reeleccionistas, se verán beneficiados.
El presidente se mostró en contra de las vacunas anticovid y recomendó medicamentos sin validación científica, si bien en días previos a las elecciones ha expresado mea culpa sobre su comportamiento.
De los fallecidos por la covid-19, el 10% (700 mil) es de Brasil, que posee el 2% de la población mundial. Cada brasileño lleva el luto de un familiar, amigo o colega víctima de la enfermedad.
El rechazo de los dos principales contendientes es alto. El de Bolsonaro (extrema derecha) se cifra en el 50%, mientras que el de Lula (izquierda) en el 40%.
La preferencia de Lula oscila en el 45% y la de Bolsonaro en el 35%. El tercero en disputa, el exministro Ciro Gomes, de centroizquierda, obtiene una preferencia en torno del 10%.


