El guayacán se erige majestuoso en los paisajes del país, no solo como un tesoro de la biodiversidad, sino también como un símbolo arraigado a la historia y cultura de Panamá.
Conocido científicamente como Handroanthus guayacan, este árbol ha sido objeto de admiración gracias al despliegue de flores de color amarillo, morado y distintas tonalidades de rosado, anunciando la llegada de las lluvias.
Adrián Jiménez, botánico de la Dirección de Áreas Protegidas y Biodiversidad del Ministerio de Ambiente, explicó que las flores del guayacán atraen a polinizadores como abejas y colibríes, contribuyendo así a la biodiversidad local.
El especialista explicó que los árboles de guayacán suelen florecer de manera sincronizada justo después de la caída de las primeras lluvias, aproximadamente entre los meses de marzo y abril.
Aunque debido al cambio climático se ha notado que el espectáculo visual de estos árboles se ha retardado en algunas ocasiones a través de los años.
Hace unas semanas se empezaron a ver varios árboles florecer y así mismo tapizar el suelo tras la caída de los pétalos.

Desde tiempos ancestrales, las comunidades indígenas han utilizado la madera del guayacán para la construcción de viviendas, embarcaciones y herramientas, aprovechando su durabilidad y resistencia.
En el 2023 el árbol guayacán fue incluido en el apéndice II, una lista de Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES, por sus siglas en inglés).
De esa forma, esta especie es catalogada como amenazada a nivel nacional según la Resolución DM-0657-2016 de especies amenazadas en el país, ubicándola en el estatus de Vulnerable (VU).
Distribuido principalmente en los bosques cerca al Canal de Panamá, el parque Nacional Camino de Cruces y el parque Nacional Soberanía, el guayacán no solo es un tesoro natural de Panamá, sino también un símbolo de la conexión profunda entre la naturaleza, la historia y la cultura del país.
Como una forma de preservar este árbol, Jiménez invita a los panameños a adquirir un guayacán en cualquier vivero del país y así disfrutar de todos los beneficios que puede traer a la fauna local o su sombra cuando haya crecido lo suficiente. Sin contar, la majestuosidad de sus colores cuando florece.
Su preservación no solo garantiza la biodiversidad de los ecosistemas panameños, sino que también perpetúa su legado como un icono nacional que perdurará para las futuras generaciones.