A abrazar un peluche provoca cierto sentimiento de paz, alegría y ternura, sin importar la edad que tenga la persona que lo haga. Y aunque parezca una acción unilateral, detrás de muchos de estos juguetes hay manos trabajadoras que a la distancia, y bajo el anonimato, devuelven el abrazo con el corazón.
Un ejemplo de esto se encuentra en la zona de demostración de Hengkou, en la ciudad de Ankang, China, donde 112 empresas se dedican a la fabricación de estos juguetes y alrededor de 3 mil 378 personas trabajan para darle cuerpo y forma a los peluches, que cobrarán vida cuando lleguen a las manos de sus dueños.
El proceso de creación de cada juguete afelpado va desde la concepción de la idea –que puede venir previamente del cliente, entre los que destacan empresas internacionales como Walmart, Amazon y Disney–, o concebida desde cero por alguno de los diseñadores, quienes en ocasiones tienen más de 30 años de experiencia en este mercado; hasta llegar al proceso más manual, que es el ensamble.

Esta última tarea se realiza a mano. Las trabajadoras unen las piezas con hilo, aguja, retazos de tela, algodón y otros materiales. Lo hacen con soltura y concentración. Son minuciosas, porque saben que además del trabajo hay sueños involucrados en ambas partes, tanto para los futuros compradores como para ellas.
Según explican representantes de estas empresas, muchas de las mujeres que trabajan en las fábricas son madres a las que se les da la oportunidad de laborar entre tres o seis horas diarias, para regresar a sus casas y cuidar de sus hijos. Una medida que decidieron tomar para, como dicen ellos, solucionar la necesidad de la mano de obra y la realidad de que muchas mujeres no solo trabajan fuera del hogar, sino que son las responsables de cuidar a sus hijos.

Para trabajar en estas fábricas, se les pide como requerimiento mínimo que sepan reconocen caracteres chinos. Y sus salarios oscilan entre 3 mil y 4 mil yuanes al mes, unos 440 dólares o 580 dólares, a los que se le suman distintas bonificaciones por desempeño.
Datos suministrados por estas empresas señalan que hasta la fecha unas 378 personas salieron de la pobreza gracias programas de reubicación y su incorporación laboral en este mercado, que durante el año 2021 alcanzó un valor de producción de 720 millones de yuanes, alrededor de 105 millones de dólares.
Además, las empresas destacan que todos los puestos de trabajo cumplen con normas internacionales de derechos humanos, asegurando que los trabajadores tengan un trabajo digno.
Antes de abandonar las instalaciones y comenzar su camino hasta llegar a sus diferentes destinos alrededor del mundo, los 800 mil peluches producidos diariamente tienen revisiones físicas y químicas, en las que se busca asegurar su seguridad y calidad.
Para asegurarse que dichas pruebas tengan los resultados esperados, las empresas fabrican sus propios materiales, desde telas hasta objetos auxiliares como narices, ojos, etc., de los cuales producen entre 40 millones y 50 millones de piezas, y se inclinan por la protección ambiental y de las personas.
Por ejemplo, algunos productos que fabrican son telas nanoscópicas y antibacteriales, así como el llamado algodón bebé de tres dimensiones que, según explican, es más suave que el algodón normal. También destaca la utilización de fibras de botellas plásticas recicladas para producir hilos y otros materiales.

Así, la próxima vez que abrace un peluche de personajes como Super Mario, Peppa Pig, Kung Fu Panda o los entrañables Care Bears, sabrá que entre sus costuras está la dedicación y esfuerzo de miles de personas que se ganan la vida fabricando sueños.
