En plena expansión para atender a una población de más de 20 millones, el metro de El Cairo reclutó a las dos primeras conductoras de tren de Egipto.
Desde abril, los usuarios de la nueva línea de la red ferroviaria ven a mujeres en el control de la cabina.
Las mujeres egipcias disponen del derecho de voto y a ser elegidas desde 1956, pero una legislación y una cultura patriarcal han limitado severamente sus derechos.
El mismo metro de El Cairo ofrece vagones reservados para mujeres como un intento de aportar protección ante el acoso sexual.
Graduada en negocios y madre de dos hijos, Hind Omar se postuló rápidamente para el puesto de conductora, con ganas de ser pionera en un país donde solo un 14.3% de las mujeres disponen de trabajo formal, según datos de 2020.
“Tengo varios miles de vidas en mis manos cada día”, dice la mujer de 30 años, orgullosa con su chaqueta fluorescente de maquinista debajo de un pañuelo negro y blanco.
“Mis padres primero lo vieron raro, pero terminaron respaldándome”, explica Hind Omar.
“Mi marido era entusiasta desde el comienzo y siempre me ha animado”, añade.
Las conductoras tienen la ventaja de no tener que trabajar en turnos nocturnos, dice Omar.
La nueva empleada asegura que las pruebas fueron extenuantes, que los candidatos deben demostrar su “capacidad de atención” y “resistencia”. Los conductores deben permanecer “extremadamente atentos durante largas horas” durante una semana laboral de seis días, explica.
Solo dos mujeres fueron aceptadas dentro del programa administrado por la Autoridad Nacional de Túneles de Egipto.
La otra, Suzanne Mohamed, de 32 años, recuerda la primera vez que los pasajeros en el andén la vieron a los mandos. “Algunos pasajeros estaban asustados”, “dudaban de mis habilidades y decían que no se sentían seguros con una mujer en los controles”, expresó.
Inaugurado en 1987, el metro de El Cairo es el más antiguo del mundo árabe.