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Elegir uno u otro ¡Qué tiempos!

Metamdernismo. Supera el posmodernismo y el modernismo, pero no implica una ruptura radical con el pasado. Oscila entre el optimismo y la fe en la razón de la modernidad y la ironía y el escepticismo posmoderno. Meta, ese prefijo de origen griego, significa “más allá”. Sin renunciar al modernismo y posmodernismo, y, por lo tanto, recuperando lo ideológico, que ha estado en pausa o de bajo perfil. Un alivio, ya que en pagos, como el nuestro, esa ausencia ha puesto al frente el dinero, y solo él, en menoscabo de las ideas. El idiota abunda. La tuya. Mira a tu alrededor las propuestas de colectivos e individuos políticos. ¿Qué queda en el PP de la cristianodemocracia o en el PRD de la socialdemocracia? ¿No vas a responder?

¿O están en el juego aquel de ‘¿qué hay pa’ ella?’, en el decir pleno de Lau en el pleno de la Asamblea?

Vuelta de la ideología, que ennoblece al ser humano y no esa del ‘¿qué hay pa’ ella?’, que lo envilece, y de la fe en la ciencia, no con patrón inamovible. No se puede entrar dos veces en el mismo río. La evolución es continua. Se le atribuye a Heráclito de Efeso esa frase.

Ironía y mitificación en esa monumental novela, de guiño en esta época pandémica: El amor en los tiempos del cólera. Una vuelta al romanticismo y que fraguó inspiración en el encuentro de los progenitores del autor tan próximo a nosotros.

No se trata de una taxonomía, sino una forma de ver al mundo, y no una nueva etapa de la humanidad. Pero sí con sus características particulares, a caballo entre el modernismo y el posmodernismo o posmodernidad. Son periodos y tendencias definidos el barroco, romanticismo, el renacimiento, la ilustración. Todos esos discursos nos persiguen y viven en nosotros, en nuestros modos de ver y entender la vida y nuestros antecedentes.

Estamos en una época de cambios vertiginosos. Mucha dinámica en todos los órdenes. En la Grecia Antigua, se anticiparon en conceptos vigentes de la dama de la política. El de oclocracia se cruza y habita con esa corriente de metamodernismo. Miremos en nuestro ombligo y en derredor. Oclocracia, poder de la turba, en griego. Padecemos un proceso de degeneración de la democracia como sistema político, y está en peligro, con su populismo y sus clientelas. Donde te asomas, los ejemplos. El crimen organizado pasta a sus anchas. ¿Estas pensando en México? ¿Panamá está vacunada? Ajá. Y la tiranía se extiende y se renueva. Vuelve Somoza. ¿Te gusta la tiranía, neotiranía o tiranía en ciernes de Bukele?

Polibio, historiador griego, desarrolló su teoría de la oclocracia, una degeneración de la democracia, gobierno del pueblo, que legitima con su voluntad el poder estatal. La oclocracia es el poder de la muchedumbre, que no es sinónimo de multitud. Es una voluntad confusa, viciosa, irracional. Pon ejemplos locales. Masa; no pueblo, no ciudadano. ¿Piensas en el poder que encarnan los bolotas?

Metamodernismo es expresión de la evolución humana. Y oclocracia, de la involución. Pasean y se tropiezan mientras transitan por los caminos de la inteligencia artificial (IA), el autoengaño, el engaño, el bulo y la infodemia.

El autor es docente, periodista y filólogo.


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