Acuerdo secreto contra Colombia y nacimiento de una república en el concierto de naciones. Todos los cabos se amarraron, de modo caótico y en torno al Imperio gringo, para que surgiera la República de Panamá.
Son muchos factores en juego. Es una anécdota pesada aquella teoría de que en una persignada Estados Unidos inventó la república o que fue Wall Street el creador del nuevo Estado, que nació deforme, bajo el Tratado Hay-Bunnau Varilla.
Libro fundamental el del Dr. Mario José Molina Castillo, con información nueva y análisis de la extensa bibliografía existente.
No creo que el eminente historiador -alumno del mayor panameñólogo no panameño, la sevillana Carmen Mena García, pretenda agotar ni cerrar una materia que es posible que nunca consiga entenderse del todo y que generará polémica por su propia naturaleza y circunstancias.
En medio de los patrocinadores de una obra fundamental, de 560 páginas tamaño foja, con 300 imágenes, se encuentra un nombre crucial: Olga Salvat P. de Espinosa. También la Caja de Ahorros, el Club Kiwanis, Luis Antonio Ríos, Ernesto Cordovez, Juan Antonio Tejada Mora y Juan Cardona.
La portada de Conspiración y República en Panamá (la conjura de 3 y 5 de noviembre) es la pintura de Humberto Ivaldi Bautizo de la bandera. Edición bajo el cuidado de Editora Novo Art, S.A.
Mientras Mario reunía información por una década para su libro sobre el 3 de Noviembre, apareció Olga con el diario de Prescott. Un diario del que no se sabía su existencia y como diario personal, de por sí, tiene olor a verdad. Se escribe, en principio, para la propia conciencia.
Prescott era estadounidense e ingeniero en telégrafos y era, guardando proporciones, una especie de agente de Facebook, que sabía los pasos de cada persona en esa conjura, al estar al frente de la estación de telégrafos.
Su tránsito, por su personalidad, y también por su oficio, era variado: desde los oficiales del Consulado gringo, el líder Amador Guerrero y los jerarcas del Ferrocarril.
Gracias, doña Olga
“Esta es mi propia narración. Al grano y en el momento”. Empieza, para sí, ese reportaje Prescott, oro en polvo para un historiador consagrado, con doctorado en es disciplina, y que se acostumbró, desde adolescente, a empinarse y juguetear con el balón hasta levantarlo al cesto.
Ese martes 3 de noviembre, de hace 119 años, Prescott leyó telegramas que no eran muchos y, además, se desplazó por la cuidad (leer San Felipe, Santana y la Central, hoy 5 de Mayo).
A las 3:00 de la tarde, hora de Lola, presenció cuando entraron 50 varones a la vivienda de Amador Guerrero. Los desalentaron porque aún no era la hora cero. Relata que se trasladó por otra calle y se encontró con Ehrman. Ambos fueron al Consulado (entiéndase gringo; la Embajada estaba en Bogotá) y a las 5:00 p.m. Boyd les dijo que la separación estaba en marcha. En el Parque de Santana, había movimiento y los bomberos se estaban agrupando en los cuarteles.
Boyd les mostró seis revólveres que llevaba en un saco.
Otro Prescott, Herbert, confiesa su consigna: “The sancocho is going to beging”, frase que la edición destaca en su contraportada.
Le pregunto a Mario qué es diferente en este ensayo a otros expuestos sobre la materia de la separación/independencia de Panamá de Colombia.
Hay innovación bibliográfica y documentos no conocidos, como el diario de Prescott, responde.
En la antesala está el fracaso de la Compañía del Canal Francés, que estaba bajo la responsabilidad de Fernando de Lesseps. Los accionistas, como Bunnau Varilla, anhelaban que Estados Unidos se hiciera cargo de la construcción, como ocurrió, para rescatar sus inversiones.
El ensayo parte desde la firma del Tratado Mallarino- Bidlack, de 1846, y todo el esplendor y declives del Istmo de Panamá, en el que se estableció un statu mercantil transitista, en especial con la herencia de la Fiebre del Oro en Estados Unidos, la construcción del ferrocarril para el paso NY/Colón/Pacífico.
¿Cuál sería la situación del ferrocarril ante un nuevo tratado con Estados Unidos, que sustituyera al fracasado Herrán-Hay (Herrán, hispano, que algunos pronuncian como si fuera anglosajón)?
Un momento de impulso hegemonista estadounidense y una fuerza de la clase capitalista hebrea, que promueve el desarrollo logístico.
¿Y qué pasó con Bogotá? Hasta en la familia gobernante, Marroquín, hay disputas. Hay temor porque Colombia perderá soberanía.
En Estados Unidos había discrepancias sobre cuál sería la mejor ruta, si Panamá o Nicaragua.
