El jefe de Estado, la máxima figura del poder, garantiza que es justo el contrato con First Quantum, aunque lo firmará con la local Minera. Y que, además, ese contrato es soberano. Asegura que el contrato atiende a la economía, lo social, lo laboral y lo ambiental. Palabras mayores.
Si pones atención a la fanfarria oficial y de la Quantum, solo falta que Adán y Eva aterricen en este nuevo paraíso terrenal, con millones de especies de mangos y manzanos, que ahora sí viene la forestación y reforestación bellaca, y no olvidaran las serpientes, que este pago no están en peligro de extinción las humanas, que han repoblado el istmo. Gozan de prestigio y son buenas de voto.
Aunque la pareja no arribe por Darién, los xenófobos, con equis, ojo, querrán tratarlos como migrantes.
La Iglesia católica no compra esa fanfarria del paraíso por venir. La Conferencia Episcopal Panameña, la CEP, vislumbra “graves riesgos” causados por la minería a cielo abierto para la vida, el ambiente, la salud y la soberanía.
¿Se determinó que Panamá sea un país minero, con la contaminación inherente, y en perjuicio de sus fuentes de agua y su riqueza biológica? Esa riqueza, en proporción es una de las mayores de la bolita del mundo. Es un debate impulsable en la presente coyuntura electoral. La CEP reclama por la falta de consulta o consulta a medias en proyectos mineros, y demanda la paralización en la expedición de licencias hasta tanto se perfeccione la legislación existente.
En la minería -simbolizada en el juguete oficial del contrato con la empresa local de Quantum, canadiense y más, que mueve acciones en la Bolsa de Toronto, debe haber respeto por la Constitución y el compromiso internacional de Panamá por el ambiente, recuerda la Iglesia.
No pocos parroquianos, encopetados y no, son reduccionistas y antinaturales en sus posturas, que venga lo que sea, aunque los arrolle un meteorito, y dejan para después su visión patriótica, el devenir de las generaciones futuras, ni les importa con qué se tropezarán, si es que algo hallan, y un puñado apuesta por un tipo de economía dominante que mata, depredadora.
¿Pueden escarbarse en la bella, solidaria, pujante y primermundista Canadá esos hoyos que fabrica en Panamá First Quantum? ¿O solo plantilla para el tercero y cuarto mundo?
La CEP, Dios mío, pone el dedo en la llaga ante el presente y futuro electoral de “nefastas” prácticas clientelistas, corrupción, despilfarro, y condena de las campañas electorales el empleo ilegal e inmoral de fondos públicos y el excesivo uso de dineros.
Aguzar el olfato, tarea difícil, para no votar por corruptos conocidos o corruptos en ciernes o por conocer. Uno piensa que debe descartarlos, no obstante el elector no lleva un polígrafo para identificar si ese santito de hoy puede convertirse en el diablito de mañana en ese espacio de Calidonia que presiden los probos Simón (1783) y Justo (1817). Cómo abortar esa metamorfosis. Que un obispo me ayude a desentrañar mi incógnita.
El país latinoamericano con mayor crecimiento económico no encuentra el camino del desarrollo, y engrosa las comunidades empobrecidas, así lo recuerda la CEP. ¿Quién toma el timón hacia el desarrollo?
El autor es docente, periodista y filólogo